Capítulo 12

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Hago rebobinar el vídeo que se reproduce en la pantalla de la oficina. Vertappen y Hamilton salen emparejados de la última curva, pero el piloto de Red Bull ha reservado más energía que utiliza para ganar distancia en la recta. Apunto unos datos en la última gráfica que estoy redactando y cierro la carpeta.

Noto sus suaves labios en mi cuello y un escalofrío recorre mi cuerpo.

— Pensaba que íbamos a ver una peli — susurra contra mi piel, de una forma tan sensual que consigue acelerar mi pulsación. — llevas ahí sentada horas.

Cierro la ventana de la carrera y abro una nueva que me muestra los diseños de los planos para Australia.

— Tengo que terminar esto antes de que salgamos hacia Australia. — digo concentrada.

Oigo como Leclerc se aleja, pero instantes después vuelve con una silla y la coloca a mi lado para seguidamente sentarse.

— ¿Ésto es lo que enviaste por correo? —asiento — ¿No vamos a mantener el mismo diseño?

Los monoplazas no cambiaban mucho de una carrera a otra, pero había que adaptar de alguna forma el coche al circuito según las condiciones de este. Al final tenemos un presupuesto establecido para cada finde semana.

Antes de empezar la temporada estudié los cambios que habían realizado y cuánto presupuesto había invertido el equipo Ferrari en cada carrera la temporada pasada.
Había llevado a cabo un plan que gracias a la administración del Team habíamos podido realizar.

Tenía un presupuesto bastante equilibrado para la carrera del Domingo y la mejor idea era invertir gran parte en una forma de alerón un poco distinta a la habitual. Las zonas de DRS eran cruciales para la carrera pues no era tan sencillo adelantar en Australia, y estaba segura de que iban a funcionar a la perfección los nuevos alerones.

— No, lo sabrías si te preocuparas un poco más por el equipo — Charles se tensa, mi tono rudo le toma desprevenido pero no tarda en relajar los hombros de nuevo.

Me quita el ratón de la mano y empieza a bajar en la página, observando los planos detalladamente.

— Pero — se queda callado un instante y le miró de reojo, parece confuso — esto no vale Mara.

No puedo evitar reime.

— Soy ingeniera, creo que se mejor que tú que es lo que vale y lo que no — le arrebató el ratón y cierro las pestañas.

Me levanto y voy guardando los archivos en sus correspondientes carpetas.

— ¿Lo has enviado ya?

Asiento mientras el se tumba sobre la cama.

— Lo tendrán mañana, justo antes de que nos vayamos — algo blando me golpea desde atrás.

Me giro y su sonrisa es con lo primero que me encuentro.

Agarro la almohada que me había lanzado y me acerco rápidamente a él, dándole un golpe con esta.

Él me agarra las muñecas hasta tumbarme sobre él. Gira nuestros cuerpos acorralandome bajo su regazo.

— Tengo trabajo — suelto cuando sus labios están sobre mi cuello, provocándome escalofríos — Charles — suspiro en un intento de advertencia.

Sus manos me liberan pero aún así sería imposible escapar, pues su cuerpo entero está sobre mi. Esas mismas manos que me habían soltado estaban ahora acariciando mi abdomen.

— Llevas días poniendo la misma excusa.

Era cierto, había dicho una y otra vez lo mismo. No era mentira, tenía mucho trabajo, pero tampoco era completamente verdad.

Evermore // Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora