Cada dos findes de carrera había uno de descanso, y eso me venía de perlas para alejarme de Charles.
El lunes por la mañana, después de haberme pasado toda la noche llorando, había recogido mis cosas y me había ido directa al aeropuerto.
Estaba deseosa por llegar a mi casa y poder tumbarme en la cama durante días. El vuelo iba a ser largo asique lo aprovecho para descansar.
Podría haber vuelto en el Jet privado de Mercedes, como hacía siempre, pero ahora que ya no formaba parte de él no podía.
Cuando llego a Oxford son casi las dos de la tarde y para cuándo el taxi me deja en mi apartamento dan las tres.— Hola Alfred — saludo al hombre de mediana edad que está en el recibidor.
— Buenas tardes señorita Wolff — me regala una de sus simpáticas sonrisas — han llegado dos paquetes para usted mientras estaba fuera, son de la escudería — Alfred sabe donde trabajo, o trabajaba, llevo viviendo aquí tres años y he compartido con él muchos de nuestros triunfos.
— Genial, ¿Algo más?
Asiente y me da una pequeña tarjeta blanca.
En ella hay escrita un número y una frase que dice así:
Lo siento mucho, llámame.
Jack.Miro a Alfred cuando termino de leer la nota.
— No me mires así, el señor Cox insistió deliberadamente.
No puedo culparlo, se lo pesado que es mi ex cuando quiere algo.
Me despido de Alfred y arrastro la maleta hasta llegar a mi apartamento.
Todo está casi como lo deje, a excepción de las dos cajas que hay en una esquina del salón.
Me acerco a ellas y evidentemente el remitente es Mercedes - AMG Petronas.
Cuando abro la caja me encuentro con todas mis pertenencias, los adornos que tenía en mi oficina, la ropa personalizada e incluso las fotos que había marcadas.
Cojo una de esas imágenes y no puedo evitar sonreír, una yo adolescente sonríe junto a Lewis y Toto. Fue en el 2014 cuando Hamilton ganó su segundo campeonato. Recuerdo ese día como si fuese ayer.
Vuelvo a guardar la foto en la caja.
Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Mi yo adolescente estaba segura de que trabajaría en Mercedes, que podría llegar a suceder a mi padre en algún momento. Pensaba que jamás me iba a separar de Lewis, que estaría junto a él y mi padre en cada una de las carreras, pero ahora todo era distinto. Jamás hubiese pensado que acabaría en otra escudería, y menos en Ferrari junto a Charles.
Mi mente vuelve a Charles, a su mirada, a la sonrisa que deja salir de vez en cuando y consigue que le salgan unos pequeños hoyuelos irresistibles. Un escalofrío me recorre la columna al pensar en su toque sobre mí, a su respiración agitada en el coche y la forma en la que me miraba en la azotea.
Leclerc sabía perfectamente lo que hacía, sabía lo que conseguía cuando me tocaba y besaba de esa forma. Estaba jugando conmigo tal y como él quería, y yo estaba cayendo como una estúpida.
Aún no entendía su actitud, como podía pasar de ser tan cercano conmigo a gritarme y tratarme como si fuese la peor cosa que le había ocurrido.
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— Hola mamá — saludo al teléfono.
— ¡Mara! Por fin te has dignado a llamar a tu madre — usa su característico humor, pero sé que en el fondo la entristece — supongo que te ha llegado el mensaje de tu padre.
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Evermore // Charles Leclerc
Teen FictionFocos, público, carreras, así se había criado Mara Wolff. Toda su vida había sido sencilla y acomodada pero esconde un secreto que guarda para mantener la paz en la parrilla. Secreto que la lleva a hacer un pacto con el piloto más deseado, Charles L...