Capítulo 7

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Charles

Me desabrocho el mono rojo dejando ver la camiseta interior que  es de un blanco crudo. Salgo de mi sala privada y siento el ambiente de clasificación golpear en mi rostro. Mattia y mi ingeniero, Xavier están dando órdenes y todos van de un lado a otro ajetreados, pero no la veo a ella.

Miro hacia su asiento en la zona del equipo principal, donde se encuentran los ingenieros que llevan las principales estrategias y comunicaciones con radio, pero no hay rastro de ella.

Antes cuando la había visto acercarse al motor humeante de mi monoplaza había sentido una extraña presión en el pecho, pero la había apartado a un lado y había continuado con mis cosas.

Subo al segundo piso y abro una de las pequeñas salas de descanso.

Está ahí, su cuerpo reposa sobre un sofá de piel. Tiene los ojos cerrados y sus largas pestañas se aprecian mejor ahora. Hoy lleva el pelo en una coleta que parece haber sido hecha rápidamente, pero aún así continúa siendo excesivamente atractiva.

Abre los ojos y siento como me estudia rápidamente antes de hablar.

—¿Quieres algo?

Sin duda si quiero algo, pero no puedo tenerlo.

— No, solo venía a avisarte de que empieza la clasificación dentro de diez minutos.

Era una estúpida excusa para asegurarme de que iba a estar al otro lado de la radio.

Se encoge de hombros.

— No voy a ir.

— ¿Qué? — pregunto y me acerco al sofá para sentarme en el respaldo — ¿Por qué?

— No me apetece.

¿Qué no le apetece? Es la persona más aplicada y que más adora su trabajo que jamás he conocido. ¿Porque cojones lleva actuando raro desde que ha llegado?

— Ya bueno, a mí no me apetece leerme tus puntos informes de mierda, asique sal ahí y ponte a trabajar. — suelto y me arrepiento al instante de haber escogido un tono tan duro.

Ni siquiera sé porque me sale tratarla así, medir mis palabras e incluso arrepentirme de decirlas cuando van hacia ella.

Nunca me ha importado una mierda lo que los demás piensen de mí y menos de mi actitud, así es cómo he llegado hasta donde estoy siendo tan respetado por todos. Menos por Mara que siempre está dispuesta a rebatirme y contradecirse.

— Trabajo absolutamente todos los días para que tú — se reincorpora en el sofá, sentándose y acortando así el espacio entre nosotros — tengas el mejor coche, asique déjame en paz de una puñetera vez.

Noto su furia y algo dentro de mi vibra de nuevo, como había pasado ayer en el cuarto de baño antes de que la besara.

No sabía lo que estaba pasando últimamente, pero si de algo estaba seguro, era de que no había dejado de pensar en sus labios ni un segundo. La forma en la que se habían fundido con los míos y como mi cuerpo me pedía más era imposible de olvidar.

Tengo que pestañear varias veces para concentrarme en la realidad de nuevo.

— Gracias por arreglar el monoplaza. — bajo la mirada nada más termino de pronunciar la última palabra y salgo de la habitación rápidamente.

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Me acerco a Carlos cuando por fin puedo salir del coche aparcado frente al cartel dos, que indica que mañana saldré segundo justo por delante de mis principales rivales.

Evermore // Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora