SCP - 1471

El demonio más poderoso. Parte 2

- ¡Oye! ¿vendrás a cenar si o no?

{ - ¿En verdad Malice preparo la cena?}.
Ahora mismo no estoy interesado en sus platillos. Mejor iré con ella a discutir.
Entré a la cocina para ver qué, efectivamente, había preparando la cena. un delicioso aroma de spaghetti salía de la hoya.
Ella estaba sentada en la mesa, sosteniendo un vazo de agua, mientras miraba a el vacío.

- Y bueno, ¿Ya me creíste?, tu mami está bien, yo atendiendóte con todo mi afecto y aún así estás molesto conmigo?.

Me senté enfrente de ella para discutir. Sin duda alguna, ella era alguien sobrenatural, ahora que la tengo de frente viendo sus ojos y su cuerpo, me sigue pareciendo fascinante.

- ¿Que? ¿Seguirás ahí embobado o comerás algo?

- ¿Tu, puedes beber agua?

- Si... ¿Quieres mirar?

En eso ella acerco el vazo de agua a su hocico abriéndolo dejando ver sus afilados caninos y sacando una enorme lengua sumergirse en el agua, bebiéndola, exactamente como lo aria un perro.
(Definitivamente no es un sueño pero, aunque esto catalogaría más cómo pesadilla.)

- ¿Quieres volver a tener sexo conmigo? - Malice lo preguntó furiosamente.

- ¿Qué?... ¡No! No no, nada de eso,

- Entonces, deja te sirvo un plato de spaghetti.

Me puso un plato con una cantidad moderada de spaghetti, frente mío, con sus respectivos utensilios.

- ¿Albóndigas picantes o dulces? - Me preguntaba Malice mientras se acercaba a mi con otra pequeña hoya y ofreciendo el guiso que estaba en el.

- ¿Ah qué?... Ah ¡dulces!
{ - ¿También hizo albóndigas de distinto sazón a parte?}

Me coloco 3 esferas de carne en mi plato, organizo nuevamente las cacerolas de cocina de modo que estuviesen en orden y se volvió a sentar en frente mío. Se me quedó observando con sus grandes ojos blancos, brillantes y espectrales acompañada de lo que parecía ser su sonrisa.

- Bueno, ¿Qué esperas? ¡Pruébalo!.

Empecé a comer y lo que sentí en mi lengua fue increíble.
Dios mío. Esto que siento en la boca es otro nivel de cocina, la delicia que siento en mi paladar es muy difícil de describir, se siente como, como, si el propio alimento se esforzará para tragarse fasil, al mismo tiempo para que su sabor permaneciera en tus papilas, una pasta tan cremosa, dulce y al mismo tiempo picante por las albondigas que la acompañaban. "Una maravilla."

Terminé de comerlo todo, mientras Malice se me quedaba viendo con un rostro muy tierno, muy emocionada.

- ¿Te gustó?

- ¡Si estuvo muy bueno!

Un sonrisa definitiva se mostraba en Malice mientras podía escuchar lo rápido y fuerte que movía su cola.

- Bueno. Iré a dormir.

Hablé muy rápido.
De repente sentí como mi cuerpo se alteraba, elevándose mi temperatura, sintiéndome muy "excitado" y teniendo una "erección" muy potente. Volteé a ver a Malice, quién aún seguía bebiendo agua. Mi respiración aumento casi al punto de querer jadear.

- ¿QUÉ ME ESTA PASANDO?

- Debió ser la receta de las albondigas. Lamento no decirte los efectos secundarios de mi cocina. Pero creí que no te afectarían.

- ¿De qué diablos estás hablando? ¿Lo sabías y aun así me serviste 3 albóndigas?

- En verdad lo lamento. Te veías más resistente de lo que aparentas... Espera. ¿Nunca lo has hecho a voluntad con alguien más, a parte de mi?.

- Eso a ti no te importa... Y ¿Ahora qué, debo masturbarme como loco toda la noche para quitarme tu afrodisíaco?...

- Ah. ahh... Puesssssss. Si, supongo... - Malice lo decía, con una voz tan preocupada he inocente, lo cual la hacía ver muy tierna y vulnerable.

Me le quede viendo a Malice. Ahora ella tenía una expresión asustada y preocupada. Inevitablemente vi sus curvas femeninas, sus pechos y esa postura tan vulnerable que tenía,
Estaba provocándome aun más con esa figura antropomorfica. Estaba furioso con ella, y sabiendo que no era un peligro, decidí desquitarme con ella.

Me balancee así a ella tomándola de la cintura y de su cuello, tumbandola en la mesa.

- ¡Espera! ¿que me vas a hacer?

- ¿Tu qué crees? Debo de desahogarme, y te usaré a ti.

- ¿Ah?

Me desvesti rápidamente, para seguidamente penetrarla. Mi objetivo ahora es usarla como un pedaso de carne.
Aún la seguía sosteniendo de el cuello empujando mi pelis contra la suya, más y mas fuerte. Esto no me saciaba, la hice tomar una postura diferente, esta vez la tenía de espalda sujetándola de los brazos. Su cola erguida, demostraba la resistencia que ponía ante mi, podría jurar que ella gemía no solo de placer sino de dolor tambien.

Ya me empezaba a sentir fatigado, no tuve ni idea de qué hora era, pues había perdido la noción del tiempo. Usando una de mis manos, sin dejarla de sostenerla, empecé a manosear su cuerpo, dándome el último estímulo de excitación para acabar adentro de ella...

Jadeando tanto ella como yo.
La tome entre mis brazos para llevarla a el sofá, pues ella misma no podía mantenerse de pie, ella estando semi consiente, se le complicaba incluso mantener la vista fija. La recosté en el sofá.

- ¡Ahí está tu merecido!

Finalmente me fui a mi habitación para desplomarmé en mi "cama litera".

El muchacho de ojos dorados cayó débilmente en su mueble de reposo. Drenado por la experiencia, no le dio más que descansar solo, mientras ese "sucúbo" le extraía cada vez más poder.
Debo actuar rápido ya no nos queda tiempo, de seguir así el joven será nada más que un simple juguete y/o alimento para ¿Malice?...
¡Ese no es su verdadero nombre!

Afortunadamente, tengo cerca a la mujer que cuidó a mi muchacho, espero que el día de mañana no se genere tanto daño colateral y poder eliminar a ese demonio.

- ¡Emperador! ¡Ya está el ejército de 100, 000!

- ¡Estén a el tanto! no quiero que se haga ceniza está realidad. Y cuidaos de la fundación "SCP" Esos depravados creen tener el poder de todo.

- Si emperador. ¡Me retiro!.

- Esperad, soldado... ¿No queréis pasar una última noche como humano, a lado de vuestro lider. Nadie garantiza que mañana acavareis como un elite o un vestigio de nuestro recuerdo.

- ¿Enserio, emperador?

- Tu valor es notable, nadie que sea primigenio aceptará está misión a mi lado.

En la puerta, de la habitación, 412 hacia presencia una bella mujer de aspecto jovial, su nombre es Naomi, una de las empleadas de aquel lujoso y prestigioso hotel.

-"Toc, toc" ¿Se puede emperador?. - Mencionaba Naomi para avisar de su presencia ante los caballeros que se encontraban en la habitación.

- Ahí está la mejor mujer que os puede atender a mi y mi siervo. - El emperador señalaba a Naomi la cual, el emperador ya sabia quien era su hijastro. con un gesto amable, e invitando a su soldado a pasar un tiempo más de vivencia juntos. - Anda soladado, ordene la supuesta especialidad de este palacio.