Una serie de eventos comienzan a suceder, llenando de pánico y terror a los habitantes de la ciudad. Las voces de que un asesino serial anda suelto comienzan a difundirse.
Él está obsesionado con América, una joven universitaria, querrá volverla lo...
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Chillé de la risa cuando Ángelo sujetó a Darien por el cuello de la camisa.
-¿Qué pasó?
-Tranquilo. Sólo está un poco drogada -respondió.
-¿Quién lo hizo? -Darien miró a Owen.
-¡No podrás con mi novio! -gritó Claire sentándose en la cama -. Él tiene unos enormes tentáculos. Te matará en un santiamén.
Reíamos a carcajadas. Ya no podía más. Me dolía el abdomen de tanto reírme. Ángelo soltó a Darien y lo vi caminar hacia mí. Él me sostuvo por los brazos obligándome a verlo, tenía el ceño fruncido. Estaba enojado, se le notaba a leguas.
-¿Por qué la drogaste, Owen?
-Él está enamorado de América -dijo Darien.
-¡Ay, por favor! -vociferó moviendo sus manos -. Actúas como si América fuera una niña - rodó los ojos -. Ella ya está grandecita. Sabe lo que está bien y lo que no. No necesita una niñera -añadió con desdén.
Ángelo lo miró enardecido. Cegado de la rabia, dio pasos decididos hacia Owen, quien permaneció en su puesto fulminándolo con la mirada.
Había mucha tensión en el ambiente. Darien al notarlo, se puso en medio de ellos dos.
-Ya basta. -Puso una mano en el hombro de Ángelo -. Vinimos a pasarla bien, no a discutir y mucho menos a pelear.
-Dile a tu hermano que se largue de aquí. Esta es la habitación de América. Él no tiene derecho de estar aquí -dijo Owen sonriendo con arrogancia.
-¿Y tú si tienes derecho? -lo miró de forma inquisidora.
Decidí no darle importancia a su conversación. Cerré los ojos y me acomodé a medio lado. Aún sentía que todo me daba vueltas, pero no tanto como antes.
Abrí los ojos cuando sentí que una mano se envolvió alrededor de mi brazo. Fruncí el ceño al ver a Corbin. ¿Estaba vivo? Yo no entiendo. Se supone que él murió esa noche. Yo lo vi morir.
-Tú no estás vivo... -Me solté, ignorándolo. Fui hacia una esquina de la habitación. Me dejé caer y flexioné las piernas, rodeándola con mis brazos -. Aléjate.
-América, soy yo, Owen.
-Salgan de aquí.
Sacudí la cabeza varias veces mientras susurraba que se fuera. La muerte de Corbin era algo que no quería recordar y verlo hoy, había hecho que todos los sucesos llegaran a mi mente, pero así como llegaron, desaparecieron cuando esos ojos claros, sujetaron mi rostro. Él me miraba preocupado.
-No hay nadie aquí. Mira. -Miré la habitación, solo estaba él. Claire, Darien, Owen, y Corbin ya no estaban.
