Los ojos de Ángelo me miraban con enojo, pero la verdad no entendía su comportamiento. Se la había pasado toda la semana atormentándome la existencia y, hoy mostraba que yo le interesaba. Él me tenía confundida.
—Déjame tranquila. Tú no tienes derecho a exigirme nada. —Me solté de un solo tirón mirándolo con molestia —. Yo hablo con quien quiera y tú no puedes prohibirme absolutamente nada —puntualicé con desdén.
—América...
—América nada. ¡Ya me tienes harta! —vociferé dando un paso al frente —. Desde que nos conocimos no has hecho otra cosa más que amargarme la vida —lo acusé con el dedo índice —. Luego, la semana pasada estabas insoportable y hoy me quieres prohibir cosas. ¿Quién te crees que eres?
—Haz lo que te dé la gana.
—Siempre lo hago.
—¿Sucede algo? —preguntó Mich tomándome desprevenida.
—No, solo le preguntaba a Ángelo por los demás chicos —respondí forzando una sonrisa.
—Ahí vienen Braxton y Darien.
A lo lejos escuché a Jose llamar a mi hermano, pues ya era de noche y aún faltaba camino por recorrer, lo que todos volvimos a los vehículos para seguir con el recorrido.
Todo esto me tenía desconcertada. Los cambios de humor de Ángelo me daban dolor de cabeza. Me recosté en el espaldar del asiento y por el espejo retrovisor vi cuando Darien sacó una cámara de vídeo.
—¿Ya vas a empezar? —preguntó Braxton irritado.
—Vamos a comenzar con las preguntas —dijo grabando, enfocó la cámara hacia la pelirroja —. ¿Claire, cuáles son tus expectativas con este campamento?
—Solo espero pasarla bien —respondió emocionada —. La situación lo amerita, durante meses hemos estado estudiando.
Braxton sacó un cigarro, lo encendió y dio una calada, a continuación expulsó el humo. De inmediato reconocí el olor a marihuana. Ahora más que nunca estaba arrepentida de haber aceptado irme con ellos. No me gustaba estar aquí, rodeada de un grupo de personas donde a duras penas y sabía cómo se llamaban, ya que nunca había tenido la oportunidad de entablar una plática con ninguno de los presentes, bueno, a excepción de Ángelo.
Aburrida extraje el teléfono de mi morral y vi un mensaje de Becka, ella me pedía disculpas por no decirme lo de Mick. Le respondí y volví a guardar el teléfono. Quería llegar al campamento lo antes posible, así no tendría que aguantar a Ángelo ni a sus hermanos.
—¿Quieres un poco? —Darien me ofreció el cigarro.
—No, gracias, yo amo mis pulmones —dije, con indiferencia.
—Oh, vamos, solo será un poco —insistió inclinándose hacia adelante —. Si el problema es tu hermano créeme que no le diremos.
—Ya te dije que no —hablé de forma tajante.
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Acechada por el mal |COMPLETA|
Mistero / ThrillerUna serie de eventos comienzan a suceder, llenando de pánico y terror a los habitantes de la ciudad. Las voces de que un asesino serial anda suelto comienzan a difundirse. Él está obsesionado con América, una joven universitaria, querrá volverla lo...