2. El amor de Arnold

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-¡Helga! ¡Hola! - El chico con cabeza de balón corrió hacia ella.

- ¡Hola Arnoldo! ¿Qué pasa?

- Me preguntaba... si quieres ver una película conmigo... esta noche. ¿Quieres?- El chico estaba muy nervioso.

- ¿Solo nosotros? - Abrió los ojos con sorpresa.

- Sí... ya sabes... como una cita...

- ¿En verdad? ¿En serio?

- ¡Sí!. - El chico rubio vio como su amiga se echaba a reír a carcajadas.

- Oh estúpido cabeza de balón, ¿estás enfermo? Nunca tendré una cita contigo.

- ¿Qué? Pero pensé que nosotros...

- Ok... te lo explico, tal vez nos besamos en la selva... pero eso no significó nada.

- Pero tú dijiste...

- Sé lo que dije... y era una broma, una broma que solo un cabeza de balón puede creer.

-¡Helga! Sé honesta... Ambos sabemos lo que sentimos... Helga... vuelve... Sé lo que siento ahora...

¡Oye Arnold!, ¡Oye Arnold!,¡Oye Arnold!,

El preadolescente rubio abrió los ojos y respiró hondo.

- ¡Cielos! ¿Cuándo será el día en que me despierte sin una pesadilla?

El chico de ojos verdes se levantó de su cama y se fue a vestir, momento antes de que sus padres llamaran a la puerta, listos para disfrutar otra mañana con él.

- ¡Hola campeón! ¿Estás listo?- dijo Miles.

- Sí papá. ¡Buenos días!

- ¿Dormiste bien?

- ¡Sí mamá, todo está bien!

- No sé hijo, tu voz suena como algo que está mal.

- Sabes que puedes contarnos cualquier cosa, ¿verdad?

- No se preocupen... solo tengo hambre.

- Si ese es el problema... Tenemos la solución, cociné panqueques con la harina de avena de tu papá.

- Con unas chispas de chocolate sin azúcar y fresas.- Sonrió a su hijo y él también sonrió en respuesta.

- ¡Gracias! ¡Justo lo que necesitaba! ¡Vamos y desayunamos! - Cruzó la puerta y corrió a la cocina.

- ¿Le creíste?

- Claro que no Miles, pero si no quiere decírnoslo tendremos que... esperar.

- ¡Esto apesta! Quiero decir, pensé que después del campamento confiaría en nosotros.

- Cariño, lo acabamos de conocer, tienes que tener paciencia. A mí también me duele, pero es el precio de nuestra desaparición.

- Una desaparición que no buscábamos.

- Pero, aún así desaparecimos.

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— Sunset Arms- Comedor–

Arnold había entrado al comedor, los huéspedes acababan de terminar su desayuno y todos se despidieron de su chico favorito.

- ¡Que tengas un buen día en la escuela, Arnold!

- Gracias señor Hyunh, pero todavía estoy de vacaciones. Quedan 3 días.

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