31. Jaula de hielo

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Fue una mañana extraña en la mansión de los Lloyd. Rhonda abrió los ojos y vio que sus cortinas estaban cerradas y el desayuno no estaba en la mesa al lado de su cama.

- ¡Mildred! ¿Dónde está mi ropa y mi desayuno? - Dijo totalmente enojada, pero estaba sola en su habitación. - Mildred? ¿Dónde estás? - Se puso de pie y caminó mirando al suelo, pero solo podía escuchar algunos gritos. - ¿Qué es eso?

Casi abrió la elegante puerta frente a ella, pero Mildred salió de la habitación, casi estrellándose con ella.

- Oh señorita Llyod, tenga cuidado, el bebé está tratando de dormir.

- ¡No me importa, Mildred! Necesito mis cosas para ir a la escuela.

- ¡Búscalos tú misma! Es orden de tus padres.

- Pero... Pero... ¡Yo no sé cocinar!

Un segundo después, Rhonda se vio a sí misma en la escuela, todos pasando a su alrededor, pero la estaban empujando, sin mirarla.

- ¡Ey! ¡Cuidado, estos zapatos son nuevos!

De repente, Harold y Stinky pasaron corriendo con unos ramos de flores, y Nadine y cientos de niñas con cuadernos los siguieron.

- Nadine... ¿Qué está pasando?

- ¿Cómo es que no sabes? ¡Lila está aquí! Ella va a hablar sobre su organización en el baile de graduación.

- Pero... Ese era mi trabajo... ¡Vuelve! - Gritó con todas sus fuerzas, abriendo los ojos y dándose cuenta que en realidad estaba en su habitación.

- Solo fue una pesadilla... pero no más... ¡Soy Rhonda Wellington Lloyd! ¡No soy segunda mesa de nadie! - Se puso de pie, se revisó el cabello en el espejo y gritó: ¡Papi! ¡¡Te necesito!!

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– PS 118 - Patio -

- ¡Atención alumnos de 6to grado, atención! - Rhonda se acercó a una de las bancas, mientras Nadine sostenía unos sobres a su lado.- Soy Rhonda Llyod, ¡tengo una excelente noticia para todos sobre nuestro próximo baile!

Todos los alumnos continuaron jugando, hablando entre ellos o almorzando.

- Dije... ¡ATENCIÓN POR FAVOR!

Todos interrumpieron sus actividades y se reunieron alrededor de la chica popular.

- Mejor... Como decía, tengo excelentes noticias sobre nuestro próximo baile de primavera.

- Vaya, vaya, princesa... - - Helga se puso frente a ella. - ¿Qué baile de primavera? Como presidente no autoricé ningún baile.

- Sí Helga, cariño, lo sé. - Ella ignoró su enfado. - ¡Es una sorpresa! Mis padres y yo organizamos un viaje a Aspen, muy exclusivo... ¡como nuestro baile de primavera! ¿No es maravilloso?

Todos los estudiantes aplaudieron felices, mientras que la rubia escéptica comentó:

- ¿Cuánto nos costará eso?

- ¡Absolutamente nada, todo corre por mi cuenta! - Ella sonrió triunfante.

- ¿Y todos pueden ir esta vez? - preguntó Sid temeroso.

- ¡Claro! ¡Naturalmente! Si nuestra presidente está de acuerdo.

- Naturalmente, querida organizadora de eventos escolares. - Helga fingió condescendencia y todos celebraron.

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