4. Aquellos que no miramos- Parte II

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— Casa Hogar: Momentos Felices –

Todos los niños de la sala estaban en fila, sin ningún movimiento. Su pequeño líder caminaba frente a ellos.

- Chicos... Los últimos días han sido difíciles, esos tipos son rudos, tenemos que ser más inteligentes... así que... haremos el número 3-A.

Todos los pequeños quedaron muy sorprendidos.

- Pero Craig...

- Ahm. - Se aclaró la garganta.

- ¡Quiero decir, nuestro jefe supremo, la maniobra 3-A es demasiado! Y es solo para emergencias.

- Y esto es una verdadera emergencia... si les dejamos tomar el control, perderemos todo lo que habíamos hecho antes.

- Helga, mira. Se están organizando... Esto podría ser peligroso para nosotros. - El gordo miró desde la puerta la conversación en la sala de juegos.

- ¡Maldición niño rosa! Tienes que ser fuerte, recuerda quién eres.

- ¿Un estudiante indefenso?

- ¡No idiota! Eres mayor y se supone que más inteligente. Bueno... olvida la última parte. Tienes más experiencia que ellos, recuerdas que gobernaste la escuela desde 1° grado, ¿te acuerdas?

- Sí... yo era el rey...

- Ahora necesitamos a ese rey... así que, ¿qué harás?

- ¡Ser un rey fuerte! - Fingió músculos con sus brazos.

- ¡Sí! ¡Así que ve por ellos rey!

Harold lanzó un grito de guerra y después de entrar en la habitación, Helga escuchó un grito muy cobarde.

- Sí, el rey de los cobardes.

Se golpeó la frente y resopló con molestia mientras entraba a la habitación, viendo cómo los chicos habían atado a su pareja.

- ¡Helga, sálvame! ¡Son mayoría!

- Claro Harold, ese es el problema. - Dijo ella con sarcasmo. - Ok niños, fue muy divertido pero suficiente. Es hora de hacer sus deberes.

- Lo siento anciana, pero no haremos nada.

- ¿Tú qué? - Sus ojos azules posaron en sus ojitos marrones. - Lo siento... Pero escuché mal. Dije que TIENES que hacer tu tarea... ¡AHORA!

- Y dije que no lo harán.

- ¿Oh sí? ¿Quieres apostar?

- Claro anciana... Pruébame.

- Será un placer. - Respiró hondo y luego su cara de enojo cambió a una muy seria hacia los otros niños. - Niños... hagan su tarea... ¡YA!

- Sí, señorita Pataki.

- ¿Qué? - Dijo el pequeño Craig con la boca abierta. - ¿Qué estás haciendo?

- Lo siento Craig... pero ella es tan.... temible. Ella entró en mi mente. - Dijo su pequeña y asustada amiga y luego tomó su libreta.

- Te lo dije pequeño Craig... soy la reina Helga G. Pataki y por favor... no olvides eso...

- Sí... veremos quién se ríe al final, Pataki.

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— PS 118- Cafeteria –

Gerald estaba muy cansado, sus manos parecían manos de anciano, lavó todos los platos y dejó los pisos impecables.

- ¿Dónde está Rhonda? Fue al baño hace 25 minutos. ¡Dios mío, me la hizo de nuevo!

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