A Yoongi comienza a gustarle Hoseok, pero tiene que seguir fingiendo su heterosexualidad frente a sus amigos, porque no desea recibir sus crueles burlas por volverse un rarito.
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—¿Y bien? —preguntó Hoseok, estirando los brazos a los costados para mostrarle a su novio algo de la ropa que le había llevado.
Por supuesto, con un estilo totalmente diferente a lo que Hoseok usaba: ropa holgada y grande.
El pálido estaba sentado sobre la cama, lo miró de los pies a la cabeza, Hoseok se veía extraño usando eso, además ya no usaba labial ni se peinaba, y unas grandes ojeras adornaban sus ojos.
—Te queda bien... —fue lo único que pudo decir aunque pudiera notar la incomodidad en su gesto.
Porque solo así, ya no se burlarían más de él. Y lo más importante era que nadie sospecharía acerca de su relación.
—¿Estás seguro? ¿Ya me parezco a tus amigos?
Yoongi lo jaló hacia él y lo sentó en sus piernas, abrazándolo por la cintura. —Hobi, te ves bien.
—Bueno... Gracias por traerme la ropa —observó la enorme bolsa negra con todas las prendas.
—Sonrie —pidió, mordisqueando suavemente su hombro—. ¿Dónde está mi chico feliz?
Hoseok intentó hacer lo que su novio le pedía, pero tal parecía que en ese momento no había chico feliz.
—¿Y tú estás feliz? ¿Estás feliz por mí?
—Estoy muy feliz porque te tengo... —lo tomó de la barbilla para que lo mirara—. Te quiero.
—Y yo a ti, Yoon. Te quiero... —frotó su nariz con la contraria, robándole una sonrisa.
—Entonces vámonos ya, debo dejarte en la universidad y luego yo ir a la mía.
Hoseok lo besó, porque sabía que en el exterior no iba poder hacerlo. Solo quería comenzar bien el día con el sabor de los besos de su novio.
Yoongi correspondió a su beso tierno, tomando su esencia, sintiéndose extremadamente feliz.
Ambos tomaron sus mochilas y salieron de la habitación.
—¿Ya te vas, Seokie? ¡Qué tengas un buen día! ¡Tú también, Yoongi! —Se despidió la señora Jung desde el comedor.
—Muchas gracias, señora —respondió con una reverencia.
—Gracias, má. Nos vemos más tarde.
Salieron de la casa, apresurando el paso. —Que linda se ve mi suegra hoy, igual que tú, Lindo.
—No empieces, Yoon... —con un sonrojo, continuó caminando.
—¿A qué hora sales hoy? Voy a ir por ti.
—A las tres, pero no creo que sea buena idea, alguien podría vernos.
—No creo que nadie de los que conozco ande por allá, es una universidad de ricos, ¿lo olvidas, Hobi?
