A Yoongi comienza a gustarle Hoseok, pero tiene que seguir fingiendo su heterosexualidad frente a sus amigos, porque no desea recibir sus crueles burlas por volverse un rarito.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Yoongi llevaba más de una hora repitiendo un plano que no lograba realizar, llevaba varios papeles desperdiciados, arrugados a su alrededor.
Llegó de la universidad y se dispuso a realizar su tarea atrasada, y es que él también estaba pasando un terrible momento: no dejaba de pensar en él.
Talló su rostro con sus manos, tratando de deshacerse de todos sus martirizantes pensamientos y poder concentrarse, pero Hoseok no abandonaba su cabeza.
—Ahh... Puta madre, Yoongi, ya basta con esto —se regañó, en tanto golpeaba sus mejillas—. Ese wey te engañó, ya... Olvídate de él...
Tomó una nueva hoja y preparó la regla de escalas y una en escuadra, acomodó los instrumentos y comenzó a trazar líneas, pero pronto su mente le trajo un nuevo recuerdo:
—¿En serio, Hobi? ¿Sí quieres ser mi novio?
—Sí quiero pero...
Se quedó callado pensando en como decirlo, pero Yoongi lo dijo por él. —Ya sé... Y solo quiero pedirte que me des tiempo —su felicidad pareció marchitarse porque ahora se trataba de un tema delicado para él.
Hoseok acarició el costado de su rostro, sintiendo dolor por ver su gesto triste. —No te pongas así, Yoonie... Yo te entiendo, y no voy a exigirte que les cuentes inmediatamente a tus amigos...
—Aunque quisiera, no puedo hacerlo, Hobi. Tú los conoces... Por eso quiero pedirte que por ahora, lo mantengamos en secreto... —pidió con vergüenza.
El chico podía entenderlo, conocía a su grupo y sabía que realmente podían ser unos idiotas.
—De acuerdo, Yoon, no diré nada. Pero debes pensar que quizás no podremos guardarlo por mucho tiempo...
—No será por mucho, pero mientras, ante los demás seguiremos siendo los mismos amigos desconocidos, ¿está bien?
Arrugó la hoja y la lanzó lejos cuando descubrió que nuevamente había hecho los trazos mal. No podía continuar de esa manera, se estaba volviendo loco, necesitaba quitarse ese peso de su cabeza.
Dejando a un lado su tarea, buscó su billetera y las llaves, y salió rápidamente de su casa.
Encendió un cigarro para darse valor, llevaba días huyendo de su miseria, pero ya era tiempo de afrontarlo.
Se dirigió a la casa de Hoseok, eran las seis de la tarde, así que supuso que los padres de este, aún no se encerraban en sus estudios.
Tiró el cigarro a medio terminar y presionó el timbre, sus piernas comenzaron a temblar y su corazón latió desesperadamente.
—Yoongi, vaya, que bueno verte. Hace días que no venías por aquí —dijo la madre de Hoseok, cuando abrió la puerta.
Eso le sugería que seguramente Hoseok no había comentado nada con ellos. —Buenas tardes, señora Jung. Sí, es que... He estado un poco ocupado. ¿Está... Está Hoseok?
