A Yoongi comienza a gustarle Hoseok, pero tiene que seguir fingiendo su heterosexualidad frente a sus amigos, porque no desea recibir sus crueles burlas por volverse un rarito.
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Todo se volvió demasiado extraño para la pareja: los padres de Hoseok continuaron comportándose demasiado amables, parecía como si no hubieran visto nada.
Incluso, el señor Jung les obsequió a cada uno, los presentes que les habían dado en la reunión, unas bolsitas de tela llenas de dulces.
—Si tienes hermanos, tendrás que compartir, Yoongi. A menos que los escondas —habló la señora Jung, entre risas.
Hoseok y su novio permanecían sentados en el sofá, todavía asustados por lo que pudieran decirles.
—Cuando Hoseok era pequeño, repartía sus dulces con sus primos, sin importarle quedarse sin nada —compartió el señor Jung.
—Oh, que lindos recuerdos de nuestro pequeño príncipe.
La noche estaba cayendo, Yoongi tenía que marcharse para reunirse con sus amigos. Ya que los padres de Hoseok no decían nada, entonces debía anunciar su despedida.
—Lavaré los platos como quedamos, Hobi. Porque ya tengo que irme —se levantó del sofá y su novio con él.
—Déjame ayudarte, Yoongi...
—Así déjenlos, chicos, tranquilos —intervino la madre antes que desaparecieran en la cocina—. Mejor quiero aprovechar para agradecerte que le hayas hecho compañía a nuestro hijo —agradeció, tomando los hombros del pálido.
Yoongi estaba muy nervioso, pensó que quizás solo se trataba de una máscara y en cualquier momento lo correrían a palos de su casa.
Hoseok pensó lo mismo y se quedó alerta detrás de su pareja. —Son pocos platos, ma. Será mejor que los lavemos antes que se acumulen.
—Yo y tu mamá los lavaremos, Seokie —añadió el padre—. Mejor sé amable y acompaña a Yoongi a la salida. Ah, por cierto, muchacho. Yo también te agradezco por estar aquí con Hoseok, a veces él es un poco miedoso —se dirigió al pálido—. Vuelve pronto.
—Oh... Hmmm... Gracias, señores Jung...
Tensos, ambos caminaron a la salida, todo estaba muy raro.
—Mi amor, si te pegan o te corren, lo que sea, llámame. Vendré por ti —susurró el pálido en la entrada de la casa.
—Gracias, amor... No sé que vaya a ocurrir pero te avisaré lo que sea que pase.
—Te amo, Hobi... —Declaró, mirando ansioso sus labios.
—Yoonie... Ya no podemos besarnos aquí...
—Esperaré paciente hasta que pueda volver a hacerlo...
—Por favor, vuelve a salvo a casa. Cuídate mucho, Yoon.
—Pasaré a ver a Jin y luego ya me voy a mi casa, pero estaré al pendiente del cel por si me llamas, ¿ok?
—De acuerdo, amor. Gracias por venir... —Rapidamente dejó un beso fugaz en sus labios.
