A Yoongi comienza a gustarle Hoseok, pero tiene que seguir fingiendo su heterosexualidad frente a sus amigos, porque no desea recibir sus crueles burlas por volverse un rarito.
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La encantadora y casi exageradamente educada personalidad del pálido, había logrado capturar toda la confianza de la madre de Hoseok.
La señora Jung creía que Yoongi se había convertido en el mejor amigo de su hijo, sin imaginarse lo que el par de chicos hacían dentro de la habitación. Ella pensaba que los dos, luego de quizás terminar la tarea juntos, se dedicaban a divertirse con videojuegos y conversar como dos "normales" amigos. Y quizás tenía un poco de razón, Hoseok se divertía demasiado con su "amigo", pero no de la manera en que su madre se imaginaba.
—Hoseok~, de verdad, bebé... Guarda silencio o mi suegra nos va a escuchar —gimió sin detener sus penetraciones, usando una mano para cubrir la boca de su novio, y la otra para abrazarlo de la cintura y moverse con toda libertad detrás de él.
El chico se sostenía de la cajonera, el mueble apenas le llegaba al pecho, así que se detenía de ahí porque su novio lo embestia a un ritmo constante.
Sus ojos brillaban de placer y, aunque también se estaba preocupando por el escándalo que estaban haciendo, no podía detener los gemidos involuntarios de su garganta, o el sonido de la piel de su trasero chocando con la entrepierna de Yoongi.
De tanta fuerza, el mueble comenzó a golpear la pared, evidenciando lo que pasaba. —Perro mueble~... —Gimió aumentando la velocidad.
Hoseok quitó la mano de su boca y giró la cabeza para mirarlo. —Yoonie~... No puedo... Callarme... Hacemos mucho ruido~... —Jadeó desesperado.
—¿Quieres que me detenga, Lindo...?
—¡No...! —casi gritó, al sentir el orgasmo llegar—. Solo~... Ya casi... —tomó su propio miembro y comenzó a masturbarse para apresurar su liberación.
Yoongi se esforzó demasiado en esperar a que su novio pudiera terminar primero, porque podía sentir que con tan solo sus besos podía lograr llegar sin estimular.
Mordiéndose el labio inferior para bajar sus sonidos, también eyaculó dentro de él pero con el preservativo. Mientras que Hoseok lo hacía en su mano para no ensuciar la alfombra.
—Verga... ¡Qué rico! —expresó Yoongi, lleno de felicidad.
—Shh, cállate amor —pidió Hoseok entre risas—. ¡Hicimos mucho ruido! Qué vergüenza... Mi mamá está abajo.
—¿Hicimos? No, no, Lindo. Tú fuiste quien no paraba de gemir.
—¿Yo? —cuestionó ruborizado, limpiándose las manos—. Tú también estabas jadeando cómo gato en celo, además, ¡casi derribas el mueble!
El pálido comenzó a reír a carcajadas en tanto se vestía nuevamente, se sentía muy bien con él, porque con ninguna chica sintió lo mismo luego de tener sexo. Hoseok podía ser demasiado caliente en la intimidad, pero después volvía a ser el mismo chico feliz y divertido que mostraba a casi todo el mundo.
