A Yoongi comienza a gustarle Hoseok, pero tiene que seguir fingiendo su heterosexualidad frente a sus amigos, porque no desea recibir sus crueles burlas por volverse un rarito.
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El celular de Hoseok comenzó a vibrar anunciando una llamada entrante, se acomodó la ropa interior y se levantó a buscar el móvil. Era su prima, se sentía aliviado que Sooji lo salvara en esa situación porque no sabía que decirle al pálido después de su confesión.
—¿Hola?
—Hola, primo, ¿ya estás en tu casita?
—Sí, llegué hace un rato —respondió, sentándose al borde de la cama, dándole la espalda a Yoongi.
—¿Y qué pasó? ¿Cómo te fue con los chicos?
Yoongi se acercó a él, sentándose a su lado, tratando de averiguar quién lo llamaba.
—Pues... Bien, sí, todo bien.
—Oye, como que Changbin te está tirando la onda durísimo, ¿no crees? —comentó ella en tono burlón.
—No digas eso, no lo creo... —dijo nervioso por la cercanía del pálido.
Y es que Yoongi lo abrazó por la cintura y volvió a besar su hombro.
—¿Cómo chingados no? Mira que sacarte del fraccionamiento para llevarte con ellos. ¿Changbin te gusta?
—Mañana hablamos de eso, ¿te parece?
—¿Qué tienes, Seokie? Te escuchas muy raro, ¿te hicieron algo?
—No, no, de verdad todo está bien. Solo que ya tengo mucho sueño.
—Bueno, mañana voy a tu casa a desayunar. Buenas noches, primo. ¡Te quiero!
—Y yo a ti, mañana nos vemos.
Hoseok colgó y permaneció quieto en su lugar, sin ni siquiera poder voltear a mirarlo.
—¿Quién era? —cuestionó Yoongi.
—Nadie, vamos a limpiarnos —intentó levantarse pero el pálido no se lo permitió.
—¿Era Changbin? Ya dímelo, Hoseok, ¿ese wey y tú son novios?
Hoseok suspiró irritado, apesar del placer que Yoongi le había hecho sentir minutos atrás, volvía a sentirse molesto con su comportamiento.
—Yo no soy un chico infiel, Yoongi —aclaró—. Si Changbin fuera mi novio, no hubiera permitido siquiera que me besaras.
La tranquilidad lo inundó, para Yoongi era bueno escuchar aquello. —Eso quiere decir que ese pendejo quiere contigo.
—Deja de insultarlo, Changbin es mi amigo.
—Y tú deja de defenderlo, ¿te gusta? Porque solo puedo ver qué estás correspondiendo a sus jodidos coqueteos.
Molesto, Hoseok lo miró. —¿Por qué mejor no me aclaras tus cambios repentinos de pensar?
