7. Jueces.

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   Multimedia: Michael Evans

   Narra Aisha:

   Mi cuerpo comenzó a temblar cuando nuestros ojos se encontraron, los suyos eran oscuros como la noche pero tan profundos que no podía ver el interior se su alma.

   —¿Cuál me dijiste que era tu nombre?— Pregunto echando las palabras al aire.

   —Soy Astoria Volkovich— Respondió mi Alfa.

   —No te pregunte a ti, Alfa, le preguntaba a ella— Se acerco peligrosamente a mi poniendo a Astoria a la defensiva—. Ella se llama Aisha— Se interpuso ligeramente entre el y yo. 

   —Astoria, por favor no seas como esos Alfa insoportables que no permiten la libre expresión de sus subordinados y deja que ella hable por si misma— Regaño Michael. Pensándolo bien, desde que conozco a Astoria, ella suele hablar por mi—. ¿Cuál es tu nombre?— Me miró inocente, como cuando niño uno trata de hacer amigos y preguntas sus nombres.

   —Soy Aisha Von Schweetz— Respondí. 
   —Entonces, Aisha, mi manada y yo, ayudaremos a tu causa—Me di cuenta que el tenia una forma de mover su cuerpo demasiado hipnótica—, no importa lo que pase, ahora tu pelea es pelea de la manada Norteamericana por lo tanto ya formas parte de nosotros—Todo habia dado un giro sobrenatural, hace unos minutos el Beta del Alfa nos estaba llamando basura y ahora el propio Michael nos hace parte de su manada. Astoria intento hablar de nuevo pero Abdel la detuvo poniendo la mano en su hombro—. Yo, como Alfa ofrezco no sólo asilo si no también un hogar y una segunda manada para la princesa de la manada Nordica— Luego miro despectivamente a Astoria y al grupo—. Y a la Alfa alemana que la acompaña y a su séquito — finalizó marcando un agudo desprecio por la chica y los demás.

   —No te preocupes, nuestra estancia será bastante breve— Respondí al ver el gesto contra Astoria y mis amigos provocando la sorpresa de Michael, el se quedó callado pero regreso a mirar a la Alfa con enojo, sacudio su cabeza y luego se marchó con un par de lobos detras.

   Por ordenes de Michael se ofreció un ostentoso banquete al anochecer del cual fuimos los invitados de honor pero ninguno queria aceptar nada pero teniamos la presion de Michael y la manada encima. Comencé a buscar a Astoria, su presencia siempre me daba confort y confianza y el hecho de siempre tener la mirada de Michael encima no me hacía sentir precisamente relajada, pero no la encontré por ningún lado hasta que Amala, en un susurro de contrabando me dijo donde encontrarla.

   —¿Que haces aquí afuera?, ¿ya comiste?— Pregunté intentando iniciar una conversación cuando llegué al balcón de una de las habitaciones. 
  
   —No quiero comer nada de esa comida—Respondió ella perdida en el mundo urbano.

   —Pero tienes que comer, tuvimos un largo viaje, necesitas energía— Insisti tratando de persuadir.

   —Soy una guerrera, puedo sobrevivir meses sin ingerir alimento.

   Decidí no hablar más, solo me acerque a ella y le busque la cara, tome suavemente sus mejillas y la obligue a mirarme.

   —Come— Le ordene. 

   —¿Vas a obligarme?— Me dijo retadondome.

   —No, pero tengo dijiste que ibas a protegerme, ¿como piensas hacerlo si no tienes energía?— Intenté persuadir.

   —Buena jugada, tramposa— Contestó divertida—. No quiero comer allá adentro, ellos me miran como si fuera un fenómeno.

   —Esperame aqui— Le sonreí y salí corriendo como una niña pequeña, una vez en la puerta le regrese la mirada y le regale una pequeña risita.

El Alfa Prometido [Chicaxchica] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora