11. Reyes 1.

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   Narra: Aisha Von Schweetz

   Hace una semana que estaba encerrada en el mismo cuarto de piso de la manada Norteamericana, no por que no me dejaran salir al contrario, Cameron me anuncio que todo Washington era ahora mi propio territorio y que vagara como si fuera mi casa, la verdadera razón estaba más cercana a aterrizar cerca de la idea de que Michael podía atacarme, vulnerarme y obligarme a casarme con el. Se que soy una Omega y mis únicas opciones son convertirme en una amante del Alfa, ser esclava o morir asesinada debido a la gran injusticia que hay hacia mi casta, aún así, creo que puedo pelear por una opción poco usual. La libertad. 

   No había señales de Astoria, ni una carta, un aullido, ni siquiera la podía sentir en la distancia, algo que delatara que está con vida y que está intentando regresar por mi. La ansiedad me azotaba a cada segundo como las olas de un violento mar amenazando con hundir mi vida en un abismo, en la espuma veia a mi madre, con sus cabellos rojizos y un rostro adusto impropio de ella, pálida como el resplandor de los rayos donde en cada crujir dominaba el aullido de mi padre y en la estela de mis surcos ignoraba la silueta de mi hermana que me exigía una explicación, jamás la busque, intenté escribirle pero no encontraba las palabras para informarle que nuestros padres y toda la manada habían sido asesinados y luego manipulados como títeres para rematar haciéndolos pedazos en una falsa promesa de descanso. Pero ahora me moría por verla, es la única familia que me queda y siento pavor tan solo de imaginar que tampoco volveré a verla.

   —Aisha, ¿Puedo pasar?—Pregunto Victoria, una Omega rubia como la levadura y palida, casi inexistente, invisible como alma en pena que habían puesto a mi servicio contra poniendo mi sentido común—, te traje comida.

   —Dejala en el suelo y aléjate—Le ordene, ella suspiro y obedeció.

   Cuando estuve completamente segura de que se había ido, abrí la puerta levemente, lo verifique con el olfato siguiendo su recorrido hasta que estuvo a las de 50 metros de mi habitación y en un movimiento rápido jale la bandeja al interior, cuando lo hice el envase de pudín comercial cayó al suelo, pensé en dejarlo ahí pero el dulce sería lo único que me levantaría el ánimo el día de hoy. Estiré los dedos e intenté cogerlo pero el bote resbaló y termine empujándolo más allá, lo intente una segunda vez y cuando estuve a punto de tomarlo, apareció la figura alargada de Michael que recogió el pudín. Entre en pánico inmediatamente, retrocedí cayendo sobre mis glúteos y abriendo en su totalidad la puerta.

   —Creo que esto se te cayo— Dijo arrodillandose a mi nivel y ofreciendome el pudín.

   No me permiti a mi misma sentir miedo y quedarme en Shock, me levanté ágilmente y lo amenace con un cubierto de la charola.

   —No te me acerques, si no, abriré tu garganta como un sobre de correo—Amenace apuntando directamente al centro de los ojos del Alfa.

   —Aisha, tu no lo entiendes— Se levantó lentamente con las palmas expuestas e intento acercarse a mi, pero yo eche para atrás tomando más fuerte el mango del cubierto, derrotado, suspiro y hablo—. Quiero pedirte que olvides el pasado, de verdad quiero hacer las cosas bien contigo, hablaba en serio cuando dije que quería que fueras la princesa de la manada Norteamericana—. De mi garganta escapó un rugido involuntario—, no planeo que confíes en mí de la noche a la mañana, pero te prometo que jamás volveré a hacer algo que tú no quieras…—, hizo una pausa y reveló lo que tenía en la mano que guardaba en su espalda—, Sabes lo que es esto, ¿no?— Pregunto enseñándome un collar de contención licántropo, lo mismo que le pusieron a Astoria antes que desapareciera en esa nube de humo—, bueno, pues para que confíes en que mis intensiones son buenas, lo usaré y no me lo quitaré, hasta que tú me lo digas—, se llevó las manos a la nuca y rodeo su cuello con el collar, de inmediato, la aleación de plata con titanio comenzó a quemar su cuello con pequeñas ampollas abundantes—. No importa si lo porto la vida entera…— Amparo en mi dirección, luego se enderezó un poco mareado por el dolor y camino hacia la puerta—. Te demostraré quien si es un Alfa de verdad y hasta donde estoy dispuesto a ir por ti— Concluyó y cerro la puerta tras de si.

El Alfa Prometido [Chicaxchica] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora