Capítulo 14: Ministerio de Magia

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Gareth Greengrass frunció el ceño cuando volvió a ver a Harry Potter. Sus ojos realmente lo hacían sentir molesto. Esos ojos verdes, se veían como si pudieran ver todo sobre él. No había expectación o algo que demostrara una pizca de sorpresa. Gareth sentía que Harry Potter supo desde un comienzo que el aceptaría sus términos. Él no sabía si la poción para la maldición de su hija era real. Podría ser una farsa total, un líquido de un determinado color, pero sin efecto alguno.

No era tan tonto como aceptar algo como eso, sin investigar antes. Es verdad que la vida de su hija dependía de una cura, pero eso no significaba que correría tantos riesgos por un posibilidad. Por eso, investigo a Harry Potter. Hacerlo no fue difícil, gracias a sus contactos y su trabajo como inefable en el Departamento de Misterios.

Sus hazañas eran bastante sorprendentes para un joven de quince años; un profesor poseído por el señor oscuro y la piedra filosofal; Un recuerdo del señor oscuro y un basilisco; Dementores, un hombre lobo y un prófugo que encarcelado injustamente; el torneo de los tres magos y el regreso del señor oscuro. Había pasado por peligros y vivido para contarlos. Sin embargo, nada de eso indicaba que pudiera crear o conseguir una poción capaz de eliminar una maldición de sangre.

Entonces, ¿por qué había decidido confiar en Harry Potter?

Eso se debía a su hija.

. . .

"¿Qué paso? ¿Cómo?", Gareth le pregunto al medimago en la habitación. Su mano izquierda se había apretado en un puño mientras miraba a su hija, intentando levantarse de su cama. Ella se veía débil. Su cuerpo estaba delgado; sus piernas parecían tener la piel pegada a los huesos; sus dedos hace tiempo habían dejado de ser delgados, pasando a largos y huesudos. Tenía ojeras debajo de los ojos y sus mejillas se encontraban hundidas, pero sus ojos eran más brillantes que nunca mientras intentaba levantarse con la ayuda de dos medibrujas.

"No lo sabemos, señor Greengrass", el medimago negó con la cabeza, aunque su rostro tenía una extraña expresión de alegría. Parecía estar contento con la repentina recuperación de su paciente, pero rompiendo su mente al mismo tiempo, al intentar descubrir su repentina mejora.

"Padre... "

"Cereus... ", Gareth se acerco de inmediato, tomando una de las manos de su hija. Casi lloro al sentir sus manos tan delgadas y sus huesos. "¿Te sientes bien? ¿No será mejor esperar a que te examinen mejor?"

"Yo... puedo hacerlo. Desde anoche, me siento mejor".

"¿Puedes decirme algo? ¿Sabes cómo sucedió todo esto?"

Cereus miro a su padre con ojos deslumbrantes. "Fue un elfo... doméstico. El llego anoche, diciendo que su amigo le pidió entregarme una poción para mejorar. Él... me dio la poción, y dejo una carta sobre la mesa de noche".

"¿Un elfo doméstico? ¿Carta?"

"Ahí... ", Cereus giro la cabeza hacía su mesa de noche, donde había una carta abierta. "Intente leer, pero no pude. Parece que la encantaron para que solo el receptor verdadero pueda leerla. Creo".

Una de las medibrujas tomo la carta antes de entregarla a Gareth, quien le dio la gracias antes de abrir la carta y sacar el papel doblado en el interior.

Tu hija recibió la primera dosis. Le faltan dos más. Espero que no pienses en huir o hacer cosas tontas. Simplemente has lo que te pedí.

Tú sabes quien soy.

"¿Qué dice?", Cereus pregunto con curiosidad.

"Es... un amigo. No te preocupes. Él fue quien te envió una poción"

"¿Poción? ¿Sabe de que se trata?", el medimago pregunto de inmediato. "Espero que no sea un juego. No se le puede dar cualquier poción".

"Según él... es una poción contra maldiciones de sangre. Al principio no le creía, pero viendo la mejora de mi hija... ", Gareth soltó un suspiro antes de mirar al medimago. "La carta dice que necesita otras dos dosis de la poción. ¿Usted podría monitorear a mi hija mientras salgo? Tengo que hacer algunas cosas antes de volver".

"No se preocupe. Es nuestro trabajo sanar a las personas, señor Greengrass. Y su hija prácticamente se ha hecho amiga de las medibrujas. Ellas la cuidaran bien".

Gareth asintió antes de mirar a las dos medibrujas, quienes le asintieron con sonrisas.

. . .

Gareth saco una capa desde un bolso de cuero que tenía colgando desde su hombro. Era de color gris con una capucha. "Nadie sabrá quien eres con eso".

Dentro de la cabina telefónica mientras descendían, Harry tomo la capa antes de mirarla. Sus ojos brillaron por un instante al verla. "Una capa que muestra una altura determinada en quien la usa. Además, tiene encantamientos para ocultar el rostro y la complexión del cuerpo. Interesante".

Cuando llegaron al atrio, la puerta de la cabina se abrió, dejando ver a Madame Bones junto a un grupo de aurores que se quitaban capas de invisibilidad. Gareth intento tomar su varita de inmediato, pero Harry le clavo la suya cerca de las costillas.

"Tú... me has tendido una trampa", Gareth apretó los dientes y miraba a Harry con rabia.

"Me lo agradecerás después, cuando estés bebiendo té y comiendo bollos con tu hija".

"Gareth Greengrass, quedas arrestado por coludir junto a al grupo de criminales conocido como Los Imperdonables. Tu varita sera requisada hasta que se demuestre su inocencia... o nos ayude en la investigación y captura de estos criminales", Madame Bones dijo con seriedad antes de entrecerrar los ojos. "Entonces, ¿qué será?"

Gareth miro a Amelia, luego a Harry, quien lo miraba directamente a los ojos. "Ayuda, Gareth. Tus métodos no fueron los mejores, pero respeto el amor que tienes por tu hija. Los límites que has roto, no hablan de un criminal, solo de un buen padre que quiere ver a su hija feliz y sana".

Cerrando los ojos por unos segundos, Gareth recordó a su hija, que se encontraba mejorado. El brillo en sus ojos... no creía poder olvidarlo nunca. Soltando un largo suspiro, levanto lentamente sus brazos, en señal de rendición.

"Mientras mi hija se salve... mientras Cereus sea feliz... te contare todo, Madame".

"Excelente", Amelia asintió y levanto su mano en un gesto. Dos aurores se apresuraron de inmediato, tomando a Gareth y colocando sus brazos en su espalda antes de usar esposas encantadas.

"Lo siguiente es... "

"Sacar a Voldemort a la luz de todo el mundo", Harry camino, colocando la capa sobre sus hombros y levantando la capucha. "Espero que pueda sacar a Cornelius de la cama, Madame".

"Oh, créeme, puedo hacer más que eso. El hombre estará aquí, observando al Señor Oscuro".

"Maravilloso. Ahora solo tiene que hacer el mejor de sus trabajos. Aunque, de usted, no dudo que siempre haga lo mejor".

"Hmph. Me conoces mejor de lo esperado, señor Potter"

Harry sonrió, aunque no se noto. Dejo atrás al grupo y se fue hacía el elevador, para poder descender hasta el nivel nueve del Ministerio de Magia: el Departamento de Misterios. Era hora de poner a prueba todo el conocimiento y hechizos que se le fueron otorgados gracias al ritual.

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Harry Potter y los planes del futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora