Whisky con hielo

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Estábamos sentados en la heladería, esperando a que Steve y Robin terminasen su turno para ir a casa de Steve a pasar la noche.

Se suponía que hoy había lluvia de estrellas y nos moríamos de ganas de verlo.

Eddie y yo intentábamos hacer una torre con palitos de helado.

Pero se nos caía todo el rato y cada vez que terminábamos por el suelo recogiendo los palitos, escuchábamos como Robin y Steve se reían de nosotros.

- ¿Nos vamos ya o os quedáis aquí con vuestra torre imaginaria de palitos? -dijo Steve llegando a nuestro lado.

- ¿Me estás invitando a una cita, Harrington? -le dijo Eddie burlón.

Steve le dio un manotazo en la cabeza y Robin y yo nos reímos.

Salimos todos y nos metimos en el coche de Steve para ir hacia su casa.

Ya estaba anocheciendo y no tardarían en verse las estrellas.

- Hemos cogido comida china. -dijo Eddie.

- Perfecto, me ahorro cocinar. -se rio Steve.

- ¿Nos podemos quedar en tu casa hoy, Harrington? -le pregunté con una sonrisita.

- No querrás que tus dos mejores amigos se vayan caminando borrachos y solos por la noche.. -le dijo Eddie de forma dramática.

- Podéis dormir en casa, tu también Robin. -dijo Steve y Eddie aplaudió feliz.

Yo sonreí.

Llegamos a casa de Steve y no tardamos nada en sentarnos a la mesa y empezar a comer.

Con ellos siempre eran risas.

Terminamos de comer y salimos fuera para ver las estrellas.

Steve salió después de nosotros, con una botella de Whisky en la mano y cuatro vasos.

- Eres el mejor. -le dije sonriendo mientras cogía uno de los vasos.

Steve los llenó.

- Le falta algo.. -dijo Eddie.

- ¡Hielo! -gritamos Robin y yo a la vez y las dos soltamos una carcajada.

- Yo me encargo. -dije y entré, Robin me siguió.

Ella llevó los cuatro vasos y yo saqué el hielo del congelador.

- ¿Cuántos hielos, señorita? -pregunté con la bolsa en la mano.

- Dos por favor. -hizo una especie de reverencia y yo me reí mientras colocaba hielos en cada uno de los vasos.

Los cogimos y salimos de nuevo.

Steve y Eddie estaban en una de las tumbonas, medio apretados, dándose empujones para tener más espacio.

Nos habían dejado la otra tumbona para que yo estuviese con Robin.

Las dos nos tumbamos y bebimos mientras esperábamos a que las estrellas empezaran a caer.

- ¡Ahí hay una! -gritó Eddie ilusionado, Steve le cogió el brazo para que no le diese un codazo.

- Que bonitas. -susurré mirándolas ilusionada.

El cielo empezó a llenarse y cada vez se veían más estrellas fugaces.

Steve iba rellenando los vasos y llegó un momento en el que el cielo daba vueltas encima de nosotros.

- ¿Las estrellas se mueven? -preguntó Eddie riendo.

- Tu te estás moviendo. -le dijo Steve.

- Yo no me muevo. -se quejó Eddie.

- ¡Estás literalmente encima de mi! -le gritó Steve.

- Cállate. -se quejó Eddie y le dio un golpe en la frente.

Robin soltó una carcajada.

Eddie y Steve empezaron a forcejear encima de la tumbona y terminaron en el suelo.

Yo no podía más de la risa.

- ¡Munson! -gritó Steve justo antes de que los dos cayesen a la piscina.

- ¡Camisetas mojadas! -gritó  Eddie saliendo del agua.

Steve rodó los ojos.

- ¡Vamos también! -grité levantándome y arrastrando a Robin conmigo.

Ella gritó antes de caer al agua, pero terminamos todos ahí dentro, chapoteando y riendo mientras nos daba vueltas el cielo.

Después de un rato me senté en la orilla de la piscina, con los pies en el agua, mientras  Steve y Eddie seguían haciendo el tonto.

Robin nadó hacia mi y se enganchó de mis pies, mirándome.

- Estás preciosa. -dijo con una sonrisa.

- No creo. -me reí, iba mojada por completo y seguramente totalmente despeinada.

- Siempre lo estás. -aseguró ella.

Robin subió y se sentó a mi lado, apoyando su cabeza mojada contra mi hombro.

Los chicos seguían a su bola.

- Ojalá fuese tan fácil como lo tuyo con Harrington. -dijo ella.

- No tengo nada con Steve a parte de una amistad, ya lo sabes. -le recordé.

- Lo sé, pero ya sabes a lo que me refiero, poder besarte en público y gritarle a todo el mundo que eres mía. -dijo ella.

- ¿Soy tuya? -le pregunté burlonamente.

- Lo serás. -aseguró ella.

- ¿Crees que en algún momento podremos ser nosotras mismas? -pregunté mirando al cielo de nuevo.

- Puede que sea difícil, pero las cosas que valen la pena lo son, y tu vales la pena, Leah. -dijo y yo sonreí al escucharla.

- Nunca pensé llegar a algo así contigo. -dije.

- Sé mi novia, Leah. -dijo de repente y yo dejé de respirar.

- ¿Qué? -pregunté sorprendida.

- Sé mi novia, aunque sea en secreto y Harrington tenga que ser nuestra tapadera, se mía, aunque solo lo sepamos nosotros cuatro. -dijo mirándome esperanzada.

- Sí, Robin, sí, joder. -dije ilusionada y me abalancé sobre ella, cayendo al agua.

Robin no me soltó y sus labios se unieron a los míos debajo del agua, subiendo juntas hacia la superficie sin dejar de besarnos.

Al separarnos, Steve y Eddie nos miraban sonrientes.

- ¡Es mi novia! -gritó Robin cogiéndome de la cintura.

- ¡Eso es genial, Leah! -gritó Steve nadando hacia nosotras, Eddie le siguió.

Los cuatro nos abrazamos.

- Me alegro mucho por vosotras, Robin, no sabes el coñazo que es escuchar a Leah hablar de ti durante horas. -dijo Eddie.

Yo le di una colleja y él me abrazó con fuerza.

Mi novia.

Robin era mi novia.

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MARATÓN 1/2







Whisky on ice - Robin Buckley +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora