De esas cosas que no podré decirte

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No sabrás que me enamoré de ti desde el principio, que me gustó tu sonrisa fácil, que me gustó verte como un chico difícil y que me gustaba que no soportaras el silencio, porque me encantaban todas las versiones de tu voz.

No sabrás que quería besarte el día que te dije adiós; se sintió como el mejor momento pero fueron las peores circunstancias. Solo pude abrazarte más fuerte, deseando que no fueras una historia como las que ya he vivido, donde es mejor darse la vuelta y olvidar.

No sabrás que fuiste una contradicción, porque me hacías sentir viva siempre que estabas, pero me mataba el saber que no podías ser y, cuando contemplaba la posibilidad, sabía que te irías. O yo me iría. O terminaríamos mal. Te perdería hiciera lo que hiciera. Solo tenía que esperar a que la bomba explotara.

Y personas como tú, que sé que llegan para ser todo, pero son un caso perdido, me vuelven loca. Me llenan, pero sé de inmediato que serán un hoyo negro, una historia triste o una noche en vela.

Dolías, pero valiste esa pena, porque hay amores demasiado monótonos. Sé que me complicas la vida pero, entre ese desorden, entre el cabello que no me dejaba verte, te quería. Fuiste complementando mi lista de decepciones. Ya sabía quién eras tú, solo parte de felicidad efímera, de esas cosas que tocas, pero que no puedes sostener. Eras solo de esas personas a quienes permites ser el suelo en el que caminas, pero no hacen más que desbalancear.

A veces me gusta olvidar que para mí las cosas significan más de lo que realmente valen, a veces se me olvida que para mí las experiencias son únicas, para muchos, incluyéndote, reemplazables.

¿Dónde encontrarías a alguien como yo? ¿Dónde encontraría a alguien como tú?

Quizá solo tienes la estructura de una buena historia, tenías talento para parecer todo, menos ordinario. Me gustaba el hecho de que no le tuvieras miedo a las palabras, o a las verdades, yo disfrutaba imitando tu intrepidez cada vez que estaba contigo. Ese era el encanto, el hechizo que me mantuvo luchando, porque hiciste que me redefiniera de la mejor manera.

Fuiste una forma de olvidar las cadenas, una manera de ignorar las ideas que mantenían mis pies en la tierra. Eras la persona que me hacía olvidar que la tristeza tenía el turno después de las risas.

Contigo las acciones no solo eran una lista de recuerdos, se sentían vívidos, se sentían posibles, reciclables. El plan era revivirlo junto a ti cuantas veces quisiera.

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