La vida
En la vida me gustan las aventuras, lo desconocido.
Todo lo que me lleva a lugares nuevos con una finalidad opor- tuna de cambio y superación.
Amo la diversidad de obstáculos que encuentro en el camino. Amo el susurro de mi madre cuando tengo un mal día.
Amo los colores del arcoíris, porque pinta armoniosamente mis momentos tristes.Amo todo lo abstracto, porque me traslada a la ficción o fantasía. Amo el olor de las cosas nuevas porque me transporta al pasado.
Amo que la primera gota de lluvia caiga en mi nariz.
Amo el silencio, sí, exacto, el silencio, ya que es la combinación perfecta entre el todo y la nada.Amo la incertidumbre de lo perdido.
Amo la conjugación del pasado con el futuro.
Amo la época de Navidad, porque mi alma se reencuentra con la sonoridad de la vida.Amo los escritos anónimos, porque conceden el don de la búsqueda.
Amo las caminatas largas y calladas, te permiten concentrarte en la "película de la vida".
Amo la paradoja que existe entre las palabras y los actos a construir.
Extraño los días de siestas largas y té en la cama.
Extraño que mi padre me cargue en su espalda, y me lleve por toda la casa, imitando ruidos de animales mientras sonrío y recreo la ficción en la realidad.Extraño las cenas en familia.
Pero, así como amo y extraño, también existen momentos y lugares que odio, pero ¿qué significaría si el odio no se diera y solo fuera un sentimiento arrogante y perturbador?
Odio las clases a las siete de la mañana.
Odio cuando no hay luz, porque pienso que los monstruos y fantasmas saldrán y me llevarán al inframundo.
Odio que cuando salgo a caminar o correr, los hombres digan frases insulsas y empiecen a coquetear sin siquiera conocerme.
Odio lo frágil que puedo llegar a ser.
Odio querer a una persona, cuando sé que este sentimiento me pondrá ataduras en mi vida.
Odio que las personas sean irrespetuosas.
Odio que los semáforos demoren en cambiar de rojo a verde. Odio el bullicio y la multitud.
Odio la mezcla innecesaria de carbohidratos y proteínas en un plato de comida.
Odio que la báscula arroje un resultado mayor al peso que yo quiero tener.
Odio verme gorda y escuchar voces en mi cabeza cada que llevo un bocado a la boca.
Odio que los profesores expongan una clase leyendo diapositivas.
Odio que los perros me ladren cuando voy por la calle.
Odio no poder ser sincera cuando temo que me den la espalda. Odio la vulnerabilidad que conlleva el sufrimiento.
Odio la temporalidad en las cosas y en los seres vivos. Odio las promesas incumplidas.
Odio la potencia de ardor que provoca el sol en la piel. Odio ponerme pálida cuando corro.
Odio que los seres humanos se alimenten de carnes animales y preparen festines con el dolor ajeno de un ser vivo.
Odio que el destino no nos regresó a los brazos del otro, sino que nos entregó a los brazos de otro.
Odio ponerme romántica y enamorarme.
Odio que los hombres se burlen de las mujeres y piensen que los sentimientos son como un algodón de azúcar, tan dulce y tan frágil. A estos sentimientos y pensamientos los denomino "fragmentos de vida", aquellos que demuestran lo que un ser humano piensa. Sin estas emociones no expresadas el ser humano dejaría de ser humano, al menos en actitud y raciocinio. Estas emociones suelen conjugarse con la modalidad existente y monótona de la vida, hasta los melómanos se cansarían de repetir la misma canción las veinticuatro horas del día.
Nunca podré decir que la vida es algo duradero, sin lugar a repeticiones. Es por eso que todos los días hay que vivirlos como si fuesen los últimos. Stephen Hawking afirma que "si los extra- terrestres alguna vez nos visitan, creo que el resultado sería como cuando Cristóbal Colón desembarcó por primera vez en América, que no resultó nada bien para los nativos".
Es como que, si existiera vida en otros planetas, todos ellos quisieran colonizar la vida humana, la vida terrestre porque es diferente. Existe el amor, el odio, la confianza, el desapego, la hu- mildad, el orgullo, el temor, el rechazo, las convicciones, etcétera, la vida en la tierra es una burbuja que absorbe cada dolor, cada felicidad, cada sentimiento.
La gran mayoría de los seres humanos se rigen por reglas, normas que fueron puestas en un determinado momento por un hombre o mujer común y corriente. Yo me pregunto, ¿acaso eso es vida? Seguir normas y dictaduras predispuestas, nombradas, pensadas por un cerebro humano que quizá no tuvo una mejor opción que decir y simplemente dijo lo primero que pensó... ¿Acaso la vida tiene que ser un régimen, actuando con el mismo grado de elocuencia que existe en el medio?
¡No!, es una negación a todo lo que está dicho y escrito. ¿Por qué tener que seguir un régimen que opaca nuestras ideas?, ¿aventarse a lo desconocido para así aprender y reaprender el verdadero significado de vivir? Si los grandes pensadores se hubieran quedado estancados en la teoría de otro, y no quisieran salir ni ampliar ese conocimiento, ¿qué habría sido de todas las creaciones que existen? No estaríamos aprendiendo a vivir, a conocer y a crear pensamientos propios.
Vuelvo a la catastrófica palabra "amor", amo los pensamientos de Emily Dickinson, Virginia Woolf, Teresa de Lisieux, Friedrich Nietzsche, Stephen King, Nacarid Portal, Mahatma Gandhi, Andrea Tomé, Gustave Flaubert... Y así como amo el pensamiento y filosofía de varias personas hay otros que me dejan pensando y me desagradan sus afirmaciones, teorías, escritos o vida, o simplemente digo "no" a lo que él o ella propone.
No me gusta la filosofía de Stephen Hawking, jamás seguiría sus teorías, me parecen bien estudiadas, analizadas y completas, pero siempre nos inventamos otro final para hacer de la historia algo digno de recordar. Y esa es la vida, creaciones propias, únicas que aprendemos cada día, amor, odio, felicidad, llanto... La vida existe, existirá y seguirá existiendo, cuando la mente humana deje de crear y pensar, será el momento que la vida llegue a su final.
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Canciones en la Luna (✓) en librerías.
PoesíaCanciones en la luna puede sentirse en varias facetas. Estas letras te pertenecen. Equivócate, ríe, ama y llora, pero no te detengas, la vida son pequeñas manifestaciones de lo que una vez fue. Los problemas mentales no son tema de burla, o algo qu...