Capítulo 17: Resfriado

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Haruto fue el primero en despertar, sintiendo un peso extra sobre él y descubriendo entonces que Junkyu estaba dormido encima de él, bastante cómodo y acurrucado buscando calor.

El japonés tocó su cabeza para despertarlo y que se levantara, pues por el ruido que había en la casa seguramente ya era tarde, sus sobrinos ya estaban despiertos y escuchaba a su hermana mayor decirles que debían ir a la escuela. Volteó a verlo al sentir que este tenía fiebre y empezó a tocar sus mejillas sintiendolas ligeramente calientes también.

— Junkyu... — llamó levantándose con cuidado mientras lo sostenía para que no se cayera. El otro abrió sus ojos con algo de dificultad intentando aclarar su mirada ante la luz. — Junkyu, ¿te sientes bien?

— Tengo frío...

Haruto pasó una de sus manos por su espalda y la otra por debajo de sus piernas. Lo cargó hasta llevarlo a la cama de la habitación. Le quitó la manta que traía y sólo cubrió sus piernas.

— Haruto, tengo frío... — Junkyu intentaba jalar la manta, pero el otro se lo impedía.

— Tienes fiebre, Junkyu. Voy por mi hermana y llamaré a un doctor, ¿está bien? Por favor no te abrigue, necesitas bajar la fiebre.

Junkyu asintió y después lo vio irse corriendo fuera de la habitación gritando el nombre de sus hermanas, llamándolas a todas.

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Bom llamó a un médico en cuanto Haruto le dijo que Junkyu tenía fiebre. El médico no tardó mucho en llegar y en atenderlo, Bom permaneció adentro, mientras que Haruto, Jennie y Rosé tuvieron que esperar fuera de la habitación en lo que revisaban a Junkyu y la razón de que Bom se quedara era porque necesitaban a alguien que tradujera entre ambos, pero siendo que debían bajarle la temperatura, el doctor recomendó que fuera un omega quien se quedara y no el alfa, ya que lo descubrió un poco al hacerlo.

Haruto caminaba de un lado al otro esperando por respuestas y no lograba escuchar lo que decían dentro de la habitación.

— Tranquilo. Ya saldrán. Sólo era un poco de fiebre. Junkyu estará bien. — dijo Jennie señalando un lugar a su lado. — ¿Por qué no te sientas?

El otro negó recargandose sobre la pared a un lado de la puerta.

— La verdad no lo entiendo. Cubriste a Junkyu cuando venían, él no se mojó tanto como tú lo hiciste. — señaló Rosé.

— Supongo que jamás ha estado bajo la lluvia. Su hermanos y su papá lo tienen en una burbuja anti absolutamente todo. — respondió mirando al suelo. — Fue mi culpa que se enfermara. Si no me hubiera comportado como un idiota jamás se habría mojado.

— No te culpes, Haruto. Hacerlo no sirve de nada. — Jennie sobó su hombro mientras lo consolaba.

La puerta se abrió y Bom salió.

— ¿Cómo está?

— Ya puedes pasar. Ya no tiene fiebre. — respondió Bom dando paso a su hermano, quien entró corriendo hasta la cama, para encontrar a un tranquilo Junkyu a quien seguían revisando.

— Parece ser sólo un resfriado. — habló el doctor. — Dejaré tu receta a tu novio y le daré las indicaciones a él ¿está bien?

Haruto sonrió de lado con lo dicho. Era un honor para él ser considerado el novio de Junkyu.

Junkyu volteó con Haruto.

— ¿Qué dijo? — preguntó señalando al doctor.

— Qué me dará la receta a mí y tus indicaciones.

— Oh, bueno. — Junkyu alcanzó su cartera en la mesita y le entregó su tarjeta al doctor. Este la pasó por su detáfono y le regresó su tarjeta. — Muchas gracias.

— Junkyu, yo iba a pagar eso.

— Pero yo también tengo dinero. — respondió señalando su tarjeta. — Esta no se descompuso.

— Te voy a devolver ese dinero.

— No, está bien. Yo era el enfermo después de todo y tú conseguiste un doctor para mí. Yo lo pagué solamente. — respondió guardando su tarjeta nuevamente.

— ¿Puede acompañarme? — pidió el doctor a Haruto.

— Ya vuelvo. No te levantes, mis hermanas vienen a cuidarte. — Haruto revolvió su cabellera y siguió al doctor mientras sus hermanas entraban con galletas y un poco de té para Junkyu.

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— Me preocupa que sea tan sensible. — dijo el doctor mientras anotaba algunas vitaminas. — Fue sólo un resfriado y una fiebre así es exagerada. Sólo he visto casos así en niños y sobre todo en bebés.

Haruto asintió mientras veía las vitaminas.

— Necesita cambiar un poco sus hábitos. Salir más, comer otras cosas, tal vez probar algo nuevo, no lo sé. Pareciera como si jamás se ha expuesto a nada. — dijo entregando la receta finalmente. — Recomiendo una revisión completa con su médico. Me dijo que tenía uno personal al que visitaba muy a menudo en Corea.

— Si, yo me encargo. — respondió el otro.

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— Es por lo que yo opino que todos los alfas son iguales. — finalizó Rosé. — ¿Qué opinas tú?

— Pues... Vivo con casi puros alfas, así que... Creo que muchas cosas que tú dices son ciertas. — dijo Junkyu pensativo. — Me recuerdas a mi hermana Jisoo. Ella dice lo mismo de los alfas y se olvida que es una también.

Haruto se acercó con la receta en manos y sus hermanas se levantaron de donde estaban.

— Bueno, los dejamos. — dijo Jennie. — Volveremos después, Junkyu. Rosé y yo tenemos algunas cosas que hacer, pero por la tarde te traeremos una rebanada de pastel.

— Gracias. — respondió el otro antes de soltar otro estornudo.

Haruto le acercó los pañuelos y el cesto de basura para que pudiera tirar ahí los papeles.

Cuando sus hermanas se fueron tomó asiento a un lado de Junkyu y puso su mano sobre su frente.

— Estoy bien. Me siento mejor. — dijo con una pequeña sonrisa.

— Perdón por hacer que te enfermaras.

— Tú no hiciste nada. Además, ya me siento mejor. ¿Qué vamos a hacer hoy? — preguntó el omega emocionado.

— Tú vas a descansar y mañana ya veremos. Yo te voy a cuidar. — respondió entregándole una caja de crayones y algunas hojas en blanco. — Ahora tengo que ir a prepararte algo para comer, así que te quedarás aquí un rato. Prometo no tardar.

— ¿Voy a dibujar? — preguntó con cierto disgusto volteando a verlo.

— Bueno, también puedes ver algo en la televisión, no lo sé. — Haruto se enfocó en buscar algo bueno, pero al voltear encontró a Junkyu dibujando una casita.

El alfa "Perfecto" - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora