Capítulo 14: Una "cita" Interrumpida 1/2

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Dentro de aquel gran hogar y aún con la familia reunida en la mesa para el desayuno todo era callado.

Sandara agradeció al servicio cuando terminaron de servir los platos y les pidió que se retiraran para poder hablar con su familia.

— Esto es una mierda. — soltó Jihoon sin más.

— ¡Jihoon! — reclamó Sandara dando un golpe en la mesa.

— Es la verdad, mamá. — agregó Hoony haciendo su plato a un lado. — Esto es aburrido. Junkyu no debió ir a ningún lado y menos con ese... Alfa...

Junghwan se levantó de su lugar protestante ante lo dicho por su hermano mayor.

— Ese "alfa" es mi amigo y jamás nos ha dado motivos para desconfiar de él. Haruto sería incapaz de hacerle algo a Junkyu.

— ¡Junghwan, siéntate! — gritó Sandara.

Jisoo se levantó de su lugar también.

— ¡Esto es culpa tuya y de Yoshinori! — acusó señalando a ambos. — Junkyu quería salir y ustedes nunca lo dejaron ir cuando iban a Canadá o Japón. Si Junkyu hubiera ido, no se habría ido con ese tipo.

— ¡Eun Jisoo! — gritó Sandara nuevamente. — ¡Ya basta todo el mundo, dejen de gritar en la mesa!

— ¿Y qué hay de ti? — acusó Junhoe a su hermana. — tú y Lisa jamás lo han dejado ir de compras con ustedes. Ustedes también tienen la culpa.

— Se están echando todos la culpa, pero el único culpable aquí es Junghwan. — habló Daesung para finalmente levantarse de su lugar también.

El menor volteó confundido y a la vez enojado.

— Es cierto. Tú trajiste a Haruto a esta casa. — respondió Lisa imitando la acción de los demás. — ¡Y si algo pasa es tu culpa!

Junghwan dio un paso atrás ante la acusación.

— ¡Haruto sería incapaz de intentar algo con mi hermano y traicionar mi amistad! — respondió.

— ¡Si tu amigo se atreve a algo más, te juro que...!

Y Daesung no pudo terminar de hablar cuando su madre le tiró una bofetada.

Los demás se quedaron quietos al ver a su madre.

— Es suficiente. — habló la mujer. — Junkyu tiene todo el derecho del mundo a hacer de su vida lo que se le de su gana. Ustedes no son nadie para intervenir. — Sandara volteó en especial a Junghwan que parecía oponerse a las palabras de su madre. — Y tú tampoco Junghwan. Haruto no te va a traicionar porque eso que tú dices, y que todos dicen, es una completa idiotez.

— Pero mamá...

— Pero nada. — respondió intentando sonar lo más tranquila posible. . — Vamos a desayunar tranquilamente y todos estaremos felices por las vacaciones de su hermano ¿Han entendido todos? — preguntó a sus hijos que de mala gana sólo asintieron y murmuraron mientras volvían a tomar asiento.

Junhoe volteó hacia la silla vacía de a su lado, donde Junkyu se sentaba a la mesa.

Sandara también volvió a su lugar y empezó a comer viendo como todos sus hijos también empezaban a comer.

Volteó a su esposo notando que no había comido nada aún.

— Tengo que hacer unas cosas. — habló antes de que su esposa dijera algo más. — Desayunaré después.

Jiwon se levantó dejando la servilleta de tela en la mesa.

— Compermiso. — habló haciendo una reverencia y finalmente salió de la cocina caminando hacia su estudio.

Jiwon pasó a sentarse en su escritorio soltando un suspiro. Intentaba concentrarse en el trabajo que tenía pendiente, pero no podía hacerlo al pensar que su único hijo omega, a quien había consentido desde siempre y quien se convirtió en su pequeño príncipe desde que nació.

No se había dado cuenta de en qué momento su pequeño bebé se había convertido en todo un omega y aunque le dolía tenía que aceptarlo: Junkyu ya no era un niño y tenía derecho a vivir libremente su vida sin restricciones absurdas de su familia.

.

— Ruto ¿A dónde vamos?

Junkyu caminaba detrás de él mientras hacía un pucherito después de haber caminado por unos largos y cansados 5 minutos.

El japonés soltó una risa y regresó por él dándole un pequeño empujón en la espalda.

— Te va a encantar, ánimo. — respondió abrazando sus hombros. — Junkyu ¿Cuándo te he fallado?

— Nunca. — respondió el omega sin dudarlo ni un segundo. — Pero eso no cambia que esté cansado, Ruto.

— Ya casi llegamos. — aseguró el otro.

Junkyu hizo un puchero, pues ir de un lado a otro no era lo suyo y parecía que Haruto no lo entendía.

El japonés volteó al otro viendo su expresión y entendiendo que su respuesta no lo había convencido.

— Te ves muy lindo cuando te enojas. — confesó sin voltear a verlo y caminando a su paso.

Junkyu sonrió con un pequeño sonrojo en sus mejillas notando la vergüenza del menor. Haruto era adorable cuando se avergonzaba.

— Gracias. — respondió sin decir algo más para no avergonzarlo más. Se adelantó para alcanzarlo y cuando lo hizo procuró caminar a su paso. — Ruto-ya, yo creo que tú también eres lindo cuando te avergüenzas.

Haruto estaba a punto de decir algo cuando el teléfono de Junkyu empezó a sonar. Era uno de sus hermanos que lo llamaba.

Junkyu respondió y volvió a caminar detrás de Haruto mientras hablaba con su padre.

.

— Es aquí a donde te quería traer. — Haruto le señaló una pista de patinaje de hielo.

El omega volteó con cierto miedo.

— ¿Vas a patinar? — preguntó dando un paso atrás. — Puedo animarte justo desde aquí. — propuso con una sonrisa.

— Junkyu, dijiste que te gustaría aprender a patinar... — el japonés volteó con él y tomó su mano. — Vamos, te va a encantar y yo voy a estar ahí para ayudarte y sostenerte.

El castaño echó un vistazo nuevamente y después regresó su mirada a Haruto. Su sonrisa lo hacía confiar en él y no tenía miedo si estaba a su lado.

— Bien... Pero y si caigo y...

— Yo te sostendré y no dejaré que te pase nada. Lo prometo. — respondió el otro. Tomó una de sus manos y le hizo una seña. — Vamos Kyu.

El apodo sonrojó al otro y sólo asintió empezando a caminar junto a él.

El alfa "Perfecto" - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora