Capítulo 22: Sin Soldados Caídos

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— Y yo sé que soy un... — y Haruto no terminó de hablar por esquivar a Jiwon que estuvo a nada de meterles un golpe.

— ¡Papá! — llamó Junkyu siendo detenido por su madre.

— ¡Jiwon! ¡¿Qué crees que haces?! — gritó Sandara.

— ¡Te dije que este tipo no era de fiar! — respondió Jiwon yéndose contra Haruto nuevamente, quien volvió a esquivarlo saltando detrás del sofá.

— ¡Papá, pero déjalo hablar! — gritó Junkyu viendo a Haruto usar el sillón como escudo. — ¡Papá, escuchalo!

Haruto se movía en el lado opuesto al que Jiwon se dirigía, siendo separados por el sillón. Lo único que salvaba a Haruto de una muerte segura.

— ¡No necesito escuchar excusas de un alfa! ¡Todos son el mismo chiste! — Jiwon tomó el sillón y lo recorrió de un sólo empujón golpeando la pared y destrozando la parte que chocó, así como otro mueble con el que había impactado también.

Haruto tragó duro al ver eso y después volteó al frente nuevamente, sólo para volver a huir.

— ¡Sé un hombre y dame la cara!

— ¡¿Y cómo quiere que se la de si me va a golpear?! — respondió Haruto chocando saliendo de la sala para correr por debajo de la mesa de este.

— ¡Papá, escucha a Haruto! ¡Las cosas no pasaron como te lo imaginas! — Junkyu y Sandara los seguían sin saber qué hacer. — ¡Papá!

Haruto se arrastró por debajo de la mesa escuchando como Jiwon arrojaba las sillas estrellandolas con lo primero que chocaran, rompiendo algunas incluso.

— ¡No me va a escuchar, ¿verdad?! — se atrevió a preguntar levantándose del suelo para salir corriendo por la otra entrada de la cocina de regreso a la sala.

— ¡No necesito escuchar nada más!

— Pues... ¡Me va a escuchar aunque no quiera! — Haruto se tropezó con la mochila de golf de Junhoe y tomó uno de los palos de golf reincorporandose nuevamente. — No quiero hacerle daño Jiwon.

— ¡Pues yo si! — Jiwon dio una patada y uno de los palos de golf se alzó, siendo alcanzado en el aire por el mismo.

— Woow... — habló Haruto. — Eso fue increíble, ¿Cómo lo hizo?

— ¡Jiwon, enserio te vas a pelear con un adolescente por algo que tiene una explicación! — gritó Sandara.

— ¡¿Y qué crees que estoy haciendo?! — respondió con ironía. Jiwon dobló la cabeza trona do su cuello a un lado y después al otro.

Jiwon fue el primero en dar un golpe que fue rápidamente esquivado, por no decir que Haruto logró huir a tiempo mientras rezaba por su vida.

Y ahora Haruto atacó también, sin éxito alguno.

El siguiente ataque fue de Jiwon rompiendo el palo que traía Haruto en las manos y estrellando el suyo contra la pared, incrustandolo en la misma.

— ¿Hace algún tipo de ejercicio? — se atrevió a preguntar Haruto. — Yo no hago mucho, pero me gustaría seguir su rutina.

— ¡Te voy a dar una rutina después de que regreses del hospital!

— ¡Papá, ya basta! — Junkyu se puso en medio de ambos protegiendo a Haruto mientras le daba la cara a su padre. — Si no lo escuchas a él, me vas a escuchar a mí y no tienes otra opción.

Jiwon quitó el palo de golf y lo dobló con sus propias manos sin despegar la mirada de Haruto.

— Bien. — respondió finalmente.

— Haruto y yo peleamos ¡porque tú no dejabas de interrumpir! — acusó directamente señalandolo. — Pero no fue más que eso. Haruto de verdad fue muy bueno conmigo todo el tiempo. Me enseñó un montón de cosas y cuando me enfermé me cuidó. No tienes idea de lo feliz que fui gracias a él.

— Señor... Sé que fui un patán con Junkyu y por eso quise decirlo, porque quiero disculparme con ustedes por como lo traté y con Junkyu frente a ustedes dos. — dijo Haruto aún no muy seguro de si era el momento de hablar o no.

Jiwon los miró a ambos. Si bien era cierto, Junkyu había estado hablando maravillas de su viaje y de lo mucho que agradecía a Haruto que lo hubiera invitado, pero ¿Qué hay de lo que escuchó en esa llamada? Ese alfa había abusado de su confianza y había aprovechado para enamorar a su hijo.

— Haruto es el mejor amigo que he tenido en toda mi vida... Por favor... Papá...

Y por otro lado, Junkyu jamás le había ocultado nada. Si algo pasara ya se lo hubiera dicho, ¿no?

Jiwon soltó el palo de golf y retrocedió.

— ¿Estoy a salvo? — susurró Haruto al oído de Junkyu.

— Yo creo que si. — respondió encogiendose de hombros. Volteó a verlo y se cruzó de brazos. — ¿Cómo te atreves a halagaf a mi papá mientras está por matarte?

— Tu papá es grandioso, ¿Qué querías que dijera? — respondió. — ¿Aún me querrá pasar su rutina?

— Estás loco, Haruto. — acusó negando con la cabeza mientras soltaba una pequeña risa.

El alfa "Perfecto" - [HaruKyu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora