Capítulo (16)

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NARRADOR OMNISCIENTE

Ese mismo día cuándo el castaño, regresó a la habitación del ojiverde, decidió quedarse a dormir en la cliníca. Zabdiel, de inmediato se opuso, sin embargo, la fría mirada que le brindó su novio, le dio a entender que no iba a desistir.

Joel, tuvo que acompañar a su hermano de regreso a casa, puesto que él ojiverde se negó a hablarle durante el resto del día. Aún estaba molesto, no quería ver a su Joel por mucho tiempo.

Con sus miradas entristecidas, ambos hermanos se dirigieron a su hogar.

Al llegar al el, saludaron brevemente a sus progenitores, para luego subir a sus respectivas habitaciones a descansar.

Christopher, no paraba de suspirar recostado en el incómodo sofá de la clínica. Se sorprendió al pensar que él rizado, había aguantado diecisiete dias enteros sentado sin salir.

Sin duda alguna, el amor que sentía por su hermano, sobrepasaba cualquier barrera.

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A la mañana siguiente, ambos hermanos despiertan temprano, ninguno de los dos pudo concebir el sueño. Aunque les costara admitirlo, sus vidas ahora sin sus pequeños rayitos de luz, no tenía sentido.

—¿Vas a comprarle un libro a Erick?—

—De alguna manera, tendré que ganarme nuevamente su confianza— exclama, mientras sube a su coche junto al rubio.

Los dos, estuvieron pensando la noche anterior en regalarle un detalle a sus novios, de cierta manera sentían que les  había fallados a ellos.

Encienden el auto, para luego dirigirse hacía la tienda de libros más cercana.

—¿Le comprarás algo a Christopher?—

—No lo sé, supongo— murmura, encogiéndose de hombros.

—¿Qué vas a regalarle?—

—Joel, nunca en mi vida he regalado un puto obsequio, ¿sabías?— responde, mirándolo mal.

Él rizado, ríe y asiente.

Minutos después, llegan a su destino y aparcan el auto. Bajan de el, para luego entrar a la librería.

—Buenos días, señorita ¿tiene el libro Yo antes de ti?—

Buenos días, en la sección D— con un leve gracias, por parte del rizado se retiran.

Zabdiel, miraba todo a su alrededor con curiosidad. Nunca le llamó la atención nada que tuviese que ver con literatura o romanticismo, en cambio su hermano era todo lo contrario. Siempre leía libros de toda clase, aunque no creyese en la mayoría de esas historias, le parecian interesantes.

Se detiene en seco, cuándo un libro por fin llama su atención. Sin que él rizado se de cuenta, lo toma para luego regresar a la caja a pagarlo.

—Yo... Quisiera comprar esto— murmuró, sintiéndose extraño.

—¿Peter Pan?— la chica frente suyo, lo miraba con diversión.

Él rubio, rueda los ojos y asiente.

Chiquito (Joerick)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora