13.

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¿Por qué le había dicho que fuéramos a mi casa?

¿¡Por qué este día estaba siendo tan loco?!

Mi corazón desbordaba nervios pero al mismo tiempo adrenalina.

El hecho de haber hecho ese ruido hace unos segundos parece que a ambos nos dejo desconcertados, quiero decir, yo ya me había conformado y convencido con la idea de que me era imposible hacer algún tipo de sonido.

Pero sólo fue un beso en mi cuello, el que me hizo prácticamente que delirar, no sabría como explicar lo que sentí cuando su lengua hirviendo hizo contacto con mi piel, cada que lo recuerdo se me eriza esta misma, parpadeaba confundido, no podía de la vergüenza.

Él se había separado de mí arreglandose el cabello, fingiendo que no había sucedido nada, yo junte mis rodillas a mi pecho pero seguía tapando mi rostro el cual continuaba rosado, el sentarme era incómodo debido a la erección que aún mantenía.

Me removi buscando una mejor posición para que no me doliera tanto, no era siquiera capaz de mirarle.

Él ya sabía por mi dirección así que claramente no me preguntó nada.

Cuando se estacionó me maldeci por dentro, ¿Ahora qué? Esa era mi pregunta, mi interrogante sin ninguna respuesta, temblando de nervios abrí la puerta y salí, caminé rápido y él me siguió.

¿¡Por qué carajos él tampoco decía nada?!

Busque mis llaves, pero parecían estar perdidas, me acerqué más a la puerta, tratando de...no sé, no tengo idea, me sudaba la frente al igual que los dedos.

Cuando las encontré sentí las manos de Mile en mi cintura, cosa que hizo que me fallaran los dedos y las dejara caer, estas hicieron un ruido bastante leve pero muy ruidoso para mí, debido a que mis sentidos estaban más receptivos que nunca, trague saliva.

—Levantalas.—me dijo al oído, y tuve que apoyarme en la pared porque definitivamente no me esperaba eso.

Me deslice lentamente hasta palparlas en el suelo, cuando me iba a levantar, sentí la palma de él agarrándome suavemente los cabellos, jalandolos obligándome a verlo desde abajo.

Apreté las llaves con fuerza.

Y volví a pasar saliva, pero esta vez con la boca abierta, ya que la posición era algo dolorosa si la mantenía cerrada.

—Lindo...—me dijo soltandome y esta vez acariciando mis cabellos.—Abre.

Me incorporé como pude y abrí.

Entramos y él se quedó observando el lugar con paciencia.

—Es lindo.—murmuro cerrando.—Acogedor.

—Si...—dejé las llaves sobre la mesa y mi maleta a un lado.—Vamos a mi habitación.

¿¡Por qué seguía soltando esas cosas?!

—Bien.

Me siguió hasta el fondo del pasillo, y abrí la puerta de madera, mi cama sencilla pero grande se dejaba ver, sólo con algunas sábanas azules, y un escritorio negro, acompañado de mi closet y ciertos recuadros decorando la pared.

—Pensé que sería más colorido.—soltó.—¿Puedo sentarme?

—Si, claro, ponte cómodo.—le dije mientras buscaba en mi armario que ponerme, seguía prácticamente todo mojado, necesitaba ducharme.

—¿Te bañaras?—me preguntó haciéndose más atrás.

—Necesito cambiarme, la lluvia me ha dejado fatal.—tomé mi ropa yendo hacía mi baño.

⌲┋" É𝑙 𝑛𝑜 𝑔𝑖𝑚𝑒 "┋•° °• ⤿𝑴𝒊𝒍𝒆𝑨𝒑𝒐 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora