19.

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Mis ojos pesan, se sienten más de lo que debería, somnoliento parpadeo para darme cuenta de que algo de luz mañanera entra por mi gran ventana.

Lo primero que observó es su pecho descubierto, que sube y baja con parsimonia como si estuviera teniendo el mejor de los descansos, está desnudo, y lo observó de arriba a abajo, trago suave al darme cuenta de que no resisto tanto amor en el pecho.

Luce delicado, casi como un ángel, casi como un querubín, su piel morena brilla y le da un toque resplandeciente a todo su ser, vuelvo a cerrar los ojos acostandome en su pecho con cuidado de no despertarlo, mis pies juegan juntos con lentitud mientras recuerdo que sucedió anoche, me vibra el estómago al pensar en que fui el primero en ahuyentar los miedo de Apo.

Todo se siente reciente, tomo aire, y lo mantengo por unos minutos siento su corazón latir en un bucle normal, sonrió, no pensé que esto se sintiera tan bien.

Mis dedos asustados y nerviosos trazan desde su ombligo hasta parte de su pecho en donde se le marcan un poco las costillas, en un circulo paciente trazan su aureola, sintiendo en mis huellas como él es real.

Su piel, sus vellos, su tersura, alimenta mi ser, mi ser enamorado y engatusado, huelo un poco en su cuello, me pierdo, me pierdo en sus múltiples caminos de olor, varonil, pero a una fragancia algo elegante también, percibo algo de sudor y sexo también, es perfecto para mi, no puedo parar, me estoy embriagando.

Me despego tortuosamente pues lo que menos quiero es que se despierte, quisiera tenerlo así para mi un poco más, así para poder admirarlo sin ser juzgado por él.

Subo la sábana arropandolo, me doy cuenta de que las reacciones de mi cuerpo son más fuertes de lo que pensé, tan solo con un roce de mis palmas sobre su torso me ha dejado completamente excitado.

Mierda.

Esa palabra resuena en mi cabeza, mientras trato de respirar para calmarme; No puedo, soy consciente de que si cierro los ojos lo único que viene a mi mente es Apo apretandome, rodeandome con su calor interno, aprieto más fuerte mis ojos, y recuerdo como gemia a mi oido suplicando que continuara, no tengo remedio, no tengo remedio si se trata de él.

Culpable soy por entregarme completamente a él.

Siento que se remueve y el pánico entra en mí, me alejo para que no sienta mi cuerpo manchado de culpabilidad, arrastró con algo de fuerza la sábana para al menos ocultar lo que me ha dejado fatal, sus ojos gatunos se remueven, tratando de volver a la realidad, lo primero que hacen es con lentitud descender por mi rostro hasta ver el desastre de la cama.

Sonríe jutando sus labios dejando ver sus hoyuelos, yo siento mi piel arder ante lo bello que luce recién despierto.

—Hola.

Me saluda tranquilo con su voz más ronca de lo normal, algo que me gusta, sonrió de igual manera para luego decir:

—Buenos días amor.

Amor...

Suena tan diferente...

En buen sentido por supuesto, sus dientes se asoman dándome la sonrisa más bella y pura que alguien puede alguna vez en su vida recibir.

No me da tiempo de reaccionar cuando sus labios mañaneros se posan sobre los mios perezosos, ambos tenemos la boca seca, pero pronto se mojaran lo suficiente.

Me besa con calma, sin usar sus manos para acariciarme o algo por el estilo, toma mis labios con sosiego cierro mis ojos disfrutando de las sensaciones.

Apresa los mios con los suyos, presionando con peso para dejarme sin respirar, abro mi boca para sentir la dulzura de su lengua tanteando la mía, estoy sudando así lo siento, el beso es tan lento que la saliva la siento más de lo que debería.

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2023 ⏰

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