Rev Hearst
Verlo el lunes a primera hora en la mañana me deja paralizada por completo. Xander está relajado contra unos casilleros, mira su móvil con ternura y viste una chaqueta de cuero y un suéter blanco de cuello de tortuga, está difícil tragar saliva, pero me las arreglo.
He pensado seriamente lo que pasó esa noche entre nosotros. Estaba vulnerable, débil, le fui infiel a mi prometido, esas cosas no se hacen, por mucha confianza que tenga con Xander. Por muchas cosas que sienta, aún si solo son antojos...yo no debo volver a tocar a mi ex esposo.
Perdimos mucho ese día, cosas que no volveremos a tener y perdimos personas que nunca volveremos a ser. En ese abismo se quedó la Rev que él conoció, la que era confiada y segura de sí misma, está que soy hoy es...una pérdida total, una Rev que está cayendo al vacío en bucle y no sabe dónde sostenerse más que contra su cuerpo mismo.
La peor parte es que siempre me doy cuenta de que la pancita ya no está. Siempre es tarde para sostenerla.
Aparto la mirada, sintiendo una punzada en el pecho, pero cuando voy a alzar la mirada para avanzar, la nariz de Xander choca a la mía. Me quedo perpleja y muy quieta, especialmente porque él sonríe y hace el ademán de querer besarme, de no ser porque aparto la cara retrocediendo unos pasos.
—Tienes que olvidar lo de esa noche.
—Vale —asiente como si nada, llevándose las manos a los bolsillos —. En ese caso, espero que hayas trabajado en el proyecto, fue tu parte la que peor quedó, tienes más borrones y correcciones que el resto del trabajo.
—Ya lo se...
—Solo te lo recuerdo, para que no andes jugando a la primorosa princesita que se va a casar.
Giro los ojos.
—Tal vez Sebastian no estudió, pero tú no quieres ser igual de idiota que tu futuro marido ¿cierto, querida? —la última palabra la suelta de forma despectiva, haciéndome arder en furia porque hace una noche era dulce, sensual y suplicaba y ahora solo soy una mierda más.
—Jodete.
Me marcho escuchándolo seguirme, no quiero oír su voz, es patética, él es patético. Si nunca hubiera regresado, estaría tranquila, no hubiera sido infiel y no tendría la consciencia cochina ni el miedo de que la estúpida de Giza me delate con su sobrino.
—Solo estoy tratando de decirte las cosas como son y si no te preparas tendrás la F en medio de las nalgas.
Aprieto los labios llena de rabia. No le interesa mis notas, ya sé que mucha gente me señala porque Sebastian nunca siguió una carrera, pero eso no significa que no sepa de negocios. Hay gente que nunca estudió una carrera profesional, pero es muy buena para los negocios.
—Y pensándolo bien... —susurra haciendo que gire y lo vea mirándome el culo —, no me enojaría si reprue... ¡Ah! ¡Oye! Eso sí dolió.
—¡Respétame! Soy una mujer comprometida.
—Oh que lindo, felicidades.
—Xander —me detengo a mirarlo medio enojada.
—¿Qué? —hace una mueca de asco sobándose el hombro —. Estoy ayudándote ¿sí? Y hasta te haría un favor si quito a Sebastian de en medio y me dejas a mi...
Pongo los ojos en blanco y seguimos caminando por los pasillos de la universidad. Tengo los papeles corregidos del proyecto, la tinta del bolígrafo rojo para correcciones del profesor Del Rey ha hecho un tremendo garabato en nuestro proyecto.
Exhalo pasando las páginas que tienen más errores que sobresalientes. La primera revisión fue mejor que esta y solo nos quedaría entregarlo el viernes. Solo quedan cuatro días y es una pesadilla convivir con mi ex esposo como si nada hubiese pasado entre nosotros. Principalmente porque el idiota se quiere tomar muchos derechos que ya no le corresponde por mínimos que sean.
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Odio ficticio
Nezařaditelné"El odio es un sentimiento difícil de controlar. Inicia algo. Acaba algo. Pero como tal, antes de odiar e incluso después, existe: la ficción". Amar a alguien ficticiamente suena tentador, en especial si la historia ya ha comenzado. Durante un juici...