Tal como era esperado, la decoradora de interiores, Catherine Wilson, llegó a la mansión, la cuál quedó maravillada con todo el lugar, según ella ese estilo victoriano era ideal para todo lo que tenía planeado además que comenzarían a trabajar lo más pronto posible, y los trabajadores llegaron pronto, y en cuestión de unos pocos meses, la casa fue remodelada por completo, que sería irreconocible para el que la viera ahora; las cosas que eran de los anteriores dueños fueron a parar al ático, por otro lado, la habitación que sería de Nila seguiría prácticamente igual, con tan solo las cosas pertenecientes de la misma. Se deshacío de los muebles se enconteaban rotos. Además del cuarto de su hija, el de juegos y la biblioteca era otro lugar que seguía prácticamente igual, con la única diferencia que ahora había una rocola en el cuarto de juegos, lugar en donde tanto padre e hija comenzarían a pasar mucho más tiempo.
Brahms observaba todo oculto tras los muros, estaba furioso por todos los cambios que estaban siendo impuestos sobre su hogar, pero no podía hacer más que sabotear de ves en cuando el trabajo de los trabajadores, y es que si salía de su escondite corría el riesgo de ser descubierto por los trabajadores, teniendo que aguardar allí, tras los muros, siendo un mero espectador de todo lo que ocurre en la mansión.
Tuvo que asegurarse que no descubrieran sus entradas secretas, además de tener que vigilar a esa familia que habitaba ahora su hogar. Los había estado observando, analizando la situación, desde la seguridad de sus muros, aprendiendo varias cosas desde que el señor Smith era el nombre del nuevo dueño de la mansión, quien junto a su hija Nila se habían mudado allí, al principio le extraño la presencia de este par después de tanto tiempo en soledad, además de que eran raros, normalmente escuchaba aquel joven discutir con alguien al teléfono, la ultima vez fue hace dos días, antes de que rompiera su nuevo teléfono contra la pared. Era un hombre raro, que cuando creía que nadie lo observaba, ponía algo de música y se ponía a bailar, le causaba gracia verlo moverse de esa forma tan extraña. Y la niña pequeña no se quedaba atrás, de igual modo como su padre, podía verla moverse con la misma gracia mientras hacia la tarea, se distraía con facilidad y se ponía a bailar, no sola, sino que con el mini Brahms como su compañero de baile.
El baile era algo que tanto padre como hija disfrutan, aunque el señor Smith hacia mas que nada bailes improvisados y medio raros, la pequeña niña hacia esos bailes de salón, como el vals o ballet, una maravillosa expresión artística donde se dejaba a relucir la danza, mímica, y teatro, entre otras. Según le había escuchado decir al señor Smith, a comienzos de año, Nila había comenzado a ir a clases de ballet, y que al ver como ma niña lo disfrutaba demaciado el ir, y ahora, lo observaba sacar las cuentas, viendo todo lo que tenía que pagar, además de los arreglos que le hizo a la vivienda, además de que estaba buscando un lugar en donde lo enseñen, para que ella fuera.
— ¿Porque mierda los institutos de ballet son tan caros? —se queja el pecoso, dejando su netbook de lado— ¿Ahora que hago, Brahmsy? Necesito tu opinión acerca de esto—se dirigió al muñeco, aún así, Brahms sintio que se dirigía a él, y eso le alegro, puesto a que al fin alguien le pedía su opinión para algo, aunque era imposible que pueda decirle, pero se siente lindo que tomen tu opinión aunque fuera pata algo tan banal como esto, ¿Algo es algo, no? Y por su parte, aquél hombre, no pudo evitar soltar una risa por lo estúpido que había sonado eso, sentía como si ya estuviera perdiendo la cordura, ya hasta había comenzado hablarle a un muñeco y encima esperaba una respuesta por parte del mismo, ¿Quién en su sano juicio le habla a in muñeco? Ni que esto fuera una película o cuento de terror como para que el muñeco hablase—The Royal Ballet School es demaciado prestigioso y caro—mumullo leyendo el nombre en su computadora—. Y ni hablar de Masters of Ballet Academy, pero si no son esas sería esa escuela de baile por la calle Amwell st es la que se me es más económica.
Estaba cansado, no podía soportar esto, tenía muchas cosas en mente, pero al menos en un par de días rinde el examen para poder ejercer como abogado acá en Inglaterra, si aprobaba, podría comenzar a trabajar y podría lograr pagar todos estos gastos que se estaba haciendo, por suerte Catherine era una mujer comprensiva, que entendía la situación por la que estaban pasando y no le exigía todavía el dinero que le debe de pagar.
—Ya es muy tarde, ya es hora de dormir, Brahmsy...—murmura, viendo el reloj en la pared, pero el rugir de su estómago lo detiene a mitad de camino— ¿Tienes hambre? Por que yo si, cenemos algo tranqui y nos vamos a dormir.
Cargando al muñeco, lo deja en una silla en lo que él prepara algo para los dos, era conciente de que tan solo era un muñeco, pero de esa forma, al menos no se sentía tan sólo. Calentó un poco de arroz que quedó del almuerzo y lo sirvió para ambos, sentándose a un lado del muñeco, le lanzó conversación, de este modo no se aburre, además de que le causaba algo de gracia el inventarse lo que le podría responder el muñeco. Terminada la cena, se llevó el muñeco hasta el cuarto de su hija, recostando al mismo a un lado de ella, y por un segundo se cuestionó si hacerlo o no, prefirió no hacerlo, pero se detuvo en seco al escuchar la voz de un infante—Beso—se asustó instante al oir la voz, ¿Estará delirando? Era posible, pese a su cansancio y de que ya había hasta hablado con ese muñeco y todo, era producto de su delirio. Temeroso de volver a escuchar esa voz, le da el beso de las buenas noches, pudiendo retirarse con más tranquilidad, pero se detuvo en el marco de la puerta, y dando una última mirada al par, dice apaciguado—Que descanses, Brahmsy.
Y oculto tras las paredes, Brahms no podía dejar de sonreír, quizá no había dicho ni una palabra hasta hace unos momentos, aún así, le gustó esa charla que tuvo indirectamente con el señor Smith.
—Descance usted también, señor Smith.
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Señor Smith ᴮʳᵃʰᵐˢ ᴴᵉᵉˡˢʰⁱʳᵉ
FanficUn padre recién divorciado, se muda a Inglaterra junto a su hija, dispuestos a olvidar el pasado. No eran conscientes del gran peligro que corrían al mudarse a la mansión Heelshire, el mal acecha las paredes de su nuevo hogar, y deberían de seguir...