5. Ni un peso

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—Y dígame señor Smith, ¿Está saliendo con alguien? —le pregunto coqueta la recepcionista, Leonor.

—La verdad es que no estoy interesado en salir con nadie por ahora—espeta firme sin siquiera dirigirle la mirada a la joven—, no se me es necesario por este momento, tengo a mi hija, un trabajo estable y un techo sobre mi cabeza, todo irá perfecto.

—Es usted un muy buen padre—dice conmovida la mujer.

Sonriendo con nerviosismo se despide de la mujer, tenía que ir a buscar a Nila a la escuela de baile aue se encuentra por la calle Amwell st, teniendo que esperar un par de minutos a que terminará la clase, siempre le preocupaba llegar un poco antes de que termine la clase para ver a su pequeña hija bailar, ver el esfuerzo y dedicación que le daba al ballet su pequeña, aunque lo único que no le gustaba de llegar tempranoeran las otras madres, quienes criticaban a su hija por su aspecto, por que era mas gorda que las otras niñas, ¿Y eso qué? Nunca se quedaba callado y terminaba discutiendo con esas víboras ruines, gracias al cielo este día cerraron sus bocas una vez que lo vieron llegar, no comentaron nada con respecto a su niña hermosa y sólo hablaban de sus propias hijas, de su desempeño entre otras cosas.

— ¡Papi, papi, ya domine las posiciones básicas del ballet! —exclama orgullosa la pequeña, acercándose a su padre abrazarlo—La señorita Oliver dijo que pronto vamos hacer el cuento de La Bella durmiente, y que para eso dejo entrenar mas duro si quiero conseguir un buen papel en la obra.

—Eso suena increíble—dice despeinando a la pequeña niña—, ¿Traes todo? Espero que si, despidete de la señorita Oliver, que ya nos tenemos que ir a casa.

Acatando a la orden la pequeña se despide de la maestra con un beso en la mejilla, regresa con su padre—Estoy ansiosa por contarle todo a Brahmsy.

Conduciendo de regreso a casa el pecoso no podía dejar de meditar sobre varias cosas, lo dicho por la recepcionista, el anuncio de la obra de teatro y la mansión de Brahms todo se transformaba más extraño que antes; lo mencionado por Jessy provocó que la imagen de su ex esposa aparezca en su mente, desde hace varias semanas venía recibiendo llamadas y mensajes de esa histérica mujer, tal parece que ya se había enterado acerca de la denuncia que le metió, además de que tal parece lo estaba llamando a juicio, gracias al cielo que todavía no está enterada acerca de en donde se encuentran, de saberlo a la semana de haber llegado a Inglaterra, esa mujer histérica hubiera tocado a su puerta.

Regresando al tema de la obra de teatro, tenía que ver si conseguía algún buen caso que lo ayude a conseguir un poco de dinero extra para los gastos necesarios que llevaría esa obra, para el vestuario y demás.

Se sorprende al ver al muñeco esperándolos sentado en la escalera, lo que se le hizo extraño, sino mal recordaba Nila lo había dejado en su habitación, intentando ignorar el suceso, toma el muñeco—Ve hacer tus deberes en lo que yo preparo el almuerzo—le dice a su hija, llevándose al muñeco a la cocina, al menos ahí lo tendría vigilado, odiaba como este desaparecía de repente y aparecía en otro lugar, algo le decía que no se trataba de su hija haciéndole una mala broma, era algo más, aunque no sabe bien qué— ¿Qué te apetece comer hoy, Brahmsy? Tenemos un poco de carne congelada que no se desde hace cuando tenemos, unas papas y cebollas, podría hacer un poco de carne al horno con papas.

Preparando las cosas para preparar el almuerzo, todas estas acciones eran observadas por aquel hombre oculto en las paredes, quien se aguantaba las ganas de soltar una carcajada por ver como el Señor Smith no paraba de bailar y tararear alguna canción la cuál desconocía, aun así disfrutaba de ver a ese hombre bailar, ya que a pesar de parecer un hombre serio y maduro al final resultó ser todo lo contrario, jugando y bailando junto a su hija, diciendo y haciendo tonterías, un joven inmaduro, al cual su edad no le impedía divertirse al hacer todas esas tonterías. En ocasiones le gustaba imaginarse el estar junto a él, bailando de esa manera ridícula, sonriendo el uno al otro con complicidad, con su mano apoyada en su cintura y con la otra acariciando su cabello... Pensamientos que se tornaban algo raros, lo dejaban pensando por varios minutos, intentando comprender la naturaleza de estos, y cuando quiso regresar a la realidad, el señor Smith ya se encontraba sirviendo el almuerzo para ellos dos y para él, lo cual le agradecía, de no ser por aquel hombre de abundantes pecas que le daba de comer, tendría que comenzar a saquear la heladera en la madrugada, cosa que si hace.

Una vez que tanto padre como hija terminaron de comer, vio como el señor Smith se llevaba los platos utilizados para lavarlos, está era su señal para salir a comer, era consciente de este peculiar mi3do e incomodidad que causaba en el pecoso casa que salía de su escondite para comer, para el otro, era el peor momento del día, escuchar como ese supuesto "muñeco" comenzaba a degustar de su comida, en varias ocasiones deseo dejarse llevar y voltear, enfrentar al muñeco y comprobar su teoría de que se trataba de una copia barata del muñeco diabólico, pero no lo hizo, continuó lavando los trastes sucios, procurando ignorar los ya ocurría a espaldas suyas—Gracias por la comida señor Smith—el alma casi se le sale del cuerpo al por esa voz infantil detrás suyo, al darse la vuelta se encontró con el muñeco en brazos de su hija, la cual acababa de llegar.

— ¿Fuiste tu la que me hablo? —dice esperanzado, prefería que todo se tratará de una broma de su hija, sin nada paranormal, pero al ver como negaba su falsa tranquilidad se extingue— ¿Quién fue Nila...? ¿Quien fue el que hablo?

—Fue Brahmsy—dice risueña la pequeña, mientras que él estaba pálido del susto que se acaba de dar— ¿No te parece bonita su voz?

Procurando no alarmar a su hija al decirle que eso no era normal, dice— ¿Porque no dejas a Brahms conmigo? Ve a ensayar un rato o toma una siesta, descansa, qué yo cuidaré de Brahms.

—Okey papi—acepta sonriente, entregando el muñeco—voy a dormir.

Respira con pesadez una vez que la niña se va corriendo hasta su habitación, al ver al muñeco siente un escalofrío recorrer toda su columna— ¿Qué clase de juego macabro estas jugando? —interroga, sin recibir respuesta alguna por parte del muñeco, no puede evitar reírse por lo estúpido que había sonado esa pregunta, quizás la falta de sueño y el estrés de los últimos meses ya lo estaban afectando, a tal escala de que comenzaba a escuchar e imaginar cosas— ¿Tienes hambre? Por que yo si... Creo que hay un poco de helado en la heladera, ¿Quieres un poco?

Sirviendo un poco de helado al muñeco y a él, se retira de la cocina para ir a la sala de juegos, tenía planeado jugar al solitario en lo que come helado, tenía muchas cosas en mas que pensar y agregarle a todo esto que el muñeco probablemente este poseído no estaba en sus planes, tal vez llamaría a Leonor para ver si tiene algún cliente para él, necesitaba dinero urgente considerando que pronto su niña participaría en una obra de teatro, y no sería capaz de negarle el participar, se veía tan emocionada por eso que le dolerá bastante el ver esa mirada decepcionada si le dice que no podrá por que no tienen ni un peso.

—León, dime que tienes buenas noticias—pide a la mujer rubia.

—Tienes suerte, justamente acabo de hablar con una mujer encantadora que te requiere—anuncia la rubia y no puede evitar saltar de la emoción—, tal parece que no le quieren dar su parte de la herencia de su esposo difunto, un viejo de setenta años duelo de una gran fortuna que murió recientemente, ¿Te interesa?

— ¡Pero más vale que me interesa querida! —exclama eufórico—Lo más seguro que está mujer me va a dar una buena moneda por esto.

Señor Smith ᴮʳᵃʰᵐˢ ᴴᵉᵉˡˢʰⁱʳᵉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora