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Con temor miraba a todas partes, deseando no encontrarse a Felix

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Con temor miraba a todas partes, deseando no encontrarse a Felix. A pesar de haber llevado un acuerdo a cabo no era suficiente seguridad para su integridad humana que peligraba ante el mínimo error que él fuera capaz de cometer.

Tragó saliva con algo de agresividad y por instinto decidió voltearse, presenciando la sombra detrás suyo, aquella que caminaba lentamente hasta quedar cara a cara.

–– ¿Quién eres tú y qué haces acá? - Un chico de cabellos naranja y heridas en su rostro se le acercaba, tenía pinta de un tipo de pandillero.

–– No me hagas nada, en este momento no traigo dinero. - La voz del peli azul había salido totalmente temblorosa, estaba aterrado, por supuesto.

Aquellos ojos felinos lo examinaron con precisión, en busca de algún signo de una mentira, más no dijo nada al notar el chico estaba diciendo la verdad. Amaba la honestidad de la gente, más no le servía de nada no conseguir dinero.

–– Ding, Dong... Malas noticias, no tengo recompensas así que...¿Deseas pagar con tus piernas? Podría romperlas con mi bate. - Su lengua hizo acto de presencia para reclamar sus labios, aquellos que estaban en una cierta mueca de burla.- Preparemonos para el siguiente juego, yo busco y atrapo...

El bate fue posado encima de sus hombros al pausar sus palabras, caminó al menos 5 pasos para atrás cuando volvió a hablar.

–– Y tú corres, serás una puta presa fácil para mí.

Y así fue cuando sus piernas finalmente reaccionaron, dando inicio a una ardua persecución por aquellas oscuras calles de la capital.

Notó a su alrededor con su vista algo borrosa por la gran velocidad a la que iba, el hecho de que no había ninguna tienda abierta, ni siquiera aquellas que por fuera colgaba un cartel diciendo "24/7" estaba perdido y era consciente de aquello.

–– ¡Pequeño Ángel asustadizo, ven aquí! - Su risa hizo estremecer hasta sus huesos, su piel se transformó en plumas de gallina y su cerebro gritaba por ayuda mientras sus pulmones ya no podían más, estaba cansado.

La ansiedad se moldeaba en su interior, petrificandolo poco a poco hasta el punto en que su paso disminuyó el agitado y rápido ritmo, creía que ese sería su fin. Ya no podría caminar más, creyó que tal vez este era un castigo por pasar todos sus días libres en cama sin mover un músculo para algo más que comer y hacer sus necesidades.

En ese justo momento su vejiga pareció ponerse en su contra, por lo que, grandes ganas de orinar le hicieron estremecerse aún más; sin embargo sabía que debía aguantar pues se negaba que quedar en vergüenza frente a un extraño con complejo de pandillero.

–– Okay, te atrapé.

Habló el peli naranja, Jisung nunca se dio cuenta cuando cayó, solo notó como estaba debajo del cuerpo ajeno que se veía tan grande y mucho más al momento de notar como alzaba con grandeza y orgullo aquel bate.

–– Detente ahí, Lee Know. - El nombrado se quedó estático, mirando al chico indefenso con una cara tan...rara, como si fuera un psicópata.

–– Ese es el nuevo esclavo de Yongbok, déjalo quieto. - Jake se acercó y le quitó el bate, con una sonrisa macabra.

Prontamente Lee Know cayó por la patada dada en ambas piernas por parte del australiano menor.

–– Bien hecho, Jake. Llévate a ese inútil todo mojado a la casa donde nos encontramos.

Christopher miró con recelo a Lee Know, que pese a ser golpeado no se quejó, se mantuvo totalmente neutral a cualquier tipo de daño que pudieron haberle ocasionado, parecía que simplemente era un tipo desinteresado en la vida y masoquista.

–– ¿Por qué te dejaste golpear así como así?

–– ¿Qué sentido tenía defenderme? Él iba a ganarme si peleaba.

Ahora, lágrimas empapaban sus mejillas por completo y aquellos ojos café rojizo que lograban notarse ante la nula luz de aquel faro.

–– MinHo... - El mayor se tiró al suelo sin importar si se ensuciaba o dañaba, solo quería abrazar el delicado cuerpo de aquel chico con rostro gatuno.

Él correspondió su abrazo y mientras se apoyaba en su hombro, miró a todas partes una potencial arma filosa, algo que dejara descansar a Chan finalmente pues eso merecía luego de tanto tiempo soportando mocosos como Felix, Jake o hasta él mismo.

–– Sé lo que planeas, ¿Eres consciente de ello?

Tragó saliva con nerviosismo y con su mano temblorosa agarró un vidrio cercano a ellos.

Quién diría que bajo la hermosa luna en un casi oscuro y oloroso callejón Christopher daría su último respiro, abrazado de aquel chico que amó en algún momento y que cuidó hasta el cansancio. MinHo no deseó aquello, pero era la misión final que se había impuesto; acabar con el eterno sufrimiento del líder de psicópatas.

–– Lo siento, lo lamento. Mis palabras nunca serán suficientes ante mi arrepentimiento porque sabes muy bien que realmente no es sincero, sabes muy bien que jamas haría algo porque sí, al igual que sabes que jamás te pude corresponder debidamente porque nunca me ha importado alguien en mi vida.

El cabello se pegaba a su frente y las lágrimas continuaban corriendo como un río por su rostro.

–– Lo siento tanto, Christopher Bang.

...

¿Eso había soñado?

–– ¿Por qué diablo soñaste que te asesinaba idiota? Dios, ¿Qué mierda ganaría con eso? Por supuesto que no me atrevería a siquiera tocar un pelo de la única persona que me acogió y cuidó en mis momentos de debilidad.

La voz de MinHo temblaba, mientras veía el cuerpo inconsciente de Han Jisung, hace algunas horas lo había encontrado malherido, aparentemente intentó meterse con los pandilleros de la esquina, aquel grupo llamado White Tigers.

–– Lo siento, meramente lo soñé porque...no sé, creí que te unirías a aquella falsa pandilla que tan "famosa" es. La traición es algo común en este infernal mundo.

–– Tienes razón.

Jake miró a ambos en silencio, en todo el rato que había estado presente se abstuvo a provocar cualquier tipo de ruido, pensó que no se le sería permitido y de igual manera tampoco deseaba arriesgarse a un castigo.

–– Hay que encontrar a Lee Felix. No podemos dejar que ese idiota se termine obsesionando con aquel chico.

–– Lee Know, tu sabes que-

–– No me importa, hay que separarlos. Me niego totalmente al hecho de que ese rubio oxigenado nos abandone por una mera zorra.

La venganza ardía sin temor en esos oscuros y profundos ojos color café rojizo.

La venganza ardía sin temor en esos oscuros y profundos ojos color café rojizo

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𝐌𝐀𝐍𝐈𝐀𝐂 - LixJin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora