¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
MinHo caminaba por las calles totalmente despreocupado, mirando a todas partes algún cartel de alguien perdido...Aún tenía la esperanza de que su familia lo estuviera buscando.
Sus felinos ojos se cerraron, para pronto volver a abrirse brillando ardientemente bajo la luz de la luna. Aquel bello café rojizo se hacía notar al igual que sus cortos y algo ondulados cabellos naranjas.
–– ¿Qué haces aquí? -Preguntó, sin ver a sus espaldas pero sabiendo perfectamente de quién se trataba.
–– ¿Por qué no podría estar aquí? -Murmuró de vuelta, en tono de pregunta algo agresivo; MinHo notó que se estaba poniendo a la defensiva.
Este mismo nombrado negó lentamente y se sentó en la vereda más cercana.
Alzó su mirada y logró ver la cabellera pelirroja, algo larga y la característica máscara de zorro tapando su rostro.
–– Llevamos meses en este negocio juntos, jamás logré ver tu cara. -Inicializó la conversación que hace unos minutos se había muerto.
–– ¿Lo crees necesario? Podría ponerme en peligro si lo hago.
Tenía razón, fue lo único que logró pensar Lee en esos momentos.
–– ¿Y cuándo dejarás de fingir? ¿No crees que es demasiado tonto de tu vida volver una vez al mes al mismo lugar mientras el resto de tus días sigues una vida normal?
–– ¿Cómo tienes la seguridad de eso? ¿Por qué y cómo sabes que vivo una vida normal? ¿Tienes prueba de ello? -Su voz irritada era cada vez más presente y eso alertó a MinHo.
Se vio salvado al momento en que justamente a Felix se le había ocurrido aparecer caminando "por casualidad" hasta su dirección. Ahí notó, que el pelirrojo ya no estaba al lado suyo, ya no estaba en su campo de visión.
Buscó con su mirada de manera disimulada a todo lugar y jamás logró dar nuevamente con el pelirrojo que desconocía totalmente. Felix pareció percatarse de aquello.
–– ¿Tu enamorado escapó? -Nombró en burla, con una sonrisa juguetona.
–– ¿Disculpa? Él no era Christopher... Ni siquiera sé su nombre.
Felix, desinteresado en seguir la conversación le ofreció un chicle de sandía, aquellos que eran los favoritos de Lee.
Pese a que tenían cierta rivalidad, el cansancio solía ganar y no les dejaba pelear como animales salvajes. De cierta manera lo agradecían ya que, secretamente se agradaban bastante, ambos recuerdan que el primer día que se conocieron pensaron que eran familiares lejanos por su mismo apellido; Lo cierto es que ninguno sabe en la actualidad, pero cuando no se están matando están siendo buenos hermanos.
–– ¿Sabes? El otro día escuché lo que dijiste sobre mi nueva obsesión... ¿Crees que sería capaz de abandonar a mi única familia, idiota? -Masticó el chicle de manera silenciosa, sentándose al lado del peli naranja sin dedicarle alguna mirada.
