A la mañana siguiente entraron mis doncellas, corrieron las cortinas y abrieron las ventanas del balcón gigante; me levanté, me vistieron con un vestido largo de color negro, mangas cortas, escote corazón y desde sus costados una cinta azul zafiro destaca mis pechos; como adorno me colocaron un collar de perlas unidas por un hilo casi transparente, haciéndolas aparecer como flotando sobre mi piel. Mis pendientes violeta oscuro luciendo el escudo de mi padre, contrastaban con mi pelo recogido en unas elaboradas trenzas; unas pequeñas flores blancas las sujetaban en la parte superior de mi cabeza.
Llega Nathan y me lleva a Historia Demoníaca; no era un buen título para una materia y menos para empezar el día. Durante el camino sentía miradas en mi espalda todo el tiempo; en la clase los guardias me dijeron que me siente adelante y ellos se colocaron cerca de mí rodeándome con espadas y escudos; gracias a esto no pude ver al profesor en toda la hora y media de clase.
-Buenos días alumnos, soy el profesor Raúl- y empezó con la clase.
Al terminar la clase el profesor nos echó amablemente del aula; mis guardias me siguieron hasta mi habitación y de ahí saqué una libreta llena de pétalos de rosas negras que me había dado mi padre para que anote los nombres de quienes hacen mal las cosas. Salí ahora con tres guardias; el cuarto recorría el perímetro por si encontraba Ángeles en el recorrido desde la habitación hasta el comedor; es obvio que iban a estar, aunque el comedor estuviese dividido por una valla.
Recorrí el pasillo y me senté en una esquina, apartada de todos; apareció el guardia número cuatro con un plato de sopa rusa. -La entrada mi lady-se arrodilla y me entrega la cuchara.
Luego de quince minutos llega Evan, el engreído, rodeado por cinco ángeles mujeres; ¿un ser santo con la libido al tope?; no reí porque es inapropiado, pero frente a la situación irónica y divertida no pude menos que deslizar una pequeña sonrisa traviesa. Evan no me vio; se sentó justo en el centro de su casta, rodeado por su séquito que lo acribillaba a preguntas ridículas cómo: "¿Cómo te peinas así el cabello?" o "¿te parezco linda?" llamándole la atención con poses incomodas y extendiendo los brazos sin reparar que golpeaban a las otras mujeres cercanas a ellas.
A los pocos segundos llegaron los demonios hombres bromeando y dándose golpes entre ellos, pero al verme, dejaron de hacerlo y comenzaron una competencia con el fin de ver quien llegaba primero a sentarse a mi lado; inmediatamente mis guardias junto a otros que se hallaban escondidos aparecieron para impedirles el paso y protegerme.
-La señorita Jazmín no recibirá a nadie sin que ella lo requiera.- hablaron los guardias al unísono; yo miraba como se peleaban y trataban de llamar mi atención gritando obscenidades.
No presto atención porque aparece Nathan con el plato principal: milanesa de carne con ensalada y como postre, un volcán de chocolate coronado con helado de vainilla casero.
-¿Te tienen que proteger tus guardias princesita?-apareció Evan al lado mío con su séquito de hembras tratando de colarse detrás de él.
-Jazmín no puede hablar ni mirarte sin permiso de su padre y o la directora.-habló Nathan.
-¿Cómo? Si siempre me mira-.Las angelitas rieron.
Me levanté y todos me miraron. Lo miro con odio.
-Te equivocas, lo desafié; en realidad, el que me mira todo el tiempo eres tú, en especial cuando despliego mis alas.
-¿Qué harás?- refutó. ¿Extenderás tus pequeñas alas?-. Se levantó y pasó sus dedos por su pelo. Como se burla lo ataco.
Paso mi dedo índice por mi labio inferior tratando de ocultar la carcajada que se me está por escapar.
Mágicamente un silencio invade la habitación.
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Blue Rose
RomanceEn un lugar donde las dos castas se unen, existe una profecía predicha hace años de la cual casi nadie sabe. Solo hay una persona que puede ayudarlo. Solo su alma gemela podrá salvarla. Cuando los ejércitos ya sean de luz u oscuridad estén listos...