Capítulo 5

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Evan iba cubierto por una capa vieja y negra, me miraba mostrando todos sus blancos dientes en una sonrisa de suficiencia.

-No gracias, acepto tu ofrenda pero no quiero romper a la princesa de papá; ni tampoco me quiero romper a mí- se quita la capucha y se pasa los dedos por su pelo castaño oscuro acodándolo.- Así que esto es un mensaje de bienvenida, que conmovedor.-

-Conmovedor es verte actuar de demonio cuándo realmente eres un ángel...; como representas a tu casta-. Me mira enojado pero luego de un momento se calma.

Surge un silencio en la sala y me fijo que ha pasado, estaban todos los demonios en su verdadera forma, con las alas desplegadas, mayormente oscuras, y vestidos con ropa antigua muy bien cuidada mayormente dorada y algunos, como en las historias de vampiros, mostraban sus colmillos.

Los mitos sobre hombres lobos, brujas, licántropos, vampiros y hasta cerbero y todo aquello en relación con la mitología griega, romana y hasta celta surge gracias a esto, los demonios son todo esto en su forma natural, pero se oculta. Antes en la edad media nos mostrábamos como éramos; pero gracias a las persecuciones, muertes y torturas se dejó de hacer y dejamos que el ser humano piense que no existe por su bien, según los ángeles, y por el nuestro.

Se escuchó un gran "¡Fuera ángel!, no eres aceptado" y en medio de todo está, otra vez Nathan salvando el día. Pero está armado con una inservible estaca de plata.

Aparecen los guardias anteriormente distraídos para sacarlo de aquí pero no sirve de nada, al moverse Evan desaparece porque ya le di una cachetada, sabía que no debía mirarlo y menos tocarlo porque estaba prohibido pero valía la pena. Mi golpe más la magia impuesta por papá hizo que saliera impulsado como si lo estuvieran tirando de la cadera por la puerta el mismo volando hasta chocarse con un mueble de roble pulido hasta partirlo por la mitad.

Estoy en mi cuarto luego de haber ido a hablar con la directora sobre el comportamiento. Fue aburrido y terminó rápido.

Estoy dibujando un cuadro del palacio de mi padre, era de estilo gótico parecido al castillo de Nothredome pero más amplio con muchas más habitaciones; se encuentra en medio del infierno protegido por la mayoría de los demonios, aunque no haga falta, tiene un campo de fuerza parecido al que ahora me cubre a mí, que no deja entrar a quien no está invitado.

Las puertas del balcón se abren estruendosamente por el viento y dos cerberos entran rugiendo y sus cabezas están prendidas fuego; detrás de estos entra mi padre todo de negro con la mano cubierta de anillos de plata en forma de armadura.

-Hola hija.

-Padre- inclino la cabeza durante cinco segundos y la levanto para seguir pintando; papá se acerca a ver que hago.

-Te está quedando muy bien, pero no le des tanta luz a la sala este.-señala con el dedo por encima la parte nombrada- recuerda que es un lugar lúgubre y la luz no llega.

-Padre, la luz llega, sino no veríamos nada un rayo de sol mínimamente entra.

-Claro- se dirige hacia mi cama, corre las cortinas y se sienta.- ¿Porque le pegaste a Evan? Entiendo lo de Ethan pero ¿Evan?

-Yo no le golpee vos lo hiciste; indirectamente- sonrío y hago el boceto de las gárgolas que se encuentran encima de las puertas.

-¿Cómo es eso?-

-Nada, solo que al ponerme ese hechizo protector toda persona que me toca sale volando hacia el extremo de la habitación.-y es por ello que Evan me toco y mágicamente apareció al otro lado del salón.-

Blue RoseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora