Harry Potter [One Shot]

|| Regulus Black ||

Advertencia: Ninguna

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《Sangre》

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Era muy sabido por el mundo mágico que la familia Peverell era una de las demás familias pura sangre más respetada.

Pero como toda familia rica tiene el dinero, esta también tienen sus sucios secretos.

La hija única de los Peverell, nacida en Luna roja, fue maldita por uno de los pocos sangre fría que había en la tierra.

Vampiro.

Eso era con lo que la pequeña niña de 5 años fue maldita.

Creció como una persona normal, como Dumbledore les había dicho, tomaría la forma que su cuerpo declaraba que era el mayor potencial que podía dar.

Fue en ese entonces que a la edad de 17 años Athenea Peverell dejó de crecer.

Athenea era una chica rubia con un porte elegante que dejaba a las demás chicas de su casa con una cara de inferioridad.

Por supuesto una hermosa Slytherin, en ojos de varios chicos y al igual que chicas, no era raro que el rumor que llegará a sus oídos de que el mismo Sirius Black -conquistador de Hogwarts- estuviera detrás de ella como un perro.

Pero ella no estaba interesada en el, ni en ningún chico.

Tampoco es como si ella fuera Santa, se reiría a carcajadas si alguien se atreviera a llamarla así y después, solo talvez si tuviera las ganas necesarias, lo hechizaría y dejaría colgado en algún pasillo; la lista de chicos con los que ha estado no era larga, no se dejaba tocar o simplemente ser pensada de esa manera por cualquiera.

Hasta los recordaba todos.

Evan Rosier. No era su tipo, pero tenía que admitir que logró un interés en ella.

Lucius Malfoy. El gran rubio era guapo tenía que admitirlo, de pies a cabeza, físicamente era todo lo que pedía en un hombre, pero su actitud apestaba, el ego hasta el cielo y sus creencias hacia la sangre eran repugnantes.

Si, Athenea no era creyente de esas cosas.

También se encontraba Remus Lupin, un mestizo encantador, guapo igual, el único de los merodeadores que no le irritaba su presencia, lastimosamente lo dejó ir ya que la conciencia del chico no podía por engañar a su amigo con la chica que le gustaba.

Lo admitía era su amigo y se había encariñado con el.

El le contó su secreto.

Ella le contó su secreto.