Capítulo 6

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Quill y Kendra se quedaron el resto del día con Collin en el hospital.

Entre los dos habían conseguido tranquilizarlo y que comiera algo, básicamente unos cereales y un poco de leche con cacao. El médico había salido un par de veces para comunicarles que era una operación complicada pero que las cosas iban bien y que esperaban buenos resultados. A las nueve de la noche, Kendra recibió una llamada de Hunter, se levantó de la incómoda silla de la sala de espera para salir y hablar fuera. El pequeño se había quedado dormido encima de Peter y no quería despertarlo.

-Hola Hunter.

-Hola desaparecida. Teniendo en cuenta lo que estás tardando supongo que tu cita con Mister Galáctico va bien y no quiero interrumpir ni arruinarte la fiesta, pero aquí la gente se está preocupando.

-No es una cita Lance, de hecho, estamos en el hospital.

-¿En el hospital? ¿Qué ha ocurrido? ¿Estáis bien?

-Sí, nosotros sí. Nos topamos con el atraco a un banco al salir de Central Park. Imagino que lo habrán retransmitido por la tele. Los ladrones lo volaron por los aires. El señor Quill y yo sacamos a todo el mundo, por suerte no hubo heridos graves, salvo una mujer. Tiene una herida de bala. Su hijo pequeño estaba allí y no queríamos dejarlo solo.

-No hemos visto nada, aunque tampoco hemos estado pendientes del telediario. ¿Y sabes que de eso se suelen encargar los servicios sociales verdad?

-Lo sé, hemos contactado con el resto de la familia y la hermana de la madre y su marido tardarían en llegar. Además, el niño se ha encariñado un poco con Peter.

-Peter ¿eh?

-Es su nombre Hunter. No empieces de acuerdo, solo ha sido una charla sobre la misión de hoy y una visita turística por Central Park, nada más.

-Así empiezan las historias de amor princesa.

- Puedes decirles a Clary y a Amber que tengan su super laboratorio preparado? Hay algo que quiero que analicen.

Kendra había sacado el pin de Hydra del bolsillo y lo miraba con detenimiento dentro de la bolsita en la que lo había metido. Tenía un mal presentimiento con todo aquello.

-Claro, preciosa, ¿cuándo volveréis?

-No lo sé.- Contestó suspirando- La madre del chico sigue en quirófano, a menos que aparezcan los tíos, estaremos aquí toda la noche.

-De acuerdo, mantenme informado, iré a avisar a las hermanas chifladas.

-Gracias Hunter.

-Siempre es un placer cariño.

Colgó y se guardó el teléfono y el pin. No se equivocó, efectivamente estuvieron allí hasta las cuatro de la madrugada. Collin no se despertó y Kendra y Quill mantuvieron una conversación relajada sobre películas y grupos de música que Peter se había perdido a causa de su larga ausencia. Hasta que él también cayó rendido ante el cansancio y se quedó traspuesto con la cabeza reclinada contra la pared. Ella aprovechó aquello para observarle más detenidamente y sin ninguna presión. Era moreno pero tirando al rubio con unos reflejos rojizos. Sus facciones, ahora relajadas a causa del letargo, eran perfiladas y realmente atractivas, tenía el toque juvenil del que no supera los veintisiete años y la vez adulto gracias a la barba de cuatro o cinco días que lucía. Aun podía reconocer al niño que había conocido años atrás en aquella expresividad. Sintió unas repentinas ganas de acariciarle la cara, tal y como hacía cuando eran pequeños y se quedaban a dormir en casa del otro. Ella siempre permanecía despierta para observarle dormir durante un rato y siempre terminaba pasando su mano por su tranquila faz. Exactamente como hizo ahora. Acarició su cara con total delicadeza, apenas rozándole, disfrutando del contraste entre su suave piel y el ligero picor de su barba. Estuvo unos minutos así, sonriendo sin darse cuenta, sonriendo por haberle recuperado. Más tarde apareció el médico para decirle que la madre del chaval estaba fuera de peligro y que permanecería en cuidados intensivos como medida de precaución. Ella asintió dándole las gracias. Media hora más tarde Peter se despertó y aparecieron los tíos de Collin. La mujer, Nina, era realmente agradable y su marido Alexander muy agradecido y educado. Cogieron al niño en brazos y se dirigieron a la habitación de Jocelyn, la madre del pequeño.

Peter Quill: historia de un forajido. #ChrisPrattAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora