You found me. (Luke Hemmings)

27. Habits.

Aquellas palabras rondaron por la mente de Abby sin dar pausa alguna. Miles de teorías se le ocurrían, pero terminaba desechándolas y quedando en donde estaba en primer lugar. Amaba a un completo desconocido. Porque las cosas que vivían juntos y lo que él le contaba, eran sólo una mínima parte de la historia. Pensó que sólo decía las cosas a su conveniencia, y a fin de cuentas es todo lo que las demás personas hacían.

Sentía miedo, por primera vez en bastante tiempo. Miedo de ser lastimada de nuevo, y de perderlo, a pesar de todo. Llegó a la conclusion de que lo mejor sería alejarse; lo cual conllevaría a soportar más dolor. Pero la única forma de sanar el dolor es agregando un poco más, porque todo lo nuevo distrae de lo anterior.

Abby's POV.

La llamada entrante en mi celular logró sacarme de lo sumergida que estaba en mis pensamientos. Me extrañó al ver que era de un número desconocido, tras unos segundos de dudar, contesté.

-¿Abby?

-¿S-si?

-Joder, soy Abril. Perdimos contacto hace un par de meses desde que me trasladaron de instituto.

Inmediatamente recordé todo. Era bastante buena en clases, por lo que me ascendieron de grado y terminé antes de lo planeado, a pesar de tanto lío. Abril y yo nos conocimos en una fiesta, teníamos los mismos gustos musicales. A decir verdad era agradable estar con ella, pero hace bastante tiempo que había perdido contacto con todos.

-¡Me haz tomado por sorpresa! Te he extraño un montón, ¿como va todo?

-¡Y yo a ti jo! Pues; hace una semana que llegué de Dubai. Alquile un apartamento por aquí y pues, mis padres me ayudan a pagar ciertas cosas y yo trabajo por el resto. No sabes cuanto me ha costado conseguir tu número, maldita.

-Me alegra mucho. A ver cuando hacemos algo, ¿puedes hoy?

-Pues justo a eso te llamaba, Abs. En un par de horas saldré con un par de amigos, ¿puedes venir? Habrá mucho alcohol.

-Hace una noche perfecta para hartarse a beber. Claro.

-Vale, pues pasame tu dirección y te recogemos en media hora.

Tomé una ducha rápida, me vestí y maquille un poco. A los pocos minutos llegó Abril. Me dio un fuerte abrazo y me presentó a sus amigos.

-Abby, él -señaló a un chico rubio, bastante alto y guapo a decir verdad- es Cris.

-Mucho gusto, Abby. Es un placer.

Se acercó a mi y depositó un beso en mi mejilla suavemente.

-Igualmente -sonreí.

-Y él es Sebastian -se refirió a un chico de cabello negro, ojos marrones y también bastante alto. Tenia una sonrisa deslumbrante. Besó mi mejilla también y nos marchamos.

Llegamos a una casa en las afueras de la ciudad. Habían chicos ebrios y drogados por todas partes. Mi móvil comenzó a sonar persistentemente, y supe que era Luke, así que decidí ignorarlo.

-Haya -señaló a un joven con capucha- está el chico que tiene lo que quieres.

-Que bien me conoces.

Me encamine hacia el chico, y ésta vez preferí comprar LSD. Abril era ese tipo de personas qur conoce tus silencios, no necesitas contarle nada para que sepas que estás mal, y comprende todo. Me dirigí al baño y corté el cuadrito en tres partes. Introduci uno en mi boca y lo ubique bajo mi lengua. Media hora después comenzó a hacer efecto. Chequee mi móvil. Catorce llamas pérdidas de Luke.

-Dejate de móviles ahora Abby, disfruta -era Sebastian.

Reí un poco, y tomó mi mano y me llevo a la pista de baile. Ninguno de los dos estaba en sus cinco sentidos, cabe aclarar. Pero no importó.

(...)

Al día siguiente el dolor de cabeza era completamente insoportable. Alguien rodeaba mi cintura con su brazo. Me voltee y me sorprendí al ver al amigo de Abril, Sebastian. Me atrajo nuevamente a su torso desnudo. Seguía dormido. Decidí marcharme.

Cuando iba entrando a casa, encontré a Luke sentado en el arcén con una expresión de enojo y cansancio. Tenia ojeras, sus ojos estaban hinchados y sus nudillos destrozados.

-¡Joder Abby! ¡Tu y tus mentiras egoístas! Me haz hecho preocupar por ti y resulta que estabas follando con otro chico, vale.

-Pues sé egoísta tu también y no te preocupes más por mi. Alejate.

-No. No lo entiendes. No puedo dejarte. Y seguramente te haz drogado también, ¿verdad?

-Basta ya, deja éstas tonterías de una vez. No quiero saber quién eras antes. No quiero estar mas contigo. Quiero y necesito que me dejes en paz.

-Ni siquiera te he contado mi historia y ya me haz botado, ¿ves? Que irónico.

-Vale, como sea. Adiós.

Me alejé lo más rápido que pude de su lado y me adentré en mi casa. Corrí hasta llegar a mi cuarto y las lágrimas comenzaron a bajar por mi rostro sin parar.

Le odiaba. Le odiaba por haber hecho de alguna forma, que rompiera mis normas por él.

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