Luke meneó la cabeza, mirándola con sus azules ojos sombríos. Estaban en la casa que habían encontrado hace unas cuantas semanas, en compañía de Cassie, Ashton, Anne, Ethan y un par de amigos de ellos. Y como era evidente, las drogas no podían faltar. Todos estaban dentro, bailando bajo la ensordecedora y molesta música, al parecer de Abby. Ethan llevaba un pequeño sobre en sus manos, debatiéndose entre si abrirlo o no. Al final lo hizo, acomodó la cocaína en finas hileras y comenzó a aspirarla por la nariz. Todo rastro de preocupación desapareció de su rostro tras unos minutos. Después de Ethan, los demás jóvenes que se encontraban allí se acercaron a Ashton, y éste llenó sus bolsillos con dinero en cuestión de segundos. Se dispusieron a hacer lo mismo que Ethan, pero no solo con cocaína. Luke tomó de la mano a Abby, sacándola de allí y yendo a la parte trasera de la casa. Luke puso ambas manos a los lados de su cabeza, y tomó los labios de Abby entre los suyos. Su boca era tan suave como la recordaba; el roce de sus labios era tierno, y Abby sintió escalofríos por todo el cuerpo. Alzó los brazos y le rodeó el cuello, hundió los dedos en su cabello y le rozó la piel de la nuca. La besó con tal intensidad que fue casi doloroso. Sus manos estaban en las caderas de Abby y le levantó como si estuviera hecha de aire. Sus piernas envolvieron su cintura, y se movieron hacia la derecha, golpeando una vieja caja que se encontraba tirada allí. Se vino abajo, pero no le importó a ninguno. Los labios de ambos permanecían sellados. Era como si no pudieran conseguir suficiente el uno del otro. Después de unos segundos, ambos se separaron por la falta de aire. Los ojos de Luke la miraban tiernamente, y ella pudo sentir el calor haciéndose presente en sus mejillas.
—Te ves hermosa cuando te sonrojas —susurró él, haciendo que su aliento chocara contra el cuello de Abby y ella se estremeciera.
—Gracias por la observación, Luke. Ahora me pondré peor.
Luke soltó una débil carcajada, para después unir sus labios con los de ella nuevamente. Posicionó sus manos sobre las caderas de Abby, y las acarició con sus dedos hábilmente. Ahogó un gemido contra la boca de Abby, y la acercó más a él. Un frío glacial se había apoderado de la noche, hasta entonces templada y agradable. Abby puso la palma de su mano en el pecho de Luke, y al hacerlo sintió un bulto en ella. Se separó de el y sacó lo que sea que hubiera allí. Era una caja con cigarrillos. Abby la tomó entre sus manos y sacó con delicadeza dos de la caja. Agarró el encendedor que siempre cargaba y los encendió. Puso uno entre los labios de Luke, y él le dedicó una sonrisa de complicidad. Abby se sacó el cigarrillo de la boca, para luego expulsar el humo en el rostro de Luke. Éste se le unió, y el humo expulsado por ambos se mezcló, formando una especie de remolino o espiral. La acercó a él e introdujo una mano por debajo del suéter de Abby, y le recorrió la espalda de abajo a arriba, acariciándola. Tenía la piel suave y caliente. Los dedos de Luke subieron hasta el cuello de ella y luego regresaron al punto de partida. El estallido de un relámpago centelleó en el cielo y todo quedó iluminado por unos instantes como si fuera de día. Los ojos de Luke se centraron en ella. No estaba segura de lo que el veía. No creyó que la viera diferente, pero una pequeña sonrisa satisfecha cruzó sus labios. Volvió a tomar sus labios entre los de él, y los mordisqueo dulcemente. Ambos sintieron sus labios arder. La mano de Luke se apretó a la de Abby. Sintió que sus fríos dedos apartaban el cabello de su cuello, y entonces ella notó sus labios justo en su nuca. No podía moverse ni hablar. Soltó el aliento con lentitud, tratando de no hacer ningún ruido. Sus labios avanzaron hasta la oreja, y le atrapó el lóbulo entre los dientes. La rodeó con los brazos, cruzándolos sobre su pecho, apretándole contra él. Pudo sentir su inseguridad, su deseo. Abby se concentró en sus finos labios, y el agradable olor de su loción. Sus labios se movieron hacia la clavícula de Abby y su mano acarició su cadera. Luke se relamió sus labios y apartó de Abby lentamente. Ambos notaron un sabor metálico en sus bocas, y sonrieron para sus adentros.
—Me pregunto como serán las cosas. Es decir, ¿estamos bien, verdad? —preguntó el rubio con una notable preocupación.
Abby le sonrió débilmente.
—Supongo que si —hizo un ademán con la mano, restándole importancia—.
Ambos permanecieron en silencio por lo que parecieron horas. Aunque en realidad, solo habían transcurrido un par de minutos.
—Extraño a mis padres. Recuerdo que mi madre solía leerme cuentos a la hora de dormir —soltó una nostálgica risa, y Luke le miró con culpabilidad—. También recuerdo el día en que todos tuvimos en nuestros brazos a mi hermano, Kyle. Mi padre y mi madre se veían felices, como era de esperarse. Es como si su llegaba hubiese traído esperanza para todos, una luz. Pero pronto esa luz se apagó, dejándonos a todos en una oscuridad que nos consumió poco a poco, hasta arrasar con todo.
Luke se debatió mentalmente entre si sí debería preguntarle por su hermano, hasta que finalmente lo hizo. —¿Qué le sucedió a tu hermano, Abby?
—Desde que nació tuvo complicaciones pulmonares, además de ser prematuro. En resumen, no duró mucho con vida.
—Lo siento mucho.
—Yo también. Pero el dolor te hace fuerte. La pérdida te hace poderoso. No importa ya.
Sin previo aviso, Luke la envolvió en sus brazos y se aferró a ella. Abby tardó unos segundos en procesarlo, y le correspondió. Hundió su cara en el hueco de su cuello, soltando un breve suspiro. Ambos se apartaron tras transcurrir unos minutos, y Luke depositó un beso en su frente.
—Necesitas dormir, Abby. Luces realmente exhausta.
Abby se limitó a asentir. Luke la tomó entre sus brazos y se la llevó hacia su auto.
—No es como si no pudiera caminar —protestó ella mientras reía.
Luke desactivó la alarma y abrió a tientas mientras sostenía a Abby. Ella se acomodó como pudo y fue cerrando sus ojos. Al notar que Luke se alejaba, le tomó del brazo y le acercó a ella. El besó su muñeca, y permaneció a su lado hasta que cayó profundamente dormida. Él se quitó su chaqueta y se la puso encima a Abby como pudo. Mientras él estaba allí, ella dormía sin soñar, inmersa en un océano de nada. En un olvido indoloro.
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You found me. (Luke Hemmings)
Fanfic❝Somos nuestro propio demonio y hacemos de este mundo nuestro propio infierno.❞