-¿Tienes un dos?
-Tengo un tres ¿Te sirve?
-Dámelo... - Contestó el castaño.
-¿Estamos apostando algo?
-El que pierde tendrá que salir sin ropa a la calle.
-Pero si afuera no hay nadie.
-Está lloviendo y la temperatura es bajo cero.
Cameron estaba enviciado jugando póquer, ya llevaban una hora jugando y no se había acordado ni por un segundo de _______, Aiden, y de nadie más.
*~~~*
-¿Eso es todo lo que harás?
-Sí.
-¿Segura?
-Mientras Jay no se entere todo está bien.
-¿Quieres que haga algo por tí?
-¿Podrías llamar y asegurarte de qué Cameron está bien?
-Te llamaré luego.
-Está bien- Se formo un pequeño silencio- Te quiero.
-Yo también te quiero- Sonrió.
_______ se sentía extraña hablando con Martin, hace mucho que no lo hacía y extrañamente sintió la necesidad de hacerle saber que lo quería. Había olvidado lo de los exámenes ya que si había perdonado a Cameron también debía perdonarlo a él, eso era lo más justo.
-_______- Tocaron la puerta.
< Demonios >
Dejó el teléfono en el velador, corrió a la cama y con los almohadones formó un bulto, estiró las sábanas hasta arriba y fue a la puerta. Abrió y vio a Jay con una expresión algo nerviosa, ella en tanto fingía tener sueño.
-¿Y Cameron?
-Está durmiendo- Apuntó la cama.
-Te escuché hablar.
-Estaba hablando por teléfono.
-Ah... Yo sólo venia a preguntar si oyeron ruidos, hace rato sentía piedras y movimientos en el techo.
-Cameron fue a ver y era un gato.
-¿Un gato?
-Sí... ¿Aiden ya se durmió?
-Hace rato, me iré a dormir. Buenas noches.
-Buenas noches- Sonrió y cerró la puerta.
Cogió el teléfono y con el se metió entre las sabanas. Inconscientemente en tanto cerraba los ojos abrazaba al bulto formado por los cojines, ya que tenían el mismo aroma que el perfume del castaño.
*~*
Cameron no había ganado la primera partida de póquer... pero tampoco había perdido. Se encontraba en la ventana viendo como Tyler se paseaba corriendo por la lluvia.
-¿Es qué acaso no tiene frío?
-Ese tipo es inhumano- Río Cameron.
Había tenido suerte de que lo encerraran junto a dos tipos que acababan de entrar al grupo, si lo hubiesen dejado otros sujetos estaría atado en una silla, sin comida y sin poder ir al baño. Sintió un vibrar en su bolsillo... Una llamada de Martín, se alejó y contestó.
-¿Qué?
-¿Cómo estás?
-¿Desde cuando te importa?