Ahí estaba Martin, en ese pequeño callejón sentado solo sobre un sillón viejo y desgastado.
-Sabía que volverías- Dijo todavía sentado de lo más cómodo.
-Tengo que hablar contigo.
-Está bien- Con su mano le dio unos golpes al asiento.
-No- Carter me tomo del brazo para que no fuera.
-Estaré bien, tú quédate aquí y no te muevas.
-De acuerdo, pero si él te hace algo yo te sacó de ahí y le rompo la cara- Me puse a reír.
-Sabía que tú eras el único que podía acompañarme.
Le dediqué una sonrisa y acto seguido me senté algo incómoda al lado de Martin esperando que él afirmara mis sospechas.
-Necesito que me respondas algo.
-¿Ya lo viste?- Yo asentí- No era mi idea que quedara tan mal pero los chicos se aprovecharon de la situación y se desquitaron por todas los humillaciones que habían sufrido por su culpa.
-¿Estas arrepentido?- Pregunté confundida.
-Del hecho no pero si de las consecuencias.
-No te entiendo.
-No estoy arrepentido de haber golpeado a Cameron, pero si me arrepiento de que mis amigos se hayan metido en nuestra pelea y hayan aprovechado para golpearlo y bueno tú viste como quedo.
-No eres tan malo como pensaba que eras.
-No creas eso- Negó con la cabeza- No todos somos lo que aparentamos.
-¿Eres bueno o malo?- Pregunté confundida.
-Todos somos buenos y malos a la vez- Me miró y sonrió- Eres rara ¿Sabes?
-¿Por qué?
-Cualquier chica no vendría a este lugar a hablar con el tipo que se la quiso violar dos veces- Dijo en tono obvio.
-Tienes razón- Hice una mueca con la boca.
-¿De verdad te gusta, cierto?
-¿Qué?
-Si el imbéci'l castaño no te importara no estarías aquí.
Tenía razón, la verdadera causa de mi visita tenía nombre y apellido: Cameron Dallas.
-Ayer llego a mí casa con la cara hecha pedazos diciéndome que no quería nada conmigo.
-¿Supusiste que había sido yo?
-Sí.
-Eres inteligente- Asintió- Pero no tanto como para razonar que el venir aquí fue mala idea.
-¿Por qué?
-Mira... Aquí yo y mi pandilla somos los que se podrían describir como los más "inofensivos"- Hizo comillas con sus dedos- Pero aquí hay bandas a las que hasta yo les tengo miedo.
-No vine sola, vine con Carter.
-Es como si estuvieses sola- Miró a Carter- Si no estás en una banda no eres nadie.
-¿Por eso estás en una banda?- Justo sonó el teléfono de Carter.
-______ me tengo que ir.
-Está bien adiós- Me despedí con la mano.
-¿Qué? ¡No! Tú te vienes conmigo- Dijo Carter caminando hacia mí.
-Todavía no termino de hablar de hablar con Martin.
-Yo la voy a dejar a su casa, total vivimos al lado.
-No te dejare solo con ella- Carter le puso mala cara.
-No me va a hacer nada.
-No- Carter negó.
-Te lo prometo- Dijo Martin alzando ambas manos.
-¡No!- Negó otra vez.
-Si le hago algo te prometo que dejo que tú y tus amigos me golpeen hasta cansarse.
-No te creo.
-Es un pueblo pequeño, si ustedes me encuentran me pegan así de sencillo pero ya no tengo intenciones de hacerle nada.
-Más te vale- Le dijo a Martin.
-Yo me voy, cuídate- Me dio un beso en la mejilla- Cualquier cosa me dices y yo lo arregló.
-Ok.
-Sí- Dijo Martin asintiendo con la cabeza.
-¿Qué?- Le pregunté a Martin viendo como Carter se iba.
-Sí, por eso estoy en una banda, para ser alguien.
-Ah...
-Tal vez te parezca estúpi'do.
-No me parece, lo es.
-Yo no era nadie en este pueblo pero unos chicos me convencieron de unirme a su banda y bueno ahora soy alguien y ellos son mis mejores amigos.
-A mí me pareces bastante bueno- Él alzó una sola ceja.
-¿Bueno de que tipo?
-Buena persona.
-Yo pensé que otro tipo de bueno- Rió.
-También del otro tipo de bueno pero...
-Solo tienes ojos para otra persona- Interrumpió.
-Sí.
-¿Quieres irte ya?
-Sí, este lugar me da un poco de escalofríos.Nos paramos y comenzamos a caminar por la calle. Definitivamente Martin es increíble, a pesar de todo lo que había pasado antes tenemos una extraña conexión. De verdad me encantaría ser su amiga pero todavía no fío totalmente de él.
-¿¡Quién es esa belleza Martin!?- Gritó un chico de mala apariencia a unos metros.
-¡Es mi hermana!- Gritó y después ignoro todos los comentarios de este.
-¿Tú hermana?- Reí cuando ya íbamos por Pacific Street.
-¿Qué? Si no les decía eso créeme que ahora no estarías aquí conmigo.
-Entonces gracias- Le sonreí.
-De nada- Me miró e hizo una leve sonrisa- Eres la primera chica con la que estado y no he sentido las ganas de follarmela.
-¿Estás seguro de eso?
-Bueno... En este momento no- Rió- De verdad, es como que sintiera como mi hermana.
-Quisiera poder decir lo mismo pero aun no confío mucho en ti.
-¿Si no confías por qué esta saquí conmigo?
-No lo sé.
No hablamos más de ahí en adelante y solo nos dedicamos a ver como algunos chicos nos miraban de forma extraña y otros simplemente miraban con terror a Martin. Giré mi vista hacia la derecha y vi el pasaje donde vivía Cameron, en seguida recordé como lo había conocido. Sacudí mi cabeza y volteé mi vista al frente.
-¿Ya no saludas?
-¿Qué?- Preguntó Martin.
-No te hablaba a ti, le hablaba a él- Me di vuelta y el chico encapuchado se quedó congelado mientras me daba la espalda- Sé que eres tú Cameron- Camine hacia él y le saque el gorro del polerón dejando al descubierto su cabello- Mírame- Dije viendo que él no se movía.
-No puedo- Susurró bajando la cabeza.
-Por favor- Suplique.
Él volteó y se sacó la bufanda que traía y que le cubría prácticamente toda su moreteada cara. Me miró pero su vista se situó sobre mi hombro, giré y vi a Martin parado atrás mío.
-Yo me voy- Sacudió su mano- Y dile a Carter que no es necesario hacerme nada- Rió.
-Le diré- Reí- Adiós.
Martin empezó a caminar por la avenida así que yo me di media vuelta y me encontré con Cameron con la mirada clavada en el asfalto.
-¿Qué paso?- Pregunté poniendo mi mano en su hombro. Él enseguida se quejó.
-No puedo estar contigo- Me miró y sus ojos comenzaron a brillar.
-Si puedes, que no quieras es otra cosa- Saqué mi mano de su hombro ya que al parecer le causaba dolor.
-Yo si quiero- Comenzó a asentir una y otra vez con la cabeza- Pero... Tengo miedo.