Capítulo 20: A Mischievous Approach

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-Sabes que todavía no entiendo por qué sales con la Sangre Sucia-, comentó Draco, durante el desayuno de aquel jueves por la mañana.

-Yo no 'salgo con ella'... Simplemente es útil para mí, ahora mismo-, respondió Harrison.

-Útil, ¿cómo?-.

-Quiere sacar a Ella de Azkaban. Quién soy yo para negarle eso... Tú y yo sabemos que Ella no debería estar en Azkaban-.

-Sigo sin ver qué está haciendo-.

-Simple ella envía cartas de apelación a la ley mágica, y con suerte los visita en persona con suerte, tu padre está apoyando directamente para sacarla-.

-Sigue siendo una Sangre Sucia-.

-Lo es. Una molesta, además-, añadió.

Draco volvió a prestar atención a su desayuno, mientras Harrison cogía dos tostadas de la bandeja de plata que tenía delante y las ponía en su plato. Untó las dos tostadas con mantequilla y las mordisqueó, sin prestar atención a las conversaciones que se producían a su alrededor.

Fue entonces, cuando estaba a punto de tomar un sorbo de su zumo de calabaza, que vio un destello de un brillante color rosa chicle por el rabillo del ojo, que tuvo que dejar lo que estaba haciendo y echar un vistazo. Efectivamente, el pelo de Draco, que normalmente era rubio pálido, era ahora del color rosa chicle.

Pansy fue la primera en reaccionar sobre el cambio de pelo ya que le señaló con un dedo la feria y le dijo en voz algo alta.

-¡Tu pelo!-.

-¿Qué pasa con mi pelo?- Preguntó Draco preocupado. Tiró de sus mechones esperando ver de qué hablaba Pansy pero no encontró nada.

Fue para entonces que el gran Comedor por fin se dio cuenta de lo que estaba pasando. El Gran Comedor se calló cuando las diversas conversaciones terminaron, dejando el silencio en el aire hasta que otras personas empezaron a chillar al ver que su pelo ya no era de su color, sino simplemente un tono de pelo rosa chicle. Harrison se dio cuenta de que varias casas eran víctimas de la broma, y también se dio cuenta de que el niño que vivió y el traidor a la sangre también eran víctimas de las travesuras de Fred y George. Fred y George no pudieron contener sus sonrisas cuando se encontró rápidamente con los ojos de ambos, y sonrió internamente.

Harrison volvió a prestar atención a Draco, que tomó la gran cuchara que alguien le había ofrecido y miró su reflejo a través del objeto brillante. Chilló y gritó,

-¡Quienquiera que haya hecho esto, exijo que me arregle el pelo ahora mismo!-.

Fred y George se echaron a reír, viendo las caras de asombro de todos los que les miraban mientras se levantaban de sus puestos y se dirigían a la salida del Gran Comedor, con risitas que les seguían. Cuando llegaron al gran conjunto de puertas, miraron hacia atrás por encima de los hombros y proclamaron,

-¡No te preocupes, tu pelo volverá a la normalidad dentro de una semana!-.

El gran conjunto de puertas se cerró tras ellos mientras Harrison prestaba atención al rubio, que parecía especialmente descontento con toda la experiencia,

-Debería haber sabido que esto gritaba los malditos nombres de los gemelos-, refunfuñó Draco.

-No te preocupes, al final se te pasará-, añadió Pansy.

-Espera a que mi padre se entere de esto-, continuó Draco.

-Ahora vuelvo-, dijo Harrison, llevándose una manzana mientras salía del gran Comedor y seguía a Fred y George.

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