La Sangre De La Mafia [KinnPorsche]

OH CHAY!/ Especial KimChay 20k. PT.2

– Ah, Chay, Chay, ahí, justo ahí bebé.– los gemidos de Kim al ser embestido por su esposo eran hermosos a oídos de este. Lentamente le hacía el amor, un cambio de roles era bueno de vez en cuando. ¿Cómo habían llegado hasta este punto? Pues...

Kim tomó a su esposo y se lo llevó de vuelta al lujoso hotel. Comenzaron un fogoso beso en el ascensor, con ambos jadeando, desesperados por llegar a la habitación y sacear su calor.

– Te amo Chay, te amo, te amo.

– Phi.– jadeó. El ascensor se detuvo justo en el penthouse y a trompicones entraron, quitando sus ropas entre besos, ya desnudos, el menor saltó y enredó sus extremidades en el cuerpo del mayor, Kim lo sostuvo, agarrándolo por las nalgas y apretándolas. Ambos cayeron en la cama y Chay los giró, quedando encima, a horcajadas de su esposo y sonriendo lascivamente.

– Kim, Kim, quiero...– el menor jadeó.

– ¿Quieres? Dime bebé, ¿qué deseas? Soy todo tuyo.

– Yo, quiero, quiero ir arriba Kim.– Chay hizo fricción contra la erección de su marido, ambos jadeando, Chay sonrojado y con sus negros cabellos sudados pegados en la frente.

– Vamos, vamos Chay, quiero, yo quiero también, vamos, ah.– gimió al final. Sonrió jadeante y acarició el rostro de su amor. Porchay bajó y unió sus labios en un beso, jugando con sus lenguas, moviendo las caderas, simulando embestidas, y frotando ambos penes con una mano.
Tomó las muñecas de Kim y las unió por encima de su cabeza, bajó lentamente por el cuerpo hermoso de su marido, lamiendo, chupando, mordiendo, besando. Bajó hasta llegar al hinchado miembro de Kim y lamió la gota de líquido preseminal que se escapaba.

– Oh Chay.– a Kim le encantaba esta faceta para nada tímida de su esposo. Sin tardarse más, introdujo la erección en su boca e hizo de ella lo que quiso, chupó, lamió, saboreó, como una chupeta, como todo un profesional. Oh, Kim estaba en el mismo cielo, flotando entre las nubes, pero bajó a quemarse en las llamas del inframundo cuando de la nada, la lengua cálida del menor tocó ese punto fruncido. Kim soltó el gemido más largo cuando Chay lamió su entrada e introdujo su lengua en ella. Agarró con fuerza los cabellos del menor y lo hizo acercarse más, buscando más roce y esa sensación de sumo placer. ¡Oh Dios! ¿Dónde había aprendido eso? Kim estaba ido, fuera de sí, no era la primera vez que tenían intimidad, Kim siempre era el dominante, pero joder, esto era la gloria, debía hacer esto más seguido, sí, definitivamente.
Su respiración se atascó cuando dos dedos húmedos y aceitados se insertaron lentamente en su interior.

– Oh sí, sí...– la aceptación de Kim llenaba el corazón de Chay y aumentaba su ego de paso, lo estaba haciendo bien. Sonrió aún más cuando encontró el punto exacto de placer del mayor y este chilló entre las almohadas, arqueado su espalda. Luego tres dedos fueron, y cuatro, y Kim gemía como gata en celo en opinión del menor, más música para sus oídos.

– Chay, oh Chay bebé, ya voy...ya voy...

– No, aún no, quiero que te corras comigo en tu interior.– la sonrisa lasciva de Chay activó algo nuevo en el interior de Kim, le encantaba definitivamente este lado de su marido.
Los dedos fueron extraídos del interior de Kim, dejando un gran vacío en él. Esos dedos fueron al pene de su dueño y lo acariciaron, rápidamente y con presión. Chay se colocó entre las piernas bien abiertas de Kim, a la altura de su rostro y bajó para devorar los labios ajenos, a la vez tomó su pene y colocó la punta contra la entrada contraria, haciendo presión, Kim respiró hondo en el beso. Lentamente fue introducido el pene en la apretada, caliente y virgen cavidad, haciendo a Kim gimotear y lagrimear por el leve dolor, siendo calmado por el menor. Chay no era pequeño, era bastante grande para su edad, no más que él, pero lo suficientemente bueno.

– Shh...shhh...un poco más bebé, ya casi está.– por cada palabra, dejaba un beso en los húmedos párpados de Kim y en sus rojas y sudadas mejillas. Ambos suspiraron cuando por fin tocó fondo. Chay se quedó quieto, esperando órdenes de su amor jadeante.

– Mue..oh.. muévete Chay.– y eso fue todo lo que necesitó. Comenzó un lento vaivén, empujando su hombría profundamente en el interior, haciendo golpear sus testículos a los glúteos de Kim. No necesitaba nada más, esa posición era buena para la primera vez, justo así, mirando a su mayor a los ojos, viéndolo jadear, gemir, fruncir el ceño y abrir la boca en forma de o. Kim se abrazó al cuello de Chay y lo acercó más a él, besándose enseguida.

– Más, más bebé, dame más duro...– esa fue la frase que jadeó en su oído y que nos hace volver al presente. Chay aumentó la intensidad y velocidad de las embestidas, y luego, todo fue intenso, un borrón.

– ¡Justo así Chay! Oh, dios mío...

– Ah..Kim, bebé, mi amor, ah, justo así, ¿te gusta así?

– Sí sí sí sí..así, ahí...voy, voy a correrme, eso es todo Porchay.

– Conmigo, conmigo, vamos, juntos.– varias embestida más hicieron falta y luego el paraíso.
Con un fuerte y agudo gemido, no se sabe de quién, ambos llegaron al clímax. Chay derramó su caliente semilla en el interior de Kim, mientras el mayor se vino entre sus estómagos, sin tocarse, sin estimulación a su pene, sólo por la estimulación de su esposo. Con cuidado salió de su interior, Kim gimió y rio. Chay fue corriendo al baño y trajo toallitas húmedas, usándolas para limpiar a Kim y a sí mismo. Se acostó jadeante a su lado y con la misma velocidad se acurrucó en el pecho de su marido y cerró los ojos.

– Eso fue alucinante Chay.– mencionó Kim y el menor se sonrojó y se apachurró más a Kim.

– Phi Kim, no-no di-digas esas cosas.– murmuró Chay.

– Oh no, no, no, señorito. No puedes estar tímido después de tal actuación. Tenemos que volver a hacerlo, definitivamente.– y el menor rio bajito y besó el pecho del mayor. Kim resopló y se giró para darle la cara. Le besó la frente y guiñó un ojo. – Ya descansaste, ahora es mi turno.– sonrió diabólicamente y Chay gimió cuando Kim apretó una de sus nalgas.

Semanas después, se escucharía el fuerte grito de Kim desde su habitación en la casa grande..

–¡¿CÓMO QUE ESTOY EMBARAZADO?!

Y, pues, Kinn se desmayó...