Nueva invitada.

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Una ínfima estela de resplandeciente luminiscencia solar penetró a través de una estrecha abertura ubicada en la rótula de aquella habitación, comenzaba un nuevo día que suscitaba intrínsecamente ilusión y esperanza.

Recostado mansamente sobre su cama estaba un joven adulto de cabello negro, cubierto de una aterciopelada sábana.

Repentinamente se movió a la izquierda y luego a la derecha, sabiendo ya que su cuerpo le pedía levantarse, pero él se negaba rotundamente a complacer aquella voluntad. El sueño lo tenía en cautividad.

En ese instante, pasos se empezaron a escuchar afuera de la habitación de esta persona, y alguien empezó a tocar la puerta.

*Toc, toc, toc*

No queriendo aceptar que el mundo quería que dejara su lecho, siguió acostado tratando de descansar un poco más después de regresar de la reciente mazmorra.

Quien sea que estaba afuera, seguía tocando la puerta tratando de que el dueño de la habitación diera una respuesta o saliera.

Repentinamente el ruido que los nudillos producen al golpear la puerta de madera de la habitación se detuvo.

*Chiiiiir*

La puerta había sido abierta lentamente mientras alguien entraba.

Éste alguien se acercó al mueble sobre el que descansaba el joven adulto de cabello negro.

Una sombra empezó a extenderse sobre la persona dormida.

???: ¡Jin-Woo despierta!

El joven ahora identificado como Jin-Woo se despertó rápidamente y sacó una de sus dagas inconscientemente.

Jin-Woo: ¿Ahora qué pasa!?

Vio a su alrededor y no vio nada fuera de lo normal

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Vio a su alrededor y no vio nada fuera de lo normal. Dirigió su vista a quien lo había despertado abruptamente.

Jin-Woo: Haaa... No vuelvas a hacer eso, Esil.

La persona que lo había despertado era una chica de cabello morado que le llegaba hasta la cintura, piel pálida, ojos color rojo, marcas de color rojo al costado de ambos ojos, orejas algo puntiagudas, caninos pronunciados y una constitución esbelta.

Era Esil Radir, la misma chica que lo ayudó en los últimos pisos de su travesía por el castillo demoníaco. Solo que ahora en vez de una armadura o vestido elegante, traía puesto ropa que una persona normal como nosotros utilizaría en casa.

 Solo que ahora en vez de una armadura o vestido elegante, traía puesto ropa que una persona normal como nosotros utilizaría en casa

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La última oportunidad...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora