4.

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—¡Vamos a comer! —gritó emocionado el Pilar de la Flama.

—¡Si, vamos! —acompañó Mitsuri.

—¿Vienes, Tomioka? —preguntó Shinobu al azabache. Giyuu desvió su mirada pensando su respuesta.

—No, no iré. —dijo para luego irse a su finca.

Shinobu solo levantó los hombros con indiferencia y se fue a donde los demás pilares iban.

Cuando llegaron prepararon la mesa y pusieron distintos tipos de comida para cada uno. Shinobu y Sanemi tomaron un poco de ohagi, no era un secreto que esa fuera su comida favorita.
Luego de unos 10 minutos de charla y risas, Sanemi notó que faltaba la presencia de Tomioka.

—Kocho —susurró llamando la atención de la nombrada.

—¿Si? —preguntó mirándolo con curiosidad.

—¿Donde está Tomioka? —Shinobu lo miró sorprendida para luego decirle su ubicación.

Sanemi procedió a levantarse de la mesa y tomó un poco de daikon de salmón para colocarlo en un plato y en otro, puso algunos ohagis.

—¿A dónde vas? —preguntó Uzui, el albino volteó a verlo.

—Iré a mi finca, olvidé que tenía unas cosas que hacer ahí. —volvió su vista al frente. —Gracias por la comida. —y se fue, los demás pilares se miraron confundidos para después restarle importancia y seguir comiendo.

Shinazugawa caminó por todo un largo camino con destino a la finca de Tomioka. Realmente le molestaba esa actitud del azabache, el no creerse lo suficiente para estar ahí con ellos. Resopló y volvió su atención a su destino.

Al llegar, tocó la puerta y espero que el azabache le abriera. Tomioka sintió los ruidos al instante, así que fue tranquilo a abrir la puerta.

—¿Shinazugawa?, ¿qué estás haciendo aquí? —Sanemi bufó y entró empujando un poco a Tomioka.

—Ven conmigo, ahora. —ordenó. Giyuu le hizo caso y fue con el. Se sentaron en el jardín de la finca, tenían una hermosa vista y era relajante estar ahí.

—¿Qué necesitas? —preguntó confundido.

—Toma. —desvió su mirada con un tenue rubor en sus mejillas y extendió su brazo para entregarle el plato al que le había puesto daikon anteriormente.

Tomioka abrió sus ojos sorprendido, un tenue rubor se hizo presente en sus mejillas y sonrió levemente.

—Gracias, Shinazugawa —agradeció feliz.

—No me lo agradezcas. Eres el único idiota que no come con los demás por su estúpida actitud de inferioridad. —se quejó molesto. Tomioka lo miró para volver su vista a la comida que le había entregado el pilar.

• ᴍɪɴɪ ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀꜱ • // [ɢɪʏᴜᴜꜱᴀɴᴇ/ɢɪʏᴜꜱᴀɴᴇ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora