• ᴍɪɴɪ ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀꜱ • // [ɢɪʏᴜᴜꜱᴀɴᴇ/ɢɪʏᴜꜱᴀɴᴇ]

11.

Sanemi y Tomioka no eran amigos pero a veces se sentaban en el patio de atrás de la casa de Tomioka y hablaban sobre la vida. Aún así, ambos podían decir que se llevaban bien. Las discusiones y peleas entre ellos no eran tan comunes como antes y muy rara vez oías a Shinazugawa hablar mal del azabache.

En esta ocasión, ambos estaban hablando de cosas triviales como el clima y qué habían desayunado ese día.

Habían ocasiones en las que Sanemi quería preguntarle tantas cosas a Tomioka, pero simplemente no decía nada y luego de unas dos horas de charla, se iba sin más. Pero hoy no iba a ser así.

—Oye, Tomioka —Tomioka se giró para verlo, arqueando una ceja —, ¿por qué tu haori se divide en dos?

—¿En dos?

—Sí, quiero decir... ¿por qué de un lado tienes un color simple y del otro un diseño? —Shinazugawa preguntó, llamando la atención de Tomioka. ¿Por qué de pronto traía ese tema a la conversación?

—No es nada. —Giyuu respondió. Sanemi frunció el ceño.

—Aguafiestas.

—¿Por qué quieres saber?

—Curiosidad. —El albino se encogió de hombros, a lo que Tomioka rodó los ojos.

Soltó un largo suspiro. —¿No vas a irte hasta que te lo cuente, no? —Sanemi negó con una sonrisa divertida.

—Bien, supongo que si te hago un pequeño resumen vas a estar satisfecho. —El azabache de alguna manera se rindió.

—Yo tuve un amigo llamado Sabito que fue entrenado junto conmigo por el ex-pilar de agua Sakonji Urokodaki. Ambos fuimos muy unidos, y yo lo admiraba por su fuerza. Ambos éramos prácticamente hermanos.

Sanemi oía atentamente y no pudo evitar recordar a su propio mejor amigo, Masachika.

—En la Selección Final, mi mejor amigo se destacó en todo momento, acabando con cada demonio y protegiendo a los demás. Yo, en cambio, en mi primera batalla con un demonio, recibí un golpe en la cabeza que me dejó inconsciente. Al despertar, me entregaron el haori y la máscara de Sabito ya que había muerto. —Tomioka miró el lado izquierdo de su haori —Este lado está hecho con su haori.

Shinazugawa no pudo evitar sentir pena por Tomioka, puesto que al igual que él, al morir Masachika también conservó algo de él. El tsuba de su katana le pertenecía a Masachika y él se lo quedó como recuerdo, así también como el broche de mariposa de su amiga Kanae.

—¿Y el otro lado? —Tomioka soltó un suspiro y se pasó una mano por el cabello, frunciendo el ceño. Sanemi tragó, ¿por qué ese gesto se le hizo tan atractivo de ver?

—Es parte del haori de mi hermana Tsutako, también falleció. —El apretó el puño con rabia y a la vez frustración —Un día antes de casarse, un demonio nos atacó. Mi hermana, para protegerme, me mantuvo oculto, sacrificándose por mi. —Volvió a apretar su mano, lo que hizo que Sanemi tragara saliva nervioso.

—Ella era lo más importante para mí, siempre veló por mi seguridad y mi bienestar. A veces...

Sanemi no siguió escuchando al ver cada gesto del rostro, manos y cuerpo de Tomioka al contar su historia. El albino se mordió el labio.

«Estoy seguro de que voy a quemarme en el infierno por esto...»

Tomioka seguía hablando, sacando su frustración y enojo frente a Sanemi, contándole todo lo que tuvo guardado durante años.

Aún así, Sanemi no lo escuchaba. «Aquí está Tomioka, contándome su pasado y el dolor que tuvo que pasar todo este tiempo y yo en lo único que pienso es que quiero que sus manos me quiten mi uniforme. Joder, malditas hormonas.»

—Y es por eso que a veces pienso que no debería ser un pilar —Tomioka concluyó, sacando del trance a Sanemi.

—Vaya, eso suena bastante jodido. Lamento oír todo eso —Shinazugawa había escuchado poco y nada de lo último. Qué mala persona. —De todas formas, creo que deberías ser más positivo y no ser un depresivo de mierda todo el tiempo.

Tomioka frunció el ceño nuevamente. Sanemi casi se desmaya.

—No es tan malo ser introvertido.

Sanemi negó con su cabeza —No quiero decir que ser introvertido esté mal, es que... quizás, si fueras más abierto, tendrías más charla y se acercarían más a ti.

—Realmente no me interesa. —En realidad sí, pero también tenía su orgullo.

—Entonces haz lo que quieras. Como sea, debo irme. —Sanemi se puso de pie, echándole una última mirada a Tomioka —Que descanses. —El albino prosiguió a irse del lugar.

Cuando Tomioka se quedó solo, se permitió morderse el labio. ¿Por qué no pudo dejar de ver los pectorales de Sanemi mientras contaba su pasado?

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Capitulo concluído. No me gustó tanto, pero es que me basé en un video que vi en Tiktok y tenía ganas de hacerlo nomás que no sabía en qué contexto ponerlo 😭. Aún así, creo que me salió bien.

En fin, gracias por leer esta cosa.

Me despido.