14.

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Se podría decir que Sanemi amaba molestar a Tomioka. No sólo con palabras, sino también con acciones.

Como por ejemplo, ponerle la traba para que se tropezara, tirándole del cabello o simplemente dándole un empujón cada que sus caminos se cruzaban.

Esto había empezado a irritar a Tomioka, pero él simplemente no decía ni hacía nada. Porque, ¿qué cambiaría si él reaccionaba? Nada, absolutamente nada. Sería exactamente igual y quizás lo molesten el doble. Por lo que él prefirió mantenerse callado y guardar todo el enojo dentro de él.

En una ocasión, Sanemi decidió llevar un poco más lejos sus "bromas", llegando a callarlo cada vez que Tomioka hablaba con El Patrón, quitándole la comida de las manos o irrumpiendo en su espacio personal al punto de ponerlo incómodo. Casi como lo hacía Kocho.

En una ocasión, Giyu se cansó. —¿Qué necesitas, Shinazugawa? Pareces bastante interesado en los papeles que estoy leyendo.

Ambos estaban en una misión en conjunto, habían luchado contra algunos demonios en la zona y luego habían decidido descansar en una casa de glicinias. Convenientemente, para Sanemi, ambos tendrían que compartir habitación. Obviamente, con su futón correspondiente.

El albino no desaprovechó esa oportunidad para molestar a Tomioka, volviendo a irrumpir en su espacio personal cada vez que tenía la oportunidad.

—Solo estoy leyendo, ¿te molesta? —Preguntó, haciéndose el desentendido.

—De hecho, sí.

—Aburrido. —Sanemi resopló para luego caminar hacia su futón, echándose allí.

—No estoy entendiendo tu comportamiento estos días, Shinazugawa. A veces me molestas, otras te acercas a mi y otras me ignoras. ¿Sufres de bipolaridad? —Tomioka cuestionó con toda la dulzura del mundo. No pensó que Sanemi se enojaría.

—¡¿Qué? No soy bipolar, idiota! —El albino espetó con furia, lanzándole una almohada que Tomioka no vio necesario esquivar. Sanemi no tenía buena puntería.

—¿Entonces quieres ser más cercano a mi?

Sanemi frunció el ceño. —¿Qué carajos? ¿Por qué querría ser cercano a ti?

Tomioka se encogió de hombros —no lo sé, quizás porque últimamente estás más a mi lado que en otros lugares.

—Disfruto molestarte y hacerte pasar malos ratos, no quiero ser tu amigo. Te odio por creerte diferente a los demás, tu actitud me da asco y tu cabello es espantoso.

Tomioka apretó los dedos, arrugando ligeramente los papeles que sostenía y que anteriormente estaba leyendo.

—No lo hagas más.

—¿El qué? —Preguntó.

—El molestarme. No lo hagas más.

—¿Por qué no?

—Porque me hace enojar. —Sanemi sonrió.

—Me importa una mierda que te haga enojar. Es mi forma de divertirme. —El albino tarareó mientras miraba al azabache con una expresión divertida en su rostro.

Tomioka por fin lo miró, se lo veía realmente molesto.

—Ow, ¿qué sucede, señor Tomioka? ¿Acaso llegaste a tu límite? —Sanemi reía. Tomioka dejó los papeles a un lado y caminó hacia él con los puños apretados. Shinazugawa se encogió un poco en su lugar.

—No me llames así.

—¿Por qué no, señor Tomioka?

—Porque te haré gritarlo varias veces si no te detienes ahora mismo con tu maldita actitud. —El albino se congeló en su lugar. ¿Había oído bien? No, seguramente escuchó mal. ¿Fue una especie de... amenaza por parte de Tomioka? Una amenaza extraña.

• ᴍɪɴɪ ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀꜱ • // [ɢɪʏᴜᴜꜱᴀɴᴇ/ɢɪʏᴜꜱᴀɴᴇ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora