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Nemi Shinazugawa, una joven de baja estatura, cabello corto y blanco, pestañas largas y gruesas, y un cuerpo envidiado por varias mujeres, era barista en una cafetería cerca del centro de la ciudad.

La joven era la mayor de seis hermanos, la más parecida a su madre y la más alejada de su padre.

Aunque su padre aún estaba presente en su vida debido a que tenía hijos pequeños, Nemi no podía evitar ver al hombre con asco y desprecio. Aún recuerda los golpes que éste le daba cada vez que se portaba mal cuando aún era una niña pequeña, o cuando golpeaba a su hermano Genya. O las veces que tuvo que oír los gritos de su madre cuando el hombre la golpeaba. Era insoportable y doloroso.

De todas formas, estaba tranquila al saber que su padre había comenzado a ir a terapia para calmar sus problemas de ira para poder acercarse a sus hijos.

La albina, aunque muy bonita, tenía muchas cicatrices por todo su cuerpo y rostro. Esto debido a que cuando aún era adolescente, tuvo un accidente de auto que la dejó varios meses en el hospital. Recuerda los días en los que, aunque estuviera de alta, no salía de casa por miedo a ser etiquetada como un fenómeno.

Pero gracias a su psicóloga, se sintió más segura de sí misma y ya le importaba una mierda lo que los demás pensaran u opinaran de ella.

Empezó a vestirse mejor y a dejar de taparse las cicatrices de su rostro con maquillaje. Después de todo, según Masachika–su mejor amigo de la infancia–, la hacían ver ruda.

Ese día, a Nemi le tocaba el turno de la mañana, por lo que se despertó a las 5AM para prepararse su desayuno y poder arreglarse. Se puso su uniforme, que consistía de una camiseta negra con el logo de la cafetería, una gorra marrón y un delantal del mismo color, y luego salió de casa lista para un nuevo día de trabajo.

Aunque era agotador, Nemi prefería mil veces el turno mañana, después de todo tendría toda la tarde libre una vez que saliera del trabajo.

Tomó el bus frente a su casa y se sentó en los asientos individuales más cerca de la puerta de atrás, no quería estar adelante y tener que darle el asiento a un adulto mayor. Sacó su teléfono, se colocó sus audífonos y abrió su Spotify, viajó por sus listas de reproducción y se decidió por una llena de canciones de Taylor Swift, empezó a ver entre las canciones que más escuchaba y finalmente eligió Delicate.

Cerró sus ojos mientras tarareaba la canción, apoyando su cabeza contra la ventanilla. Estuvo unos 30 minutos hasta que por fin llegó a su parada.

Se bajó del bus escuchando please please please de Sabrina Carpenter. Mientras caminaba hacia su lugar de trabajo, se recogía el cabello en una pequeña cola de caballo caída y se colocó la gorra.

Entró y dejó sus pertenencias en la parte de atrás para luego salir adelante. Su supervisora le indicó que ella se encargaría de la caja ese día. Nemi asintió y se puso manos a la obra.

Atendió a los clientes con una sonrisa, anotando sus pedidos e indicándole a sus compañeras de trabajo lo que debían hacer. A veces intercambiaba puesto con Mitsuri, ella atendía y Nemi se dedicaba a preparar los cafés y las medialunas para los clientes.

Cuando el lugar estaba medianamente lleno y nadie más parecía venir, ambas chicas se dieron un descanso.

—Dios, hoy a sido un día agotador. —Nemi se quejó mientras se apoyaba en el mostrador, observando a cada cliente del lugar.

—Sí, aunque nos van a pagar más. Así que vale la pena cada segundo. —La pelirosa decía mientras limpiaba un poco el mostrador. —Por cierto, ¿le dijiste a Shinobu que debía limpiar el almacén?

• ᴍɪɴɪ ʜɪꜱᴛᴏʀɪᴀꜱ • // [ɢɪʏᴜᴜꜱᴀɴᴇ/ɢɪʏᴜꜱᴀɴᴇ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora