°•• Día 12 ••°

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Esa noche soñé que Jimin me abrazaba. Soñé que me besaba y soñé que susurraba, que me amaba. Fue un sueño extraño, era casi tan real que podía sentir sus caricias.

Movido por la curiosidad, desperté y me encontré al menor entre mis brazos, de inmediato se me dibujó una sonrisa y acaricié su cabello mientras lo observaba con detalle. De repente se sonrojó, aunque en teoría estaba durmiendo, así que no logré entender por qué.
Jimin despertó y me miró con esos hermosos ojos que la luna envidiaba.

— Buenos días hyung

— Buenos días bonito

Besé su mejilla y él sonrió. Desde el beso notaba como nos habíamos vuelto más cercanos y no podía evitar emocionarme por eso.

— Mis padres me matarán si volvemos a faltar a clases

— Pero es viernes... ¿Qué clase de persona va a clases un viernes?

— Yo... Y tú también ibas

— Yo tan solo iba para poder verte a ti

Jimin se sonrojó y me sentí un idiota, eso me pasa por hablar antes de pensar.

— Aun así debo ir a clases...

— Entonces te acompañaré

No tuve más remedio que levantarme y acompañar a Jimin, pasamos por su casa para que él se cambiara y tomara sus cosas y lo llevé a clases. Yo no quise ir porque me daba flojera. Se despidió besando mi mejilla y sonreí embobado, cada vez me estaba volviendo más imbécil, pero por Jimin merecía la pena.

Durante ese tiempo tan solo fumé y caminé por varios lugares. Mi estado de ánimo no era el mejor del mundo, no sabía si esto era vivir, pero había algo de lo que sí que estaba seguro, era el primer día que no quería terminar con mi existencia.

Cuando terminaron las clases fui a buscar a Jimin para poder pasar la tarde con él. Al llegar a la entrada del instituto lo vi hablando con Taehyung y Jungkook, sus dos mejores amigos mucho más imbéciles que yo.

Soy depresivo, sí, pero al menos tengo ego. Soy una mierda, pero una mierda mejor que esos dos.

Taehyung y Jungkook eran los típicos chicos creídos que creían que podrían hacer lo que les salía de las pelotas en cualquier momento. Y en el fondo eso era cierto, Taehyung era el hijo del director y Jungkook era su primo. A veces cuando esos dos se comunicaban como simios me costaba entender cómo Jimin podía soportarlos. De hecho, creo que ahora mismo no los está soportado.

Jimin se veía bastante incómodo. Se encontraba abrazándose a él mismo mientras los otros dos hablaban. Suspiré y fui por él, no me apetecía hablar, así que no lo hice, tan solo tomé su mano y comencé a caminar con él.

— Hyung que haces?...
—Salvarte de dos inútiles, luego me lo agradeces

Lo miré de reojo, soltó una suave risita aunque se veía el agradecimiento en su mirada. No dijimos nada y tan solo fuimos al parque de cerezos donde nos besamos para sentarnos en un banco. Ahora ese era mi lugar favorito.

— ¿Cómo te fueron las clases? — pregunté mientras me encendía un simple cigarrillo.

— Igual que siempre, un poco aburridas

— Creí que te gustaba ir

— Creo que nadie va por gusto al instituto

Reí junto a él y sonreí echando mi cabeza atrás para disfrutar de los tenues rayos de sol.

— Yo iba por gusto para verte

— Debes ser el único

— Entonces eso me hace especial

Nuestras miradas se encontraron y ambos sonreímos.

— Tienes razón hyung, eso te hace especial

Por lo que dijo tomé su bonita mano y entrelacé nuestros dedos. En ese instante sentí una gran calidez en mi interior. Sentí como Jimin acariciaba el torso de mi mano y cerré los ojos queriendo disfrutar el momento.

— Hyung, si algún día dejo de ir a clases, ¿Vos seguirás asistiendo?

— ¿Por qué debería pasar eso?

— Siempre es algo que puede pasar... Mis padres pueden mudarse o pueden cambiarme de institución

— Sería capaz de seguirte hasta el final del mundo

— Eso suena como algo que solo pasa en los libros

Lo miré sin entender qué quería decir. No supe que responder porque no soy bueno con las palabras, así que así terminó la conversación.

Cuando anocheció acompañé al menor hasta su casa. Como ya era costumbre, nos despedimos con un beso en la mejilla y me vi obligado a volver a ese simple edificio donde vivía mi padre. Al menos era de noche y sabía que él no estaría ahí.

Me duché y al terminar me puse unos boxers. Tenía ganas de escribir, pero no sabía exactamente qué. Así que decidí no hacerlo y tan solo me acosté abrazando una almohada imaginando que era mi pequeño Jimin.

𝙔𝙤𝙪𝙧 𝙇𝙞𝙚 - 𝚈𝚘𝚘𝚗𝚖𝚒𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora