Capítulo ventisiete | El mensaje.

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Skylier.

Después del entrenamiento los chicos insistieron en que saliéramos, así que en estos momentos nos encontrábamos en la playa mientras comíamos pizza.

—Entonces le pedí una cita —Leonardo contó—Y ella me respondió, no, me gusta tu mejor amigo, no quiero salir contigo. Pero si en verdad te importo así como tú dices, puedes hablarle a él de mi y así podemos estar juntos. Pero sabes algo, ¿Mami Sky?

—¿Qué cosa? —Le di una mordida a mi rebanada de pizza.

—Esa chica estaba enamorada de papi.

—¿Y esa chica es? —Fruncí las cejas.

—¿Acaso lo que veo es a mami celosa?

—No, no estoy celosa, pero sería bueno saber quién es esa chica.

—Esa chica es Elle.

—Pero Thiago salió con ella.

—Porqué todo lo convencimos, no fue nuestra mejor opción que digamos. —Yo rodeé los ojos.

—Esa chica sigue enamorada de Thiago.

—Pero papi está enamorado de ti, no hay nada de que preocuparse, mami.

—Exacto, no hay nada del cuál preocuparte —Thiago besó mi cabeza, lo mire fijamente y le sonreí.—Solo me importas tu. —Pasó sus brazos sobre mis hombros, atrayendome más a él.

—¿Y si mejor dejamos de hablar de mi vida amorosa y vamos al agua?

—Si, vayamos a darnos un baño o hay que hacer algo.

Mi móvil vibró así que lo busque para después tomarlo, por encima noté que era un mensaje de un número desconocido, no me tome importancia así que lo deje sobre mi mochila para después tomar la ropa que habíamos pasado a recoger al terminar el entrenamiento.

Las chicas y yo caminamos hasta el baño para poder cambiarnos cuando escuché hablar a Ellie, novia de Hunter.

—Sky, que se siente ser novia del capitán de fútbol americano que parecía imposible que una chica lo llegara a conquistar.

—Se siente como si hubiera ganado la lotería, sin duda alguna.

—¿Lo quieres mucho, no?

—No tienen ni idea de lo mucho que lo quiero. —Le respondí viéndome en el espejo mientras agarra mi cabello en una coleta.

—Cuando Thiago te mire, comenzará a babear. —Grace me sonrió.

Al salir los chicos se encontraban jugando voleibol, y me acerque lentamente y al estar atrás de Thiago lo abracé por la espalda

—Preciosa, has regresado.

—¿Me extrañaste? —Bromeé, él río.

—Siempre.

—¿Quieren jugar? —Dijo Tristan.

—Si.

Con una nota de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora