Capítulo ocho | ¿Una cita como amigos?

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Skylier


Hoy saldría con Thiago, termine de arreglarme mientras escuchaba como el timbre del apartamento sonaba y yo aún no había terminado de arreglarme.


—¡Voy! —Grité y salí corriendo mientras colocaba a la perfección mis botines y abría la puerta.

—Pero que preciosa —Me sonrió de lado, yo me mire de arriba a bajo, aún no había terminado de arreglarme.

—Aun no estoy del todo lista.

—Pero te miras preciosa, Skylier.

—Gracias, tu no te miras nada mal.

Realmente se miraba demasiado atractivo, su cabello rubio estaba despeinado, mientras vestía una camisa de color blanco que estaba remangada arriba de sus codos, que la combinó perfectamente con un pantalón de color negro, mi mirada regreso a sus ojos que brillaban.

—¿A terminado el repaso? —Dijo riendo, pero noté que su voz notaba algo ronca y entrecortada.

—¿Sería mejor una foto de recuerdo no crees? Así puedo repasarte cada vez que quiera, ahora regreso y antes de que él pudiera decir algo salí corriendo hasta mi cuarto para terminar de arreglarme, solo tome mi bolsa y pinte mis labios para regresar con él.

—Vamos —Respondió extendiendo su mano, la tomé, sintiendo la calidez que le brindo a la mía de inmediato, caminamos a su auto y él abrió la puerta del copiloto para que pudiera entrar.

El auto olía a él y era un olor demasiado adictivo.

—¿Que haremos?

—Ya verás

Asentí, dejando que el conduciera, mi vista de vez en cuando se clavaba en el, quien respiraba profundamente intentando concentrarse.

—¿Tengo algo en la cara?

—No, para nada.

—Es solo que no dejas de verme

Bien, eso es verdad, pero se mira tan bien que es inevitable apartar la mirada de él.

—Bien, lo siento.

—No es eso.

—No, déjalo, es algo incómodo.

Incómodo para él, porqué por mi parte no era nada incómodo intentar memorizar cada uno de sus gestos.

—Puedes poner algo de música, si quieres.

Asentí, poniendo mi lista de reproducción, la primera canción que comenzó a sonar de Coldplay, Thiago me dió un vistazo rápido

—Buena elección —Chasqueó la lengua, yo asentí.

El resto del camino me la pasé tarareando la canción, hasta que sentí que el auto paro, Thiago abrió la puerta para después ayudarme a salir del auto, tomo mi mano y me guío hasta el interior del lugar.

Este lugar estaba en la nada, con un ligero olor a plantas, olisqueé el lugar, era agradable y la brisa fresca golpeó mi cara y mis brazos, frote mis brazos y seguía a Thiago, cuando me di cuenta que estábamos en una cabaña, entramos y el me miró fijamente, mientras señalaba una manta encima del césped con un par de velas.

Con una nota de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora