Concisamente Mío, Pero Eternamente Tuya

6. Escucha a tu corazón

A
B
C
D
E
F
G
H
Sábado, 15 de Mayo de 1993

Por fin encontré mi blusa roja favorita. Me lo puse en seguida para después seleccionarme las zapatillas negras. Me detuve cuando previ que era mejor no usarlos hasta estar lejos del ático donde estábamos hospedados, entonces rápidamente me los quité y los colgué sobre los dedos.

Salí a hurtadillas de la habitación, al mismo tiempo Kathleen hacía lo mismo, dónde sonreímos entre ambas.
Abrimos la puerta para salirnos menos de un par de segundos, y aún en puntas, nos encaminamos hacia el elevador que se hallaba al fondo del pasillo blanco alfombrado.

─¿Qué quieres hacer primero? ─pregunté, y entramos al elevador en cuanto se abrieron ─. ¿Y bien?

─Vayamos al Casino ─contestó evidentemente contenta, haciéndome sonreír ─, podemos luego ir de compras. ¿Y qué dices de colarnos a una boda? ─me miró pícara.

─Suena a un plan más que perfecto ─chillé de emoción ante su propuesta.

Enseguida me puse las zapatillas negras. Miré hacia abajo y supe que eran esos zapatos que le había pedido a mi tía Angela que los agregara a la maleta donde guardaba varios pares más de zapatos.

Las puertas se abrieron, Kathleen y yo salimos a pasos rápidos por el estrecho pasillo. Miré el reloj de pared de estilo vintage. Eran dos caras, que distinguía la hora de manera silenciosa.

─Son apenas 12:40 de la mañana. Tendríamos que estar de regreso a las dos y media.

─Yo diría que a las tres y media de la mañana.

─No quiero que nos arriesguemos a que tu mamá se entere que no estuvimos en toda la noche ─dije, a lo que Kathleen hizo un berrinche con la boca ─. Ahora vemos ¿está bien?

Asintió aún con los ánimos hacia arriba.

Pude visualizar perfectamente al conductor que nos estuvo acompañando, se hallaba a un lado de las dos puertas góticas de dos metros, esperándonos. Asintió con la cabeza a manera de un saludo formal en cuanto nos acercamos a su espacio. Estiró el brazo uniformado y abrió con tranquilidad las puertas que daban al Avnet's Casino.

Todo estaba como lo recordaba hace unos años. El suelo alfombrado de espirales dorados, y la letra A, refiriéndose al apellido de la familia. El tapizado de las paredes eran de color mármol, y se colgaban unas luces tenues en el techo.

Pero lo mejor era lo que había al fondo del pasillo estrecho.

Habían unas luces adornando el marco de la entrada hacia la enorme sala, que se componía de máquinas en filas, diez en total. El piso de blanco, acompañando de un alfombrado negro.

Era prácticamente como estar en un paraíso. Aún con mucha gente por doquier, era lo parecido a ese lugar.

─¡Estamos aquí, Narella!

─¡Lo sé! ─pegué un grito ─. ¿Quieres ir primero a las maquinas?

Me jaló de la mano sin decir más. Nos encaminamos hacia la segunda fila donde solo una se hallaba libre. Nos posicionamos en una silla, introducimos el dinero restante y jalé aquella palanca de bola negra.